Brasil y Mozambique, los dos países más poblados del mundo lusófono, se entienden directamente y en buena sintonía. Ya no es más necesario «el puente portugués» para desarrollar una amplia cooperación a nivel oficial y empresarial.
La visita a Brasil del presidente de Mozambique, Armando Guebuza, iniciada el martes pasado concluyó este fin de semana con la firma de una serie de acuerdos relevantes para el futuro de las relaciones entre los dos países de lengua común y una historia de varios siglos de colonización portuguesa.
Al hacer un balance de su visita, Guebuza hizo especial hincapié en que "la política africana del gobierno del presidente (Luiz Inácio) Lula (da Silva), revela el compromiso de Brasil para la superación de las barreras que impiden al continente africano alcanzar los niveles de desarrollo que ansía".
A modo de ejemplo, el mandatario visitante señaló que "la cooperación en el ámbito de los biocombustibles abre buenas perspectivas para generar empleos e ingresos para muchos mozambiqueños, porque nosotros tenemos un enorme potencial para la producción de materia prima".
Destaco también "el efecto multiplicador" del acuerdo para el combate contra la pobreza y sus impactos para la protección del ambiente y la reducción del recalentamiento global por el efecto invernadero.
Lula ha incentivado constantemente a los países africanos a producir biocombustibles, argumentando que esta opción podrá provocar un gran impacto social en África, además de reducir la emisión de gases de los combustibles fósiles, que causan ese problema.
Brasil podrá también contribuir a viabilizar el potencial hidroeléctrico y petrolífero de Mozambique, recogiendo el guante lanzado por Maputo a empresas internacionales, anunciando que este año será lanzado un concurso mundial para la prospección de esos combustibles en diversas zonas del país.
Entre los proyectos de cooperación en curso, Lula citó el caso de la empresa Companhia Vale do Rio Doce, que opera desde 2004 en la explotación de carbón en Moatize, en el valle de Zambeze, en la occidental provincia mozambiqueña de Tete, cuyo éxito deberá inducir a un nuevo ciclo de inversiones brasileñas en el país africano, en especial en áreas de infraestructuras y energía.
"Portugal que se cuide. Es evidente que no sólo en Mozambique, sino en los demás países africanos, muy especialmente en los de lengua portuguesa, el inmenso e imparable Brasil está avanzando a pasos agigantados", comentó a IPS la profesora italiana Marzia Grassi, experta en temas afro-lusos de la Universidad de Lisboa.
Grassi considera esto "dentro de la más elemental lógica, porque inexplicablemente, durante muchos años Brasil leyó a los luso-africanos en general, a través de Lisboa, pese a existir acuerdos bilaterales de cooperación desde 1981" con Mozambique, el país del África austral de 800.000 kilómetros cuadrados y con 22 millones de habitantes.
En efecto, la visita de Guebuza es la segunda de un presidente de Mozambique a Brasil desde que ese estado se independizó de Portugal en 1975. En 2004, el anterior jefe del Estado, Joaquim Chissano, visitó el vasto país sudamericano en retribución del viaje de Lula a Maputo un año antes.
Una modestia en las relaciones a alto nivel incomprensible para Grassi, porque, con 188 millones de habitantes y 8,5 millones de kilómetros cuadrados, "Brasil es de lejos el mayor país de lengua portuguesa del planeta y hace parte del selecto grupo de las 10 primeras economía mundiales".
Según la economista e investigadora, "la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) ha tenido un papel relevante en este sentido, porque ha permitido una mayor colaboración horizontal, a todo nivel, entre los ocho países lusófonos, un universo disperso en el mundo a distancias enormes".
La CPLP, un proyecto del brasileño José Aparecido de Oliveira, que en su país ocupó los cargos de ministro de Cultura, gobernador del Distrito Federal y de embajador ante Portugal, congrega a los 240 millones de lusófonos de Brasil, a Portugal, al asiático Timor Oriental y a los africanos Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe.
La idea de Aparecido de Oliveira de crear la CPLP fue avalada por el entonces presidente José Sarney (1985-1990), durante la reunión de jefes de Estado de los países de lengua portuguesa en noviembre de 1989 en el brasileño São Luís do Maranhão, Brasil, pero sólo se concretó con una cumbre celebrada en julio de 1996 en Lisboa.
Durante la visita de Guebuza a Brasil se concretaron seis acuerdos, entre ellos un importante protocolo de entendimientos en el área de los biocombustibles renovables, estableciéndose un plan de acción que deberá ser elaborado en 180 días y que promueve la cooperación y el intercambio técnico en este sector.
En esta área, Mozambique ha demostrado un gran interés, basado en la vasta experiencia de Brasil, una potencia mundial en biocombustibles, que con este convenio podría ayudar al país africano, "cada vez menos capaz de enfrentar la creciente instabilidad de los precios internacionales de los combustibles fósiles", apunta un balance de la visita divulgado este lunes por la agencia de noticias portuguesa Lusa.
El combate al flagelo del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el abandono escolar y la agropecauraria, forman parte de la lista de acuerdos que, según analistas portugueses, darán un nuevo impulso al Acuerdo General de Cooperación firmado entre los dos países en 1981.
Guebuza también acordó con Lula la construcción de una planta farmacéutica para la producción de antirretrovirales en Maputo, un proyecto que se comenzó a madurar durante la visita del jefe del mayor Estado de América Latina a Mozambique, en noviembre de 2003. El brasileño Eduardo Costa, director de la Fundación Oswaldo Cruz, responsable por la ejecución de proyecto, declaró en entrevista a la agencia Lusa que la unidad en Mozambique deberá ser inaugurada en 2008.
Mozambique tiene un índice de presencia de sida ligeramente superior a 13 por ciento, con cerca 1,6 millones de personas infectadas, según estimaciones de la organización no gubernamental Rede-Sida, dedicada al combate al flagelo en los países de lengua portuguesa.
En el sector de las enfermedades sexualmente transmisibles, Brasil y Mozambique ya realizan una serie de proyectos, en especial referentes al sida y al VIH, que permitió a muchos mozambiqueños infectados recibir medicamentos donados por Brasil.
Asimismo, en el marco de este tipo de proyectos, médicos mozambiqueños recibieron formación proporcionada por especialistas brasileños en el campo del tratamientos con antirretrovirales, una medicación que disminuye la acción del virus en el organismo, reduce la posibilidad de contagio y garantiza una mejor calidad de vida.
Según expresó Lula durante la visita de Guebuza, "estas iniciativas revelan el compromiso de Brasil con la salud, no sólo en Mozambique sino en todo el continente africano".
En materia de capacitación, Brasil realiza proyectos en Mozambique para alfabetización y educación de adultos, uso de tecnologías de información y comunicación, y educación presencial y a distancia.
En Agricultura, los dos países ya cooperan en el proyecto Desarrollo y Fortalecimiento del Sector de Investigación Agropecuaria, que cuenta con el auxilio de Brasilia, para la creación institucional y operacional del Instituto de Investigación Agraria de Mozambique.
En los nuevos convenios, se está concretando un nuevo acuerdo dedicado a la cooperación técnica en cartografía del campo y registro de propiedades agrícolas, así como la construcción de cisternas en comunidades rurales.
El sector de la justicia también quedó patentado en un protocolo entre los dos gobiernos, estipulando un acuerdo de extradición para permitir que reclusos mozambiqueños y brasileños, en su inmensa mayoría capturados por tráfico de drogas, cumplan las condenas en sus respectivos países.