El ciclón Charley que azotó la porción occidental de Cuba en la madrugada del 13 de agosto provocó mucha destrucción y casi nada de lluvias para aliviar la sequía que agobia al país.
«No trajo agua y perdí todo el plátano y los aguacates”, se quejó a Tierramérica Pablo Castillo, un campesino a quien los fuertes vientos le arrebataron, además, el techo de su casa, en la periferia de la capital.
Los embalses de La Habana, provincia que bordea la capital de más de dos millones de habitantes, se beneficiaron poco o nada con las lluvias asociadas al ciclón.
El Instituto de Meteorología esperan que en la actual estación lluviosa, de mayo a octubre, ocurran precipitaciones cercanas o apenas superiores a lo normal en las tres regiones del país, occidente, centro y oriente.
La sequía afecta a todo el país, especialmente a las provincias orientales de Camagüey, Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.