DDHH-MOZAMBIQUE: Ataque al tráfico de humanos

El gobierno de Mozambique impulsa un proyecto de ley para establecer largas condenas de prisión para los traficantes de personas, cuya trágica práctica afecta especialmente a niñas, niños y mujeres.

Más de 1.000 mozambiqueños son llevados cada año por la fuerza o bajo engaño a Sudáfrica, donde se los utiliza como mano de obra barata o esclava o se los obliga a ejercer la prostitución.

Pero esa norma, cuyo texto ya está a estudio del parlamento, no servirá de gran consuelo para Sonia*, quien fue rescatada hace poco más de un año después de haber sido llevada a Sudáfrica para trabajar gratis como empleada doméstica.

Cuando logró volver, ella no quería hablar con su familia acerca de lo que había ocurrido. Lo único que deseaba era mudarse a otra parte de la ciudad para estar sola con sus dos bebés, mellizos.

Sonia, de 34 años, fue engañada por traficantes de personas, quienes le prometieron un trabajo como doméstica a cambio de un salario de 166 dólares mensuales.

Ella sintió que no podía rechazarla: sólo había finalizado el quinto grado de la escuela primaria y estaba sin trabajo. Incluso si hubiese logrado conseguir un empleo en Mozambique, no hubiera obtenido por él más que el salario mínimo de unos 50 dólares.

Sonia fue "contrabandeada" a través de la frontera sin documentos. "Me dijeron que se encargarían de todo", relató.

La mujer describió cómo una tarde, a eso de las siete, cerca de la frontera con Sudáfrica, "un hombre nos guió a través de las matas de arbustos subiendo las colinas. Yo tenía miedo, pero ¿qué podía hacer?".

"Me asusté mucho más cuando perros comenzaron a ladrarnos y la policía sudafricana nos arrestó a todos. Pero entonces ese hombre les pagó un soborno y los policías nos dejaron ir", contó.

Ya en Sudáfrica, Sonia trabajó como empleada doméstica sin recibir jamás un centavo. En su condición de inmigrante indocumentada, se dedicó a la prostitución para sobrevivir. Fue violada por un grupo de hombres, quedó embarazada y se infectó con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida).

Se estima que el tráfico de personas en el sur de África se encuentra en aumento. Está centrado en mujeres y niños, quienes en su mayoría terminan en un prostíbulo o trabajando gratis, como en el caso de Sonia. También se los emplea en la agricultura, como mano de obra barata.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), destacó en un estudio que más de 1.000 mujeres, niños y niñas de Mozambique son víctimas del tráfico de personas hacia Sudáfrica cada año. "El número está en aumento", dijo una funcionaria de la oficina de la IOM en Maputo, Nelly Chimedza.

El proyecto de ley comenzará a ser debatido por los legisladores en septiembre. "Se trata de un gran logro, sobre todo si se tiene en cuenta que hasta ahora no hubo ni una sola condena por este delito en Mozambique", agregó.

Sin embargo, Chimedza advirtió que, incluso si el proyecto se convierte en ley, habrá mucho trabajo por delante antes de que existan garantías de que los traficantes serán llevados ante la justicia.

"El desafío será difundir información sobre la ley, para que la gente tome conciencia de que el tráfico de personas es un delito", advirtió.

Pero aún con conocimiento del tema, "el miedo y la vergüenza persisten", comentó Chimedza. Muchas de las víctimas no quieren hablar sobre su experiencia, ni siquiera con sus parientes más cercanos.

"Prefieren mantener la historia guardada en su interior. La consideran un estigma, especialmente porque con frecuencia existe abuso sexual. Quieren recuperarse de sus heridas en soledad, como en el caso de Sonia", explicó Chimedza.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), apoya campañas de esclarecimiento destinadas a policías, funcionarios de la justicia, líderes comunitarios, padres, mujeres jóvenes y niños.

"La gente no está completamente al tanto de los riesgos del tráfico de personas", señaló un especialista en protección de los niños de Unicef, Mioh Nemoto.

"Es particularmente complicado porque la pobreza es una de las causas subyacentes en el tema del tráfico. A la gente probablemente le dicen que si entregan a sus hijos para que trabajen en Sudáfrica también tendrán la posibilidad de asistir a la escuela", indicó.

Nemoto dijo que no es sencillo tener un panorama claro de la situación porque en las comunidades el tráfico de personas está envuelto en el misterio. "Ignoramos qué es lo que ocurre realmente y sin evidencia resulta complicado enviar el mensaje adecuado", afirmó.

De hecho, también es poco lo que se conoce sobre el destino de la mayoría de las víctimas. "El caso de Sonia es una historia con 'final feliz', porque logró volver, tiene una vivienda propia y se gana la vida como pequeña comerciante", comentó Chimedza.

La casa fue construida por la OIM y Chimedza visita a Sonia con frecuencia para ver cómo sobrelleva la situación.

Pero la funcionaria de la OIM cree que Sonia no está fuera de peligro. Como su pequeño negocio de venta de gaseosas y pescado colapsó por falta de electricidad, comenzó a hablar de comprar mercaderías en Sudáfrica para venderlas en Mozambique.

"Estaba muy entusiasmada con el plan cuando me contó sobre él hace cuatro meses, pero le expliqué que corría el riesgo de toparse nuevamente con los traficantes. Creo que entendió", concluyó Chimedza.

* Sonia es un nombre ficticio. La identidad de la protagonista se mantiene en reserva preservar su seguridad.

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