La promesa de empresas de naciones industrializadas y de países en desarrollo de respetar normas laborales, ambientales, de derechos humanos y contra la corrupción, generó entusiasmo en autoridades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y escepticismo en numerosas entidades de la sociedad civil.
La declaración final de la conferencia del Pacto Mundial (Global Compact), que concluyó este viernes en esta ciudad, proclama "la importancia de los negocios y de los empresarios" pero sin comprometerse con normas de carácter vinculante.
Tampoco contempla denunciar a las compañías que violen los derechos humanos, afirmó el jefe de la campaña de comercio de la no gubernamental ActionAid, Aftab Alam Khan.
"El Pacto Mundial se ha convertido en una plataforma donde los empresarios se admiran mutuamente mientras se mantienen al margen de las regulaciones de cumplimiento obligatorio", dijo Khan a IPS. Por eso las compañías transnacionales están felices, insistió.
Lo más grave, señaló Khan, es que la ONU también está satisfecha y sus funcionarios se muestran felices. "Olvidaron su propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, que el año próximo celebrará su 60 aniversario", dijo el experto de ActionAid.
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"Esto es inaceptable y nosotros no compartimos esta clase de estrategias de la ONU, de la que esperamos un liderazgo orientado hacia los derechos humanos, hacia el derecho a la alimentación", sostuvo Khan.
La ONU lanzó el 31 de enero de 1999 el Pacto Mundial, que consiste en un pedido a las empresas para que adopten 10 principios de acción, entre los que figuran el apoyo y el respeto a los derechos humanos fundamentales y el compromiso de no ser cómplices en la violación de esas garantías.
La declaración aprobada en la conferencia de esta semana por unas 1.000 personas, entre las que figuran empresarios, representantes gubernamentales y dirigentes de entidades sociales, expone que la pobreza, los ingresos desiguales, el proteccionismo y la ausencia de oportunidades de trabajo decente amenazan "la paz mundial y los mercados".
Los firmantes entienden que "la necesidad de acción es urgente". Los negocios, como un factor clave de la globalización, pueden ser una fuerza enorme y beneficiosa, indicaron.
El texto de los hombres de negocios sólo se ocupa del problema de la corrupción cuando recomienda acciones que deberían emprender los gobiernos y los apremia a ratificar la convención de la ONU sobre la corrupción. Ninguna mención al tema figura en las descripciones del papel de las empresas en la sociedad.
La corrupción había sido omitida del texto original del Pacto, que consistía de sólo nueve puntos. Fue agregada, como ítem número 10, con una recomendación para que las empresas luchen contra la corrupción en todas sus formas, incluidas la extorsión y el soborno.
Los otros puntos proponen que, en el plano laboral, las empresas deberían apoyar la libertad de afiliación sindical y el reconocimiento de la negociación colectiva. También tendrían que contribuir para la eliminación de toda forma de trabajo forzoso. Otro punto se refiere a la erradicación del trabajo infantil, seguido por una demanda de abolir las prácticas de discriminación en el empleo.
Tres principios se ocupan de cuestiones ecológicas. Uno, propone un enfoque preventivo para la protección del ambiente. Las empresas deberían igualmente adoptar iniciativas favorables a una mayor responsabilidad en esta materia y, finalmente, favorecer el desarrollo y la difusión de tecnologías no contaminantes.
Según el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, "el liderazgo de los mercados y el liderazgo sostenible van de la mano". De tal forma, se favorecerá la creación de mercados más sostenibles, lo que ayudará a mejorar la vida de numerosas personas en el planeta, dijo el titular del organismo mundial.
El secretario general de la ONU aludió al carácter meramente voluntario del Pacto Mundial y recordó a los empresarios que esto "no significa ser irresponsable". Los actos valen más que las palabras y, por eso, "al comprometernos a un nuevo encuentro dentro de tres años asumamos nuestro papel para dar un sentido concreto a esta declaración", apuntó.
Este aspecto fue resaltado por la no gubernamental Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), que tiene sedes en Ginebra y París. A siete años y medio del lanzamiento del Pacto Mundial, ningún mecanismo ha sido establecido para supervisar los compromisos asumidos por las empresas, cuestionó la FIDH.
En consecuencia, las compañías que no respetan o son cómplices en la violación de los derechos humanos, laborales y ambientales o emplean prácticas corruptas, pueden permanecer como miembros del Pacto Mundial y beneficiarse por su adhesión en términos de su imagen pública, cuestionó la entidad.
La FIDH rescató la advertencia del secretario general de la ONU acerca de que el carácter voluntario del Pacto Mundial no implica ser "irresponsable". Las palabras de Ban Ki-moon deben ser escuchadas y las actividades de las empresas comprometidas "seriamente supervisadas", dijo la FIDH.
La declaración de los empresarios demandó a los gobiernos que apoyaran un sistema de libre comercio internacional y desalentaran el proteccionismo.
ActionAid estimó que ese punto es uno de los problemas más serios de la declaración. Con ese llamado, "las compañías transnacionales están reclamando, bajo la protección de la ONU, que los países en desarrollo abran sus mercados", dijo Khan.
"Esto es ridículo. Los países ricos y sus compañías se han beneficiado del proteccionismo de sus propias industrias y agricultura y ahora están ejerciendo enorme presión sobre los países en desarrollo para que abran su sector agrícola, con la destrucción del sustento de sus campesinos", enfatizó Khan.
Asimismo, recordó que ActionAid se incorporó en 2000 al Pacto Mundial "porque queríamos observar esta oportunidad". Sin embargo, "nos desilusionamos y lo abandonamos en 2003. Ahora no tenemos más esperanzas en esto", dijo el experto paquistaní.
Khan definió al Pacto Mundial como un ejercicio de relaciones públicas para que las compañías transnacionales "se promuevan a sí mismas como 'buenos muchachos' mientras violan los derechos humanos", como ocurre en Ghana y Sudáfrica, donde ActionAid comprobó que "prominentes miembros del Pacto cometen abusos contra esos derechos", dijo.