Científicos estadounidenses y hondureños cooperarán durante tres años para estudiar y proteger a aves migratorias entre las que destaca el diminuto «chipe ceja dorada» (Dendroica chrysoparia), de alas negras y con círculos dorados alrededor de los ojos, que habita a alturas de mil 800 metros e incuba en encinos. Especialistas de Tegucigalpa y del zoológico de Audubon, de la sudoriental ciudad estadounidense de Nueva Orleans, observarán la conducta migratoria de aves que se desplazan entre el sudeste de Estados Unidos y las reservas hondureñas del Parque Nacional «La Tigra», Corralitos, El Picacho y el valle de Amarateca.
A ellos se sumará un grupo de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras, dijo a Tierramérica Jonathan Laínez, de la Unidad de Gestión Ambiental de la alcaldía capitalina.
Se busca conocer meses y rutas de las migraciones, y la condición de los árboles usados para anidar, a fin de definir medidas que eviten la extinción de las aves.