La creación de una «OPEP del gas», símil de la Organización de Países Exportadores de Petróleo con el que han coqueteado productores como Irán, Rusia y Venezuela, es todavía, por la naturaleza del mercado, un lejano espejismo.
"No tiene ninguna factibilidad, ni en esta década ni en la próxima; quizá en el futuro distante, pero no para todo el producto sino para el gas natural licuado (LNG)", comentó a IPS Luis Giusti, ex presidente del grupo estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
El gas ha sido un negocio regional y no global. "No tiene un mercado abierto, no pasa por procesos intermedios, como en el caso del crudo en las refinerías, sino que a tu hogar u otro centro de consumo llega el mismo metano que se produce en el pozo", explicó Giusti, consultor del londinense Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos.
A la inexistencia de un mercado abierto "corresponden mercados regulados: cuando se hace un emprendimiento se calcula el costo marginal de largo plazo, es decir, se acuerda entre productor y consumidor un precio con un porcentaje determinado de ganancia".
Por ejemplo, si un proyecto se estructura para vender a dos dólares el millón de BTU (Unidades Térmicas Británicas) y no hay quien lo pague, se busca al que pueda pagar 1,95 o 1,90 dólares "en una especie de escalera a la medida", dijo Giusti.
Otro indicador es que, si un buque para transportar petróleo puede costar 20 millones de dólares, uno para llevar gas puede valer 300 millones, "lo que da una idea de cómo el gas obliga a trabajar proyectos con un mercado pactado", agregó el experto.
Países exportadores del fluido crearon un foro de reflexión que se ha reunido seis veces desde 2001 y, en la sesión de Doha en abril, Venezuela sondeó la creación de una OPEP del gas, iniciativa del presidente de este país, Hugo Chávez, que fue considerada "interesante" por su par ruso, Vladimir Putin.
El Foro está integrado por Argelia, Bolivia, Brunei, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Libia, Malasia, Nigeria, Omán, Qatar, Rusia y Trinidad y Tobago, que controlan más de 70 por ciento de las reservas y más de 42 por ciento de la producción mundial de gas.
De los 6.400 billones de pies cúbicos de reservas globales de gas, Rusia tiene 26,3 por ciento, Irán 15,5 por ciento, Qatar 14 por ciento, Arabia Saudita siete por ciento, Emiratos Árabes Unidos seis por ciento, Estados Unidos 5,9 por ciento, Nigeria 5,2 por ciento, Argelia 4,5 por ciento y Venezuela 4,3 por ciento.
El Foro de Doha, sin embargo, rechazó "la formación de cartel alguno que controle los precios del gas", dijo el ministro ruso de Energía, Víctor Jristensko, mientras su homólogo indonesio, Purnomo Yusgiantoro, reiteraba la apreciación de que ello se debía a que su "comercialización es completamente diferente a la del petróleo".
Estadísticas de la firma trasnacional británica BP dan cuenta de que en mundo se comercializaron en 2006 a través de fronteras unos 748.000 millones de metros cúbicos de LNG (algo más de la cuarta parte del consumo total), 537.000 millones de los cuales a través de gasoductos y 211.000 en buques metaneros.
En el mundo, apuntó el especialista venezolano Diego González, hay 208 países o territorios que consumen petróleo, frente a sólo 107 consumidores de gas, fluido además exportado por 36 países, mientras que 65 son exportadores petroleros.
Estados Unidos, que consume unos 25 billones de pies cúbicos, 22 por ciento del total mundial, produce de modo doméstico 20 billones, acarrea cuatro billones por tubería desde la vecina Canadá y sólo importa licuado en buques un billón de pies cúbicos, dijo Giusti.
En Doha, el delegado iraní Kazempur Ardebili expresó el apoyo de Teherán "a una alianza que defienda los intereses de los productores y los consumidores, algo que no vaya contra ninguna de las partes".
Desde Budapest, el comisario de Energía de la Unión Europea, Andris Piebalgs, pidió expresamente a los congregados en Doha que no creasen una nueva OPEP "que podría estrangular el mercado gasista" y frenar las inversiones de ese bloque en el sector.
Europa depende de los suministros de Rusia, que, por otra parte, "tiene absoluta independencia en el manejo de su gas, incluso como arma política, y no depende de alianzas con productores como Venezuela, cuyo gas está asociado a una producción petrolera y no dispone por ahora de gas libre para exportar", explicó Giusti.
"Es claro que no hay suficiente interés en las potencias gasíferas para una asociación de este tipo", observó a IPS Francisco Mieres, profesor del postgrado en Economía Petrolera en la Universidad Central de Venezuela y ex embajador en Moscú. "Incluso quienes lo han propuesto lo han hecho sin mayor emoción", agregó.
La tendencia global para con este hidrocarburo "sustenta la inversión en producción y contratos de comercialización de largo plazo, de 15 o 20 años, que tienden al agotamiento del recurso, con reservas para apenas unos 60 años a las tasas actuales de consumo y menos aún con el crecimiento de la economía global y la incorporación de nuevos grandes consumidores como China, India y Brasil", apuntó Mieres.
Venezuela también impulsó, en una Cumbre Energética Sudamericana realizada en abril, la creación de una Organización de Países Productores y Exportadores de Gas de América del Sur, que buscaría acuerdos sobre inversiones, suministros y tarifas.
La pieza clave para esta operación regional es La Paz, "porque Venezuela tiene 150 billones de pies cúbicos, pero sólo 15 son de gas libre y el resto está dominado por lo que se decida en materia petrolera, mientras que Bolivia tiene 52 billones de pies cúbicos de gas libre", recordó Giusti.
Venezuela, aunque se percibe como un futuro exportador de gas, afronta déficit del fluido en su occidente y pactó con la vecina Colombia la importación del producto durante varios años, para lo cual se tiende un oleoducto en la frontera norte.
