AMBIENTE-COSTA DE MARFIL: Acacias al rescate de mangles

Una organización no gubernamental siembra acacias en Costa de Marfil para permitir la recuperación de los superexplotados mangles, arbustos que pueden impedir la erosión del suelo mientras sus raíces crean espacios que propician la reproducción de varias especies marinas.

Los manglares se hallan a lo largo de las franjas costeras tropicales. Cuando alguno de ellos se reduce dos tercios en menos de 20 años existe un importante motivo de preocupación.

Los manglares que rodean la laguna de Ebrié, en la región meridional de Costa de Marfil, pasaron de ocupar unas 15.000 hectáreas a comienzos de los años 90 a 5.000 hectáreas el año pasado, según cifras del gobierno. Esa pérdida se atribuye a la creciente demanda de madera por parte de las comunidades costeras.

"La sobre-explotación de los manglares de Abidjan (la capital comercial de Costa de Marfil) condujo a la desaparición de numerosas especies vegetales y animales", señaló el ministro de Ambiente, Agua y Bosques, Daniel Ahizi Aka.

Sin embargo, la organización no gubernamental SOS Forêts (SOS Bosques), con sede en Abidjan, intenta frenar esta destrucción, a través del proyecto "Restauración de la biodiversidad y planificación de zonas costeras".
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La iniciativa aspira a plantar cinco hectáreas de acacias en cada aldea del entorno de la laguna para brindar a las comunidades una fuente alternativa de madera, a fin de que los residentes ya no dependan de los manglares para satisfacer sus necesidades energéticas.

"Elegimos las acacias porque crecen rápidamente. Por lo tanto, después de pocos meses las comunidades podrán usar la madera para cocinar", dijo a IPS Mathieu Egnankou, de SOS Forêts.

Esto permitirá que los manglares se recuperen, al tiempo que "las especies de peces en proceso de desaparición serán capaces de reproducirse y los cocodrilos podrán regresar", agregó.

Tras una fase piloto de más de un año, ahora el proyecto se extiende, y ya comenzó a arrojar resultados en la aldea de Abatta.

Una visita de IPS a esta comunidad halló a un grupo de hombres y mujeres jóvenes ocupados recolectando las ramas caídas en la nueva plantación, para asegurarse de que eso también sea usado de modo sostenible.

Por el momento, se prohíbe "sacar de raíz o talar árboles. Cada familia de la aldea viene aquí para recoger leña para la semana; ahora es nuestra única fuente de energía", explicó uno de los jóvenes.

Inicialmente hubo cierta resistencia, porque los habitantes de la aldea temían no poder obtener la madera que necesitaban.

"Pero al evolucionar el proyecto nos volvimos conscientes de que era importante para nosotros y para el futuro de nuestros hijos participar en el proyecto, contribuir con la protección del ambiente", dijo a IPS Charles Agba, miembro del comité piloto de la iniciativa en el área de Abatta.

Otras siete aldeas también son objeto de la siembra de acacias.

Además, el proyecto titulado "Restauración de la biodiversidad y planificación de las zonas costeras" aspira a hacer que las comunidades comiencen a usar hornos que consuman menos energía, en medio de una difundida reticencia a usar más gas, al que se considera peligroso y caro.

"Comprar un cilindro de gas cuesta entre 20 y 50 dólares, lo cual resulta excesivo para muchos marfileños. Nosotros ya estamos acostumbrados a la leña", argumentó Bernard Kassi, quien vive en la meridional localidad de Bingerville.

Según el Informe de Desarrollo Humano 2006 de la Organización de las Naciones Unidas, casi 15 por ciento de los marfileños viven debajo de la línea de pobreza de un dólar diario, y cerca de 50 por ciento con menos de dos dólares por día.

Los hornos eficientes en materia de energía permiten calentar dos ollas en un solo fuego, al transmitirse el calor de la primera a la segunda. Según Egnankou, con estos hornos mejorados las familias pueden reducir a la mitad su consumo de leña.

El proyecto tiene un costo de 45.800 dólares y es financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Sin embargo, Egnankou advirtió que se necesita hacer mucho más para custodiar la flora y la fauna de Costa de Marfil.

"Hoy prácticamente no hay políticas de protección ambiental en Costa de Marfil", señaló, también lamentando la incapacidad del país de asegurar la implementación de políticas ambientales.

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