La rocambolesca historia de la valija con 790.550 dólares, incautada en Buenos Aires al enigmático pasajero de un vuelo privado procedente de la capital venezolana, abonó las críticas sobre Pdvsa como ariete político y posible «caja chica» de operaciones internacionales del gobierno de Hugo Chávez.
En Venezuela rige un severo control cambiario, por lo cual "esos dólares sólo habrían salido o del Banco Central, donde puede hacerse un arqueo, o de Pdvsa (Petróleos de Venezuela SA, parcialmente exenta del control), que es la hipótesis que yo manejo", dijo a IPS el economista opositor José Guerra, ex gerente del instituto emisor.
Según Guerra, las características del caso apuntan a que el propósito del dinero llevado a Buenos Aires "era político", en sintonía con columnistas de prensa que sostuvieron esa hipótesis en varios países americano.
El venezolano Nelson Bocaranda escribió que el grupo viajero en el avión de la firma Royal Class fletado por Enarsa, la empresa estatal de energía de Argentina, llevaba en realidad tres millones de dólares. Otro tanto hicieron Andrés Oppenheimer, del diario estadounidense The Miami Herald, y Jorge Lanata, del periódico argentino Perfil.
El portador del dinero, el empresario venezolano Guido Antonini, quien viajó a Uruguay tras abandonar su valija el pasado 4 de agosto en la aduana argentina, estaría en Miami declarando ante agentes estadounidenses del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y de la agencia antidrogas (DEA), según Bocaranda.
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El líder de un movimiento de trabajadores desocupados argentino Luis D'Elía, ex funcionario del gobierno de Néstor Kirchner y declarado simpatizante del mandatario venezolano, admitió el miércoles que "dinero del chavismo" ha financiado actos de masas en su país, pero, "de allí a financiar organizaciones, no sabemos nada".
Antonini viajó en el vuelo privado Caracas-Buenos Aires invitado por el joven Daniel Uzcátegui Speech, hijo de Diego Uzcátegui Matheus, responsable de Pdvsa en Argentina y asistente del presidente de la corporación y ministro de Energía de Venezuela, Rafael Ramírez.
Uzcátegui Speech fue el encargado de solicitarlo el permiso para su invitado a los responsables de Enarsa y de Pdvsa.
Dos días después de su detención, Chávez llegó a Buenos Aires y selló nuevos acuerdos de cooperación con Kirchner, en tanto la prensa argentina comenzaba a destapar el escándalo. Luego que Chávez partió rumbo a Uruguay, Kirchner destituyó al funcionario responsable del "aventón", Claudio Uberti.
Buenos Aires comenzó a reclamar medidas semejantes de parte de Caracas, pero hace dos días el ministro Ramírez aseguró que ningún funcionario sería destituido, pues así como la justicia argentina había iniciado una investigación, había hecho lo propio la Fiscalía general venezolana.
Sin embargo, este miércoles trascendió que Uzcátegui Matheus fue forzado a renunciar, y así lo recogió la prensa argentina y venezolana, aunque 24 horas después aún no había confirmación o desmentido oficial de tal cosa por parte de Pdvsa y sus funcionarios repetían que "una cosa o la otra" sería informada por Ramírez, quizás con un comunicado escrito.
En ese manejo de los tiempos "pesa la valoración de los muchos negocios entre Pdvsa y Enarsa", comentó a IPS el director de la revista electrónica venezolana Petroleumworld, Elio Ohep, "y no sabemos cuál es el papel que juega aquí por ejemplo el joven Uzcátegui".
Aunque puede verse como un rasgo de opacidad, "quizá Pdvsa está siguiendo su línea en materia de negocios, de informar cuando prácticamente se ha consumado la operación en la que se involucra", dijo Ohep.
"Todas estas denuncias prosperan por la forma como se maneja Pdvsa hoy día", comentó por su parte Heliodoro Quintero, un antiguo representante de Venezuela ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Las autoridades venezolanas, comenzando por su ministro del Interior, Pedro Carreño, han recordado que la responsabilidad por ilícitos penales como portar la suma de dólares sin declararlos "es individual", y que no hay datos sólidos para involucrar a Pdvsa.
También se han paseado, como el canciller Nicolás Maduro, por la hipótesis de que el asunto de la valija fue instrumentado por el gobierno de Estados Unidos para desprestigiar al presidente Chávez y a sus esfuerzos por la unidad sudamericana.
Ramírez apreció en un discurso ante empleados de la industria el miércoles que los ataques a su corporación llegan desde canales de televisión opositores, que "son expertos vomitando odio y les duele que la nueva Pdvsa es un instrumento de redención en América del Sur".
Entre el interés mediático y el hermetismo de Pdvsa se van colando denuncias, como la del ex diputado izquierdista Julio Montoya sobre contratación de taladros petroleros con sobreprecios por millones de dólares a empresas contratistas de maletín, que habría hecho Pdvsa hace pocos meses.
La semana pasada, José Palmar, un sacerdote que se proclama "chavista" y es oriundo de la occidental provincia petrolera de Zulia, se presentó al parlamento con una carretilla en la que llevaba varios legajos, con centenares de folios, que contenían, según dijo, denuncias sobre corrupción en la industria petrolera.
"Y no digo todo lo que sé, porque si lo hago, el gobierno se cae", remató Palmar.
