ELECCIONES-ARGENTINA: Fernández en camino despejado

A pesar de que muchos de los consultados afirmaron que no votarían a una mujer para la presidencia de Argentina, la senadora Cristina Fernández marcha al parecer sin tropiezos a suceder en el cargo a su esposo, Néstor Kirchner, según analistas.

Los sondeos más conservadores indican que Fernández puede ganar las elecciones presidenciales del 28 de octubre con 43 por ciento de los votos, mientras sus rivales más cercanos no logran pasar de 15 por ciento.

Algunos creen que Fernández, del sector centroizquierdista del Partido Justicialista (peronista) al igual que su esposo, podría llegar a obtener hasta 50 por ciento de los sufragios. Por su parte, Elisa Carrió, también centroizquierdista pero en la oposición, y Roberto Lavagna, ministro de Economía del segundo tramo del gobierno anterior y de parte del actual, recogen cada uno 15 por ciento de adhesiones, dijeron este martes los encuestadores y analistas Graciela Romer, Rosendo Fraga y Jorge Giacobbe en rueda con corresponsales de la prensa internacional.

Si bien hay una mayoría de votantes que valora la recuperación y estabilidad económica alcanzada durante la gestión de Kirchner, iniciada en mayo de 2003, estos y otros méritos del oficialismo sólo explicarían una parte de la pronosticada victoria de Fernández.

Aunque obtuviera poco más de 40 por ciento de los votos en los comicios, el triunfo promete ser "arrasador", sostuvo Fraga. El sistema electoral argentino permite proclamar presidente en primera ronda al candidato con por lo menos 45 por ciento de los sufragios más uno o con 40 por ciento si hay una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto del segundo.

Giacobbe consideró improbable un escenario de balotaje (segunda vuelta). Pero, aunque finalmente se llegara a esa instancia, también allí se descuenta una victoria de la senadora, apuntó.

"El sentimiento opositor creció en los últimos meses, pero la oposición no puede capitalizarlo", indicó Fraga.

"Nunca en la historia argentina la oposición estuvo más fragmentada que ahora. Por primera vez desde 1916, la centrista Unión Cívica Radical (UCR) no presenta candidato a la presidencia", remarcó.

La UCR fue uno de los partidos más importantes en la historia de este país. Triunfó en los comicios de 1916, los primeros en los que se aplicó el voto secreto y universal, aunque sólo para los hombres, y en 1983 su candidato Raúl Alfonsín fue elegido democráticamente tras siete años de sangrienta dictadura.

Los radicales sufrieron el impacto del colapso de fines de 2001, que obligó a renunciar al presidente Fernando de la Rúa, de ese partido y al frente de un gobierno de coalición, cuando sólo había transcurrido la mitad de su mandato de cuatro años.

La ausencia de un candidato propio —un sector de la UCR apoyará a Lavagna y muchos dirigentes se proclamaron aliados de Kirchner— marca el grado de deterioro de las fuerzas políticas tradicionales y la ausencia de oposición efectiva a la que Fraga hizo referencia.

La imagen positiva del presidente y su gestión retrocedieron sin pausa en los últimos seis meses, principalmente a causa de denuncias de corrupción y por los aumentos de precios al consumidor, que según denuncias se intenta disimular manipulando los índices de precios al consumidor, aspectos que la oposición intenta capitalizar.

Kirchner, quien renunció a postularse a la reelección, tenía más de 60 por ciento de imagen positiva en marzo y hoy bajó a 37 por ciento, dijo Giacobbe."Hay una curva de desgaste en curso y son varios los problemas pendientes", agregó.

Los analistas estiman que Fernández, o Kirchner antes de dejar el poder a su sucesor, o más probablemente sucesora, deberán ajustar la economía, sobre todo respecto de las tarifas de servicios públicos, congeladas desde 2001, y poner "en caja" el gasto público.

Fraga vaticinó que, si gana Fernández, será un gran reto lograr que su mandato sea percibido como el primero, sin arrastrar el desgaste del que antecede.

Fernández se convertiría así en la primera mandataria elegida en las urnas. Es que la única mujer en ese cargo hasta ahora en Argentina fue María Estela Martínez, la esposa de Juan Domingo Perón más conocida por su apodo Isabel, quien sucedió al fundador del justicialismo a su muerte en ejercicio de la presidencia en 1974, por ser la vicepresidenta.

Pero algunos sectores del electorado aún se niegan a otorgar la máxima responsabilidad de la gestión política del país a una mujer. Según Giacobbe, 30 por ciento de los votantes la rechazan para ocupar ese puesto sólo por su género.

El rechazo se ubica principalmente en la franja de personas mayores de 50 años. Dos tercios son hombres, precisó. "Está muy fuerte en ellos la mala imagen" de la esposa de Perón, indicó.

En 1973, Isabel Perón acompañó a su marido como vicepresidenta en la fórmula que lo llevó al poder por tercera vez. Había sido elegido en 1946, reelecto en 1952 y derrocado por sus camaradas del ejército y sus tradicionales enemigos de la Armada en 1955. Vivió en el exilio hasta su victorioso retorno en los años 70.

Perón murió en 1974. Su viuda se hizo cargo del gobierno hasta 1976, cuando fue derrocada en medio de una grave crisis política, económica y social por el golpe de Estado que dio paso a la dictadura de siete años.

Para los analistas, esos tiempos quedaron atrás. En el nuevo escenario, donde están en crisis las identidades del votante con los dos partidos tradicionales (PJ y UCR), "no hay fanatismos", dijo Giacobbe. "Sesenta por ciento del electorado se declara independiente", agregó.

No todos los votantes que se inclinarán por el oficialismo lo hacen encantados, advirtió. "Cuatro por ciento del electorado (consultado) dice que Kirchner hace una gestión excelente y cuatro por ciento dice que es un desastre, el resto reconoce aciertos y desaciertos en distintos balances", explicó Giacobbe.

Para Fraga, el voto no parece tan racional. La clase media, la más beneficiada por la recuperación del consumo durante los cuatro años de gobierno de Kirchner, es más reacia a votar a su esposa que los sectores populares, que son los más vulnerables y no se beneficiaron con la expansión económica.

"Tres cuartas partes de los votantes de Kirchner son lo por el golpe de estado s mismos que tuvo Menem", indicó Fraga. El ex presidente Carlos Menem (1989-1999) se convirtió en el centro de todas las críticas del gobierno de Kirchner por la herencia que dejaron las reformas neoliberales aplicadas durante sus dos gobiernos.

"La base electoral es prácticamente la misma, la diferencia está en que uno de cada cuatro votantes de Menem provenía del centroderecha y uno de cada cuatro votantes de Kirchner viene del centroizquierda", aseguró Fraga.

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