La exhibición de influencia económica y firmeza diplomática de China en la cumbre de Asia-Pacífico en Sydney es opacada por los mayores juegos de guerra jamás efectuados en la región, dirigidos por Estados Unidos en la bahía de Bengala.
Analistas consideran que estos ejercicios navales conjuntos, en que participan buques de Estados Unidos, Australia, India, Japón y Singapur, integran un plan estratégico de Washington para fortalecer sus vínculos en Asia en un momento en que Beijing intenta proyectar su creciente poderío militar.
Los juegos, llamados Malabar 07-02, se desarrollan luego de los ejercicios navales de menor porte realizados por India, Japón y Estados Unidos en el océano Pacífico occidental a comienzos de este año.
China observa tanto los ejercicios como las conversaciones sobre seguridad que los acompañan con un malestar cada vez mayor.
Beijing protestó cuando India, Japón y Estados Unidos se reunieron en junio con Australia para dialogar sobre una nueva "iniciativa cuadrilateral" y reclamó una explicación oficial.
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También cuestionó por falta de transparencia la agenda de las conversaciones trilaterales sobre seguridad celebradas el sábado por Australia, Japón y Estados Unidos, como actividades suplementarias del foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), que se realizará los días 8 y 9.
APEC está integrado por Australia, Brunei, Canadá, Chile, China, la región administrativa especial china de Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa-Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
El primer ministro australiano John Howard fue rápido en defender las conversaciones del sábado como una "expresión de los intereses comunes de tres democracias del Pacífico".
Pero a Beijing este argumento le suena muy similar al llamado del primer ministro japonés Shinzo Abe a establecer un "arco asiático de la libertad y la prosperidad", que excluye a China.
En una reciente visita a India, Abe dijo ver al arco constituido por democracias a lo largo de los océanos Índico y Pacífico, y citó a India, Estados Unidos, Australia y Japón como sus componentes.
Aunque Beijing comprende los motivos de Japón para buscar aliados mientras observa nerviosamente el crecimiento económico y militar de su vecino, todavía sospecha que el realineamiento de poderes está guiado, en última instancia, por Estados Unidos.
"Vemos un renacimiento de la mentalidad de la Guerra Fría en los esfuerzos de Washington por hallar aliados y socios mientras fortalece su presencia militar en Asia-Pacífico, en Europa oriental y en Asia austral, además de su ocupación indefinida de Iraq", indicó el experto Fu Mengzi en una columna publicada en agosto por estatal diario China Daily.
Fu, investigador del Instituto Chino de Relaciones Internacionales Contemporáneas, alegó que Estados Unidos está decidido a revitalizar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de construir una "alianza" con la "obsesión de forjar relaciones militares" con países que no integran ese bloque.
Estados Unidos, Japón y Australia todavía no tienen un acuerdo trilateral formal, pero en los últimos meses hubo una oleada de conversaciones y negociaciones diplomáticas rumbo a actualizar su alianza de seguridad.
En marzo, Japón y Australia firmaron una declaración sobre seguridad, trazando una estrategia conjunta que incluyó ejercicios militares y cooperación en materia de inteligencia, contraterrorismo y armas de destrucción masiva.
Se espera que otro acuerdo en este sentido, entre Canberra y Washington, se anuncie al cabo de las conversaciones de seguridad del fin de esta semana que se realizan de modo complementario al foro de APEC.
La respuesta oficial de China a lo que sus analistas perciben como un intento de estos tres países por cercarla fue apostar a la apertura e intentar aplacar temores.
Antes del comienzo del foro de APEC, Beijing anunció por sorpresa su decisión de elevar ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un informe anual sobre su gasto militar y sus importaciones y exportaciones de armas convencionales.
El Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que la decisión tenía el objetivo de ejercer la "transparencia" y minimizar la creciente preocupación internacional sobre la rápida escalada militar de China.
El compromiso de una mayor transparencia surge en medio de manifiestas preocupaciones internacionales sobre el gasto militar de China, que crece a un ritmo de dos dígitos casi todos los años desde los 90.
Este año, el presupuesto militar de China creció 17,8 por ciento, a alrededor de 45.000 millones de dólares.
La semana pasada, el ministro de Defensa de China, general Cao Gangchuan, dijo en Japón que la escalada militar de su país se orienta a la autodefensa. "Quienes hablan de la teoría de China como una amenaza militar ignoran la situación, y sus alegatos son infundados", dijo Cao en su discurso público.
La visita del general a Japón —la primera de un ministro chino de Defensa desde 1998— señala un cauto intento de Beijing por restablecer las relaciones bilaterales, luego de un periodo de congelamiento durante el gobierno del ex primer ministro Junichiro Koizumi (2001-2006).
Ambos países acordaron la primera visita de un buque de guerra chino a Japón e intentar el establecimiento de una línea directa de diálogo para solucionar la crisis.
China también hizo gala de cautela ante los intentos de Estados Unidos de seducir a India, y se abstuvo de criticar abiertamente un controvertido acuerdo nuclear civil firmado entre esos dos países.
El acuerdo, firmado el año pasado, habilita a Estados Unidos y a otros países a suministrar tecnología y combustibles nucleares a Nueva Delhi, sin que India tenga que abandonar sus armas nucleares o firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Como miembro del Grupo de Proveedores Nucleares, que necesita alcanzar un consenso sobre el pacto para validarlo, China puede usar su voto para bloquear el acuerdo.
Pero insinuando que el tratado generó oposición de diferentes lados, el Ministerio de Relaciones Exteriores permaneció relativamente calmo en su reacción.
"También hemos notado que dentro del Grupo de Proveedores Nucleares hay diferentes puntos de vista en cuanto a flexibilizar las restricciones sobre exportaciones nucleares a India", dijo la portavoz del Ministerio, Jiang Yu, en una conferencia de prensa realizada el jueves.
"China cree que, con la precondición de acatar sus responsabilidades internacionales, todos los países pueden desarrollar la cooperación en la exploración pacífica de la energía nuclear", agregó.
Pero mientras corteja a los aliados de Estados Unidos en Asia, China continúa forjando relaciones más cercanas con Rusia y con la Organización de Cooperación de Shanghai, que incluye a las repúblicas de Asia central.
Este verano boreal, la organización realizó sus segundas maniobras militares conjuntas, tituladas "Misión de Paz 2007", que reafirmaron el perfil militar cada vez mayor de este organismo regional.
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