La primera candidata indígena a la presidencia de Guatemala, Rigoberta Menchú, está abajo en las encuestas de intención de voto, pero su postulación sienta un importante precedente y es una señal de apertura del sistema político, consideran analistas.
"Los pueblos indígenas tienen ahora la oportunidad, no sólo de votar, sino de ejercer el poder", afirmó Menchú este martes en una conferencia de prensa ante corresponsales extranjeros.
Ganadora en 1992 del premio Nobel de la Paz, la activista indígena y creadora del movimiento Winaq, una fuerza política en gestación, se presentará a los comicios del 9 de septiembre aliada con el partido centroizquierdista Encuentro por Guatemala, que encabeza Nineth Montenegro, diputada y fundadora del no gubernamental Grupo de Apoyo Mutuo, defensor de los derechos humanos.
Un sondeo publicado la semana pasada por el diario Prensa Libre situaba a Menchú, única mujer entre 14 candidatos, en quinto lugar con 2,42 por ciento de las preferencias de los electores consultados.
Según datos oficiales, 5,9 millones de guatemaltecos están habilitados a concurrir a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 158 diputados y 332 alcaldes.
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Esa encuesta otorgaba la primera posición a Álvaro Colom, de la centroizquierdista Unión Nacional de la Esperanza, con 22 por ciento de las preferencias, seguido del general retirado Otto Pérez Molina, del derechista Partido Patriota, con 17,50 por ciento, y en tercer lugar Alejandro Giammattei, de la gobernante y centroderechista Gran Alianza Nacional, con 7,67 por ciento.
La postulación de Menchú, a la que acompaña el empresario Luís Fernando Montenegro como candidato a vicepresidente, va más allá de los resultados en estos comicios, coinciden analistas políticos consultados por IPS.
"Aunque en términos de voto los logros sean modestos, su candidatura es importante como señal de apertura de un sistema político tradicionalmente dominado por criollos", descendientes de europeos, dijo a IPS Manfredo Marroquín, director del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos.
"Somos la voz de las miles de personas silenciadas, que no tienen cabida y que sólo reciben órdenes", apuntó Menchú y subrayó su condición de mujer e indígena en un país "machista, racista y excluyente".
Más de 40 por ciento de los guatemaltecos son indígenas, con predominancia de los grupos mayas.
La dirigente sostuvo que su candidatura ha sido objeto de campañas negras porque "todos los partidos la agarraron con nosotros y nos han dado palos por todos lados", por ejemplo retirando sus carteles de campaña en algunas comunidades.
Menchú "sabe de las necesidades de los mayas. Trabaja a favor de los indígenas", dijo a IPS Margarita Lares, una nativa de 54 años que viajó desde Tecpan, en el oeste del país, para asistir el domingo al acto de cierre de campaña de la candidata.
En la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional, la premio Nobel comparó las elecciones con un "mercado", criticó a los políticos que gastan millones en proselitismo y presumió de haber podido mantener una campaña "sin padrinos" que financió sólo con la ayuda de simpatizantes.
"El cien por cien de nuestra campaña fue autofinanciado y eso nos da la solvencia moral de que somos una opción de dignidad", observó Menchú en la conferencia de prensa.
Cincuenta y uno por ciento de los 13 millones de guatemaltecos son pobres, proporción que supera 70 por ciento entre la población indígena, según el informe sobre 2006 divulgado este mes por el Instituto Nacional de Estadística.
El Tribunal Supremo Electoral fijó un tope de 42 millones de quetzales (unos seis millones de dólares) para gastos de campaña de cada fuerza política, pero los principales partidos ya han superado esa cifra, según Mirador Electoral, un colectivo de organizaciones que supervisa el proceso eleccionario.
El director de la Misión Indígena de Observación Electoral, Álvaro Pop, dijo a IPS que la candidatura de Menchú, como "mujer indígena que arrastra consigo todas las marginalidades que existen en el país", tiene un "impacto histórico significativo" y supone un "avance cualitativo" de la democracia.
"Queremos que los indígenas participen como sujetos políticos y de derecho. Quisiéramos ver una democracia multicultural", declaró a IPS Otilia Lux, integrante de Winaq y candidata a diputada. De los 158 representantes en el Congreso legislativo unicameral, sólo 13 son de origen maya.
El salto al ruedo político de Winaq (que significa equilibrio e integridad en idioma quiché) es una demanda de los pueblos indígenas que no se había podido materializar hasta ahora "por falta de financiamiento y un liderazgo contundente", dijo Lux.
Con mayoría de miembros indígenas, Winaq pretende conformarse como partido político "de aquí a un año", dijo Lux. Su participación en esta contienda sienta un "gran precedente", confiere experiencia y es paso preliminar para "entrar con una fuerza mayor en las elecciones de 2012", aseveró.
La principal aliada de Winaq y secretaria general de Encuentro por Guatemala, Nineth Montenegro, valoró la incorporación de nuevos protagonistas al escenario político.
"Trataremos de hacer un gobierno incluyente para todos y todas, que busque mejorar la recaudación fiscal y luche por una seguridad integral sin métodos represivos", dijo a IPS Montenegro, quien perdió a su marido en 1984, cuando lo secuestraron fuerzas de seguridad del Estado.
Los favoritos en las encuestas ofrecen "mano dura" o "seguridad total" para combatir la ola de crímenes que afecta a este país.
Menchú condenó este martes la violencia electoral, por la cual han muerto al menos 39 activistas y candidatos de distintos partidos, y anunció que la última víctima, asesinada el lunes, fue Clara Luz López Marroquín, postulante de Encuentro por Guatemala a tercera concejal del municipio de Casillas, departamento de Santa Rosa, en el sur del país.
Varios análisis asocian la postulación de Menchú con la experiencia del presidente indígena boliviano Evo Morales y con el mandatario Hugo Chávez, de Venezuela.
Pero Lux, que fue ministra de Cultura y Deportes del gobierno de Alfonso Portillo (2000-2004) aclaró a IPS que "el nuestro es un proyecto eminentemente nacional. No tiene relación ninguna con Morales o Chávez, aunque sí es cierto que observamos su política para aprender de ellos".
La candidatura de Menchú, de 48 años, surge en un clima de violencia en todas sus formas —contra las mujeres y activistas de derechos humanos, asesinatos y ejecuciones extrajudiciales— y con las heridas aún abiertas de un conflicto armado de 36 años (1960-1996) que dejó 200.000 víctimas entre muertos y desaparecidos, la mayoría indígenas.
El padre de Menchú, dirigente del Comité de Unidad Campesina, murió cuando la policía quemó la embajada de España en 1981 en momentos en que era ocupada por activistas. En los últimos años, la candidata ha impulsado el enjuiciamiento de los acusados de crímenes contra los pueblos indígenas durante la guerra civil.
Tanto Menchú como su compañero de fórmula, Luis Montenegro, relativizaron los resultados de las encuestas y calcularon que lograrán al menos "15 o 20 diputados".
Para Pop, "Rigoberta ya ganó" porque ha logrado crear Winaq, "un fantasma en el imaginario colectivo guatemalteco" que, sin ser aún partido político, recorre el país tejiendo redes de participación indígena.
"Hay Rigoberta Menchú para mucho rato", aseguró a los periodistas la candidata al poner fin a la rueda de prensa.