Cuba introdujo en sus sistemas de riego agrícola la energía eólica, fuente alternativa que ya era usada tradicionalmente para abastecer de agua a la mayoría de las vaquerías del país. En Pinar del Río, 176 kilómetros al occidente de La Habana, unos 190 molinos de viento se añadieron al paisaje campestre, para aportar energía a la irrigación de cultivos de hortalizas y vegetales, como parte de los planes estatales de ahorro de combustible.
Expertos consideran que el empleo de la energía eólica en la isla resulta especialmente efectivo para satisfacer demandas locales a corto plazo, a la vez que complementa la generación del Sistema Eléctrico Nacional.
Una de las regiones con mayores posibilidades para la explotación de esta fuente energética se encuentra en la porción norte de la provincia de Camaguey, distante 570 kilómetros de la capital.