BRASIL-MÉXICO: Alcohol etílico aproxima a Lula y Calderón

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, sumó a México a su estrategia para promover la producción de etanol en la región.

Durante una visita de poco más de un día a este país, el izquierdista Lula y su par mexicano, el conservador Felipe Calderón, firmaron acuerdos de cooperación en materia de biocombustibles y exploración petrolera.

Al hablar en la VII Reunión Plenaria del Comité Empresarial México-Brasil, Lula afirmó que su país "está listo para cooperar con México en el desarrollo de biocombustibles, ya sea etanol derivado de la caña de azúcar o biodiésel que puede extraerse de una gran variedad de semillas y oleaginosas".

Calderón reconoció que se abren para su país oportunidades de "aprender y aprovechar el mercado y la tecnología de biocombustibles, una fuente de energía limpia". También mencionó los agronegocios y las obras de infraestructura como otros ejemplos de áreas "donde juntos seremos mucho más competitivos".

México se encuentra rezagado respecto de Brasil en producción de etanol de caña: refina anualmente apenas 56 millones de litros e importa 164 millones, que utiliza apenas como componente alcohólico. Sólo en dos años contaría con dos refinerías apropiadas para destilar el carburante.
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Brasil, en contraste, elaboró en 2006 más de 17.000 millones de litros y se estima que llegará a 36.000 millones en 2012, gracias a la construcción de 400 destilerías. En 2025, produciría 205.000 millones de litros.

"Queremos contar con el apoyo de México para establecer un mercado mundial para los combustibles limpios, baratos y renovables. Combustibles que pueden crear empleos e ingresos, sobre todo en el campo y para las poblaciones más pobres, sin comprometer la seguridad alimentaria de nuestros países", dijo Lula.

Brasil también está interesado en profundizar la alianza estratégica de la semi-estatal Petrobrás con la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que afronta la amenaza de una caída en su producción: sus reservas de crudo probadas ascienden a unos 15.000 millones de barriles, equivalentes a nueve años de consumo a los niveles actuales.

Petrobrás, la principal empresa brasileña y una de las ocho mayores petroleras del mundo, y Pemex, que se ubica en la décima posición, cuentan con un acuerdo estratégico para la exploración de yacimientos submarinos. La compañía estatal mexicana carece de la tecnología necesaria, que los brasileños sí poseen.

"En materia de energía hay amplio campo para la cooperación. Petrobrás y Pemex ocupan posiciones destacadas en el escenario internacional, tienen gran capacidad y conocimiento técnico y pueden desarrollar más acciones conjuntas", afirmó Lula.

La oposición mexicana ya hizo conocer su rechazo a estos planes. El líder de la izquierda, Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dijo el domingo que "no queremos que se utilice al gobierno de Brasil y a Petrobrás como 'punta de lanza' para privatizar Pemex".

López Obrador agregó que respeta mucho a Lula, "pero el movimiento que represento, una oposición real, verdadera, no acepta que se entregue la riqueza petrolera mexicana a extranjeros, bajo ninguna modalidad".

El líder del PRD perdió las elecciones presidenciales de julio de 2006 ante Calderón, del Partido Acción Nacional, por un margen de 230.000 votos y denunció fraude. Se califica como "presidente legítimo" y se niega a reconocer al gobierno de Calderón.

En el segundo semestre de este año, se prevé que el Congreso legislativo discuta una posible reforma energética en México, cuyo punto central sería la apertura de Pemex a la entrada de capital privado, sin sacrificar la rectoría del Estado.

Esta es la quinta reunión entre Lula y Calderón, cuyo primer encuentro se produjo en octubre pasado cuando el entonces presidente electo de México visitó Brasil. Posteriormente, coincidieron en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) en enero, en la Cumbre del Grupo de Río en Guyana, en marzo, y en la reunión del Grupo de los Ocho países más poderosos en Alemania, en junio de este año.

La visita de Lula ha servido también para terminar de limar asperezas entre ambos países, que surgieron por diferencias respecto de las formas de hacer política en la región y los esquemas de integración en el continente.

Calderón criticó en el foro de Davos los "prejuicios" que impidieron formar el Área de Libre Comercio de las Américas impulsada por Estados Unidos, las estatizaciones de empresas en países como Bolivia y Venezuela y las "dictaduras vitalicias".

Analistas políticos señalaron que se trataba de una alusión al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien ejerce la presidencia desde 1999 y aspira a obtener derecho a la reelección indefinida.

Lula, por su parte, indicó que el mandatario venezolano había sido reelegido democráticamente en tres ocasiones y que Bolivia nacionalizó el gas porque ésa es su única riqueza.

Brasil y México mantienen una callada competencia en diversas áreas. Por ejemplo, ambas naciones aspiran a un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Brasilia parece llevar un paso de ventaja.

En las complejas negociaciones de la llamada Ronda de Doha, de la Organización Mundial del Comercio, que buscan liberalizar el intercambio de bienes y servicios, Brasil se ha puesto junto con India a la cabeza de un grupo de países en desarrollo que reclama se resuelva el mayor obstáculo: los subsidios que Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Japón otorgan a sus productores agrícolas.

Además, Brasil se convirtió en julio en socio estratégico de UE, una condición que sólo comparten China, Estados Unidos e India.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la economía mexicana crecerá 3,2 por ciento en 2007, frente a la proyección de un aumento de 4,5 por ciento en el producto interno bruto de Brasil.

"Nos quedaremos rezagados frente a los brasileños", escribió Enrique Quintana, columnista del diario Reforma, de esta capital.

La balanza comercial también favorece a Brasil, según datos del Ministerio de Desarrollo de ese país. Las exportaciones brasileñas totalizaron 5.552 millones de dólares en 2006, mientras que las ventas mexicanas sólo sumaron 1.147 millones. Se estima que como consecuencia de los acuerdos firmados por Calderón y Lula, el intercambio llegaría a 13.400 millones de dólares en 2010.

El posible ingreso de México al Mercosur, cuyos socios fundadores fueron Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, también fue un tema de discusión durante la visita de Lula.

"Sé que es intención del presidente Calderón observar un poco a América del Sur, mirar también el Mercosur y decidir qué estrategia va a adoptar con otros países sudamericanos, en conjunto con el Mercosur, en conjunto con Brasil, para que podamos empezar a soñar con un proceso de integración más fuerte en toda América Latina", destacó Lula.

Es la segunda vez en menos de una semana que un gobernante sudamericano invita a México a acercarse al Mercosur. El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, realizó la semana pasada un planteamiento similar durante su gira de tres días por México.

Kirchner firmó aquí un acuerdo de cooperación estratégica, luego de un periodo de enfriamiento de las relaciones por las diferencias entre el mandatario argentino y el antecesor de Calderón, Vicente Fox (2000-2006) sobre el congelado ALCA.

Algunos analistas diplomáticos señalaron que Lula también pretendió, con su visita a este país, no perder terreno frente a su par sudamericano.

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