El recién destituido cónsul boliviano en Chile, Roberto Finot, abrió la polémica al afirmar que ambos países están cerca de acordar una salida al mar para Bolivia. El gobierno de Michelle Bachelet lo contradijo, y el mandatario Evo Morales optó por destituirlo, pero después de ratificar sus dichos.
"Una solución concreta, con todos los detalles y el articulado que requiere, no la veo muy cercana porque hay consideraciones políticas, económicas, jurídicas y constitucionales muy profundas que resolver", señaló a IPS Loreto Correa, investigadora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile.
No obstante, la experta en relaciones chileno-bolivianas aclaró que "estamos más cerca que hace cinco años, cuando en Chile esto era impensable, o que hace 10 años, cuando era un mito futurista", ejemplificó.
Chile y Bolivia interrumpieron sus relaciones diplomáticas en 1978, por las tensiones que causaba el reclamo de La Paz de recuperar su salida soberana al océano Pacífico, perdida en la Guerra del Pacífico (1879-1883), que también involucró a Perú.
Por medio de su victoria militar, Chile se anexó la provincia peruana de Tarapacá y la boliviana de Antofagasta, ambas con costas sobre el Pacífico.
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El lunes, la cancillería chilena fue informada del cese de funciones del cónsul general en Santiago, Finot, debido a "decisiones internas del gobierno" de Morales.
El viernes 3, en un encuentro en Santiago con la prensa extranjera, el diplomático analizó el estado de las relaciones bilaterales, las que asemejó a un largo "noviazgo" que está a punto de convertirse en "matrimonio".
Aunque Finot asoció este futuro "matrimonio" a "una vocación genuina de integración", reconoció que su concreción dependía de la solución de los problemas históricos pendientes, haciendo referencia sobre todo al reclamo marítimo de Bolivia.
En especial, dijo que ambos países estaban "muy cerca" de arribar a un acuerdo, lo que implicaba la entrega a Bolivia de un corredor soberano al norte de la ciudad de Arica por parte de Chile.
Aunque no quiso precisar plazos, sugirió que el arreglo podría ser una realidad en 2008. Tan confiado se mostró que inclusive aseguró que a fines de 2006 casi se vio humo blanco. "Se nos escurrió, dejamos pasar esa opción", sostuvo.
Pero las palabras del ahora ex cónsul, que alcanzó a permanecer ocho meses en Santiago y que será reemplazado interinamente por el vicecónsul Freddy Torrico, no cayeron bien en las autoridades chilenas.
El mismo viernes el subsecretario de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto Van Klaveren, se dijo sorprendido por las declaraciones del diplomático.
"Quiero dejar muy en claro que el señor Finot no ha participado en las conversaciones que yo he sostenido por este tema con mi contraparte boliviana, que es el vicecanciller de Bolivia, don Hugo Fernández", declaró.
Según Van Klaveren, los dichos del cónsul fueron interpretados como "una expresión de deseo de parte del señor Finot, que es muy legítima, pero que no corresponde al estado de avance de nuestras conversaciones con los amigos bolivianos".
Pese al desmentido, Finot reiteró sus palabras el domingo al diario La Prensa de La Paz. "No estuve (en esas reuniones) pero si no creyese en esa posibilidad, en esa opción, si no estuviera realmente convencido de que eso es posible y se debe hacer, yo no estaría cumpliendo ninguna función aquí", dijo.
"Es una apreciación mía, es una evaluación que hago yo por todos los interlocutores que tengo aquí en Chile", puntualizó Finot, quien desde ahora se desempeñará como asesor de la cancillería boliviana.
Conocido el cese, parlamentarios chilenos de todas las tendencias justificaron la decisión.
"Supongo que el gobierno boliviano se cansó de la locuacidad del cónsul y del permanente despliegue de sus puntos de vista personales respecto de temas tan sensibles como el diálogo que tienen Chile y Bolivia sobre la mediterraneidad", dijo al diario El Mercurio el senador del co-gobernante Partido Demócrata Cristiano, Jorge Pizarro.
El senador del opositor y derechista Partido Renovación Nacional, Sergio Romero, dijo que "todo esto surge por haber puesto en la agenda las expectativas inusitadas del tema marítimo".
Todo indicaba que el diplomático había sido removido por extralimitarse en sus declaraciones, lo que podía afectar el curso de las negociaciones, pero el propio Morales ratificó sus dichos, asegurando en un discurso pronunciado el lunes ante el Congreso legislativo en la ciudad de Sucre que "pronto tendremos salida al mar".
"Las declaraciones de Morales hay que entenderlas en su contexto", reflexionó la investigadora Correa, ya que a su juicio el mandatario boliviano utilizó el manido recurso de la reivindicación marítima para contener el "serio problema" por el que atraviesa su país debido a las presiones autonómicas de algunos departamentos.
Otra analista chilena consultada por IPS considera que los dichos de Finot también pueden ser explicados desde esa perspectiva.
"Pese a todo, creo que las relaciones entre los dos países están en muy buen momento. Hay disposición de llevar a cabo la agenda que se había planteado", indicó la investigadora de IDEA.
El principal hito de la nueva etapa en las relaciones bilaterales fue la suscripción en julio de 2006 de la "agenda amplia y común sin exclusiones", que contempla 13 puntos.
Las esperanzas bolivianas se cifraron especialmente en el sexto punto, que establece la "discusión del tema marítimo".
Para Chile, en cambio, parece más importante a corto plazo "el desarrollo de la confianza mutua", en cuyo marco se han producido históricos encuentros entre autoridades políticas y militares de ambos países.
No obstante, Rodrigo Yánez, experto en relaciones internacionales del Instituto Libertad, ligado a la oposición derechista, considera preocupante "el tipo de señales que se están dando" respecto a la demanda marítima porque "pueden generar expectativas difíciles de manejar después".
"Mientras la cancillería chilena declara públicamente que no estamos cerca de un acuerdo", autoridades bolivianas del más alto nivel, como el ex cónsul y el propio presidente Morales, dicen "con convicción" justamente lo contrario, advirtió a IPS el también profesor de derecho internacional de la Universidad Católica de Chile.
Esto es indicativo de que "algo no se está haciendo bien", afirmó.
A su juicio, a Chile "le interesa avanzar en el perfeccionamiento del acceso al mar para Bolivia", cuyas alternativas van desde la entrega de un "corredor" o un "enclave" hasta el establecimiento de "franquicias tributarias", pero recalcó que hoy "no existen las condiciones" para lograr un acuerdo que involucre "cesión de soberanía", como exige Bolivia.
Los principales obstáculos, dice Yánez, son el mayoritario rechazo de la opinión pública chilena, la existencia de un conflicto limítrofe marítimo con Perú (que el gobierno de Alan García llevará a la Corte Internacional de la Haya) y la falta de consenso entre los líderes políticos y sociales de todas las tendencias.
Juan Carlos Concha, miembro de la comisión de relaciones internacionales del Partido Comunista de Chile, cercano al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, cree que la ciudadanía chilena está dividida.
"Por un lado, hay todavía una marcada línea chovinista. Desde la escuela nos han enseñado a despreciar al pueblo boliviano, al igual que a los pueblos indígenas mapuche y aymara, pero creo esto se está rompiendo gracias a la gestión competente y prudente del presidente Evo Morales", dijo a IPS el dirigente comunista.
Su colectividad está trabajando en allanar el camino entre las fuerzas sociales para que los gobiernos de ambos países lleguen a una solución, dijo.
Yánez instó al gobierno de Bachelet a promover "una política de Estado" con respecto a la demanda marítima boliviana, que involucre a diputados y senadores y a la comunidad académica para ir "avanzando en un objetivo país".
Ello podría generar un sustento ciudadano, político, y un acuerdo entre los sectores económicos, indicó.
Aunque Correa destacó que las negociaciones se llevan a cabo con extrema cautela y sigilo, enfatizó que "la política chilena del statu quo no da para más" e hizo un llamado a Bolivia a reanudar relaciones diplomáticas, dado que en la práctica los cónsules actúan como embajadores.