CAMBIO CLIMÁTICO-EEUU: Palabras para enfriar el planeta

A pesar de que ahora manifiesta voluntad de participar en un régimen controlado por la ONU para reducir las emisiones de gases invernadero, Estados Unidos sigue oponiéndose a establecer topes obligatorios.

Harlan Watson, alto negociador climático del gobierno estadounidense, dijo a IPS en Viena que su gobierno implementará "un programa nacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero".

Pero, acotó, "no aceptaremos un régimen internacional obligatorio de topes a las emisiones" como el que estableció en 1997 el Protocolo de Kyoto, vigente desde 2005.

Estados Unidos, el mayor productor mundial de gases invernadero, retiró su firma de este Protocolo, que obliga a los países industrializados a reducir cinco por ciento esas emisiones para 2012 respecto de los niveles de 1990.

El Protocolo de Kyoto no asigna objetivos de reducción o contención a economías emergentes como China e India, cuyas emisiones también son considerables y aumentan a medida que su producción industrial crece a pasos agigantados.
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Watson encabezó en Viena la delegación estadounidense a la ronda de conversaciones entre partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, realizadas allí del 27 al 31 de agosto. El Protocolo de Kyoto es parte de esa convención.

La reunión en la capital austriaca fue preparatoria de la conferencia de las partes que se celebrará en diciembre en la isla indonesia de Bali.

Allí, todos los países discutirán nuevos compromisos internacionales sobre reducción de emisiones correspondientes al periodo posterior a 2012, cuando expire el Protocolo de Kyoto.

Con una emisión promedio de 19,7 toneladas de dióxido de carbono por persona en 2004, y bastante más de 7.000 millones de toneladas en total, Estados Unidos lanza 25 por ciento de los gases invernadero que recibe la atmósfera. En contraste, China, el segundo mayor emisor, produce apenas 3,7 toneladas por persona.

Pero Watson dijo que, incluso sin cumplir con el Protocolo de Kyoto, el gobierno de Estados Unidos "está bien encaminado hacia el cumplimiento de los objetivos fijados en 2002 de reducir 18 por ciento la intensidad de las emisiones para 2012".

"Solamente en 2005, la intensidad de las emisiones de gases invernadero cayó 2,5 por ciento, mucho más rápidamente que la disminución promedio, de 1,9 por ciento, en relación al periodo 1990-2005", aseguró.

Que Watson reconozca que el gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a aceptar un régimen internacional obligatorio de topes a las emisiones confirma diversas acusaciones de organizaciones ambientalistas.

Según ellas, la invitación de Washington a las principales economías mundiales para celebrar el mes próximo una mesa redonda sobre nuevas reducciones a las emisiones es sólo una farsa.

El 31 de mayo, y bajo fuerte presión internacional para aceptar la realidad del cambio climático y sus origen en la actividad humana, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, invitó a los jefes de Estado y de gobierno de 16 importantes economías a reunirse en Washington los días 27 y 28 de septiembre.

Propuso la reunión "para trabajar juntos a fin de lograr los objetivos comunes de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, aumentando la seguridad y la eficiencia energéticas, y sosteniendo el crecimiento económico".

Luego, en la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos celebrada del 6 al 8 de junio en la septentrional ciudad alemana de Heiligendamm, Bush obtuvo apoyo de los otros líderes del G-8.

Entre los 16 países invitados a Washington figuran las principales naciones industrializadas (Alemania, Australia, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) y las mayores economías emergentes (Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México y Sudáfrica).

Bush también invitó a Rusia, a delegados de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y a representantes de la Unión Europea.

Watson dijo que impedir que el recalentamiento global empeore y preservar el clima de la Tierra requerirá "reducciones tremendas" de las emisiones, es decir "bastante más allá de 50 por ciento, en varios países, no solamente en los industrializados, sino también en las naciones en desarrollo".

La evidencia científica sugiere que, para limitar el aumento de las temperaturas globales promedio a dos grados para 2050, será necesario mantener las concentraciones atmosféricas de gases invernadero, causadas principalmente por la quema de combustibles fósiles, por debajo de 450 partes por millón o incluso menos.

Esto conllevará una reducción de las emisiones globales de al menos 50 por ciento para 2050.

Watson negó que Estados Unidos se enfrente con otros países industrializados en su negativa a aceptar topes obligatorios a las emisiones de gases invernadero. "En realidad hay mucho más que une a Europa y Estados Unidos de lo que nos separa", dijo.

La Unión Europea estableció un objetivo de reducir al menos 20 por ciento sus emisiones para 2020. A fin de alcanzar este objetivo, el bloque inició numerosas estrategias, desde reducir las emisiones generadas por automóviles hasta apoyar el uso de fuentes renovables de energía.

Algunas organizaciones ambientales dicen que la posición de Estados Unidos cambió sólo en lo retórico.

"Watson fue muy conciliador", dijo Hans Verolme, experto en materia de clima del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Pero, al mismo tiempo, Estados Unidos se niega a asumir compromisos claros sobre la reducción de emisiones, señaló.

"Europa claramente se comprometió en este sentido. Me encantaría que Estados Unidos" también lo hiciera, declaró Verolme a IPS.

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