El gobierno peruano apuesta a diversificar sus exportaciones, y el dióxido de carbono, el que más pesa entre los gases invernadero que provocan el recalentamiento global, aparece como una alternativa «verde» para embolsar algunas divisas del mismo color.
Perú puede obtener alrededor de 400 millones de dólares entre 2008 y 2012 por la venta de certificados de reducción de emisiones contaminantes al mundo industrializado.
El esquema nació con el Protocolo de Kyoto, que en 1997 en esa ciudad japonesa fijó límites a la cantidad de carbono liberado a la atmósfera por los países ricos, fundamentalmente como consecuencia del uso de combustibles fósiles.
Las inversiones en el llamado Mercado de Desarrollo Limpio (MDL) apuntan a ayudar a las naciones industrializadas a cumplir con la meta de reducir sus emisiones en 5,2 por ciento para 2012, respecto de los niveles de 1990.
Mediante esta fórmula, los países ricos pueden invertir en proyectos de merma de las emisiones en naciones en desarrollo y comprar esos volúmenes ahorrados para compensar, a nivel global, los excesos en que ellos incurren respecto de las metas establecidas.
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Los 1.300 expertos que se reunieron entre el 5 y el 7 de este mes en Lima, en el Segundo Foro Latinoamericano del Carbono, coincidieron en que existe una gran expectativa en la región frente a las oportunidades de negocios que ofrece el mercado internacional de venta de certificados de reducción de emisiones.
América Latina es la destinataria de 40 por ciento de los proyectos de inversión en el MDL.
Según datos de Organización de las Naciones Unidas (ONU), en cuyo marco funciona la junta directiva que regula este mecanismo, corresponden a la región 277 de las 633 iniciativas registradas, que permitirían reducir anualmente unas 33 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono.
Perú figura, según la revista especializada Point Carbon, entre los siete países pioneros en la recepción de inversiones de mecanismos de desarrollo limpio. Busca así hacerse un lugar importante en este mercado, con 71 proyectos que permitirían la reducción de más de 11 millones de toneladas de carbono al año.
Estas iniciativas atraerían una inversión de 3.000 millones de dólares, casi dos veces el monto dedicado al controvertido proyecto gasífero Camisea, dijo a IPS la directora ejecutiva del Fondo Nacional del Ambiente (Fonam), Julia Justos.
"En esto radica la importancia de esta dinámica económica para la región con un crecimiento que garantiza beneficios ambientales", recalcó.
La funcionaria de Fonam indicó que la venta de estos certificados puede aportar a América Latina un ingreso de 1.200 millones de dólares por la reducción de 33 millones de toneladas de carbono.
Un estudio del Banco Mundial sostiene que las inversiones en estos proyectos han pasado de de 11.000 millones de dólares a 30.000 millones entre 2005 y 2006. También se ha incrementado el precio de la tonelada de carbono, que subió de cinco dólares a 10.9 en el mismo lapso.
"Vamos en el camino correcto, pero hay estudios que dicen que, si en verdad queremos neutralizar las emisiones y lograr un desarrollo sustentable, deberíamos tener un precio de 50 dólares la tonelada", señaló a IPS Eduardo Reyes, presidente de los Países Miembros del Banco Mundial ante la Unidad de Financiamiento de Carbono.
Uno de los seis proyectos de Perú aprobados por la ONU es el de la central hidroeléctrica de Poechos, que sustituirá plantas térmicas que generan energía a partir de combustibles fósiles. Permitirá que se dejen de emitir 32.000 toneladas de carbono al año y representa la primera venta de certificados de reducción de este país. El comprador es Holanda.
El proyecto también contempla un plan social, con el que se financiarán los estudios universitarios de un grupo de jóvenes de la zona. "Este aporte voluntario ha marcado una pauta para las otras iniciativas de este tipo", comentó Justos.
Empero, la representante del Centro Riso del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Myriam Hinostroza, señaló que, pese a los avances en el mercado de carbono en América Latina, una de las principales dificultades es obtener financiamiento para proyectos del MDL.
"Por desconocimiento de las oportunidades que brinda este negocio, los bancos no tienen líneas de crédito. Perú tiene un sector privado conservador", apuntó Hinostroza.
América Latina, dijo el viceministro de Energía, Pedro Gamio, "no debe limitarse a la venta de créditos de carbono o metano al mejor postor, sino que debe fomentar energías más limpias y renovables como políticas de Estado".
Gamio agregó que en siete millones de hectáreas deforestadas de la Amazonia peruana se tiene pensado cultivar palma africana, no sólo por su rentabilidad sino porque permitirá proteger el ecosistema. De los 71 proyectos que propone Perú, 11 son forestales y abarcan una superficie de 50.000 hectáreas.
El presidente del Consejo Nacional del Medio Ambiente, Manuel Bernales, destacó que los proyectos tendrían que desarrollarse en lugares estratégicos que se encuentren en riesgo, como las partes altas de la serranía, a causa del deshielo de los glaciares, o la Amazonia, que es la fuente principal de diversidad biológica.