Los «eco-fogones» constituyen un método alternativo para cocinar y los ecologistas consideran que reducen el deterioro del ambiente y de la salud entre los hondureños. Se los usa en sustitución de las hornillas abiertas u hornos tradicionales, que consumen mucha leña y generan humo en las zonas urbanas marginales y del interior de Honduras, causando, según las autoridades de Salud, enfermedades respiratorias y cardíacas.
Los eco-fogones reemplazan la leña por una cámara de combustión herméticamente cerrada y una chimenea que extrae todo el humo de la cocina.
Ignacio Osorto, de la organización AHDESA, que promueve el desarrollo y la microempresa en Tegucigalpa, dijo a Tierramérica que la meta es instalar cerca de 1.400 eco-fogones en la ciudad en los próximos dos años. Otras iniciativas similares existen en el interior del país, particularmente en el oriente, donde más de 176 familias usan este mecanismo.