El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, finalizó este martes una visita a México en la que sembró y abonó acuerdos para mantener a su país en la ruta de lo que algunos consideran proceso de reconquista.
Empresas españolas suman más de 22.000 millones de dólares en inversiones directas y participación en casi 2.500 negocios en México, por lo que ese país europeo se convierte en uno de los actores extranjeros centrales en la economía mexicana.
En consonancia con esos intereses, el gobernante español cumplió sus tres días de visita acompañado de una numerosa comitiva de protagonismo empresario.
Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), recibió deferencias del conservador gobierno de Felipe Calderón y de políticos de todos los signos, reservadas sólo a unos pocos visitantes extranjeros.
Incluso la oposición izquierdista, que lo había declarado inicialmente persona non grata, reculó y acabó dialogando con él, y el alcalde de la capital, Marcelo Ebrard, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), le entregó la llave de la ciudad en una cálida ceremonia.
Zapatero fue condecorado por la Universidad Nacional Autónoma de México con la medalla Isidro Fabela, que reconoce a quienes impulsan la justicia e igualdad entre los pueblos.
El gobernante cerró la visita en un foro empresarial bilateral y en una ceremonia en el Poder Legislativo, para luego partir hacia Panamá.
La visita de un jefe de gobierno de España es relevante por los vínculos culturales centenarios entre las dos naciones, pero sobre todo por los intereses comerciales cada vez más fuertes, dijo a IPS el empresario textil Martín Rodríguez, español que vive en México desde inicios de los años 90.
"Aquí estamos muy cómodos porque nos identificamos con la cultura y se nos permite hacer negocios", señaló Rodríguez, dedicado a la importación de vestimenta desde su país.
Desde comienzos de la década pasada, empresas de España vienen apostando fuertes inversiones en América Latina, especialmente en México.
Entre 2000 y 2006 esas inversiones alcanzaron los 22.340 millones de dólares en este país, lo que convirtió a España en el principal inversionista europeo en este país. Casi la mitad de esa suma se concentró en la banca, y el resto se repartió entre empresas comerciales, la industria manufacturera y el turismo.
El comercio bilateral llegó a 7.000 millones de dólares en 2006, con un aumento de 800 millones de dólares respecto de 2005.
España avanza en un proceso de reconquista de México diferente a la colonización que se extendió entre 1521 y 1821. Ahora se trata estrictamente de una conquista económica, en la que, según los acuerdos y los discursos oficiales, se respetan las diferencias y la cultura.
España protagoniza esa expansión en toda América Latina desde comienzos de los años 90, como consecuencia del desarrollo de su economía capitalista. Entre las mayores empresas transnacionales presentes en esta región, por su volumen de ventas, se cuentan Telefónica de España y la petrolera hispano-argentina Repsol YPF.
En una encuesta realizada por la consultora de opinión pública Zogby International a quienes define como miembros de las "elites latinoamericanas" —funcionarios gubernamentales, periodistas, académicos y empresarios—, 37 por ciento de los entrevistados consideraron a España como el mejor amigo de sus países, seguida por Estados Unidos, con 12 por ciento de respuestas, y por Brasil, con 10 por ciento.
El sondeo regional realizado en 2004 por la organización Latinobarómetro, con sede en Chile, arrojó 68 por ciento de opiniones positivas sobre España, 54 por ciento buenas y 14 por ciento muy buenas.
"España y México somos naciones amigas y pueblos hermanos. México se congratula del excelente nivel que guarda su relación con España y en especial de la cooperación que existe entre ambos gobiernos, sentada en más de 50 acuerdos y convenios en muy diversos ámbitos", dijo Calderón.
Los dos gobernantes firmaron una declaración en la que se comprometieron a reforzar la cooperación y la lucha contra el terrorismo y su financiación, el blanqueo de capitales, la delincuencia organizada y el narcotráfico.
Además, prometieron a agilizar los mecanismos de extradición e instalaron el Foro de Diálogo México-España, donde participarán autoridades y miembros de la sociedad civil, la academia y la cultura de las dos naciones.
Zapatero y Calderón acordaron además facilitar el intercambio comercial y las inversiones recíprocas.
La presencia de Zapatero fue inicialmente declarada no grata por el izquierdista Frente Amplio Progresista, del que forma parte el PRD, principal fuerza de oposición.
Tal postura tuvo su origen en el conflicto desatado por los polémicos comicios presidenciales mexicanos de julio de 2006, cuando Madrid se apresuró a saludar el triunfo de Calderón mientras estaba en curso una impugnación por fraude emitida por la izquierda. El ahora presidente se impuso por menos de un punto porcentual sobre el candidato del PRD, Manuel López Obrador.
Con todo, a último momento del lunes dirigentes del Frente se reunieron con Zapatero y declararon que era bienvenido a México.