ECONOMÍA-BOLIVIA: Inflación, el pan amargo del gobierno

La inflación amenaza complicar los éxitos en materia económica que el presidente de Bolivia, Evo Morales, cosechó en su primer año de gestión.

Analistas económicos llegan a estimar que el aumento de los precios puede ubicarse al finalizar este 2007 en torno de 12 por ciento anual, lejos de los indicadores de los últimos años, que mostraron un promedio de 4,6 por ciento. Alimentos básicos como el pan figuran entre los que muestran una preocupante tendencia ascendente.

Sin embargo, los cálculos del gobierno aún están lejos de esos indicadores y estimaciones. A comienzos de este año, se proyectaba un alza del costo de vida dentro del rango de tres a cinco por ciento, pero el acumulado en los primeros seis meses alcanzó a 3,7 por ciento y calculado desde junio de 2006 a junio de 2007 fue de 6,59 por ciento.

Junto con los precios, aumentaron las oportunidades para que la oposición cuestione el manejo de la economía por parte del gobierno. Critican la flexibilidad oficial frente a las demandas sociales y apuntan al crecimiento de la masa de dinero en manos de los bolivianos.

El incremento de ingresos derivados del narcotráfico es uno de los factores que, según los expertos, explican el aumento del circulante, algo que para la teoría económica más ortodoxa es disparador del alza de los precios.

Los argumentos del gobierno frente a la espiral inflacionaria y en particular el modo de combatirla, resultaron poco serios. Por ejemplo, al sugerir a los habitantes de la región tropical del país que reemplacen el pan por la yuca, un tubérculo tradicional de la zona.

Pero el economista Fernando Campero Paz entiende que se trata de una inflación "virtuosa", porque se origina en un exceso de demanda. El mayor poder de compra de la población, argumentó, se ve enfrentado a un sector privado "lento y temeroso" que no invierte y no aumenta la oferta.

Morales destacó en foros internacionales que el producto bruto interno (PIB) creció 4,6 por ciento en 2006 y que el sector público tuvo un superávit de 1.000 millones de dólares a causa de la renegociación de contratos con 12 empresas petroleras transnacionales. También destacó que existe una baja inflación anual, que ubicó en torno a 4,9 por ciento.

El director de la no gubernamental Fundación Milenio, Napoleón Pacheco, señaló a IPS que el aumento de dinero en circulación y la caída en la producción agropecuaria a causa de inundaciones en la zona oriental del país son los principales factores que alimentan la inflación.

En mayo de este año, la base monetaria era de aproximadamente 1.358 millones de dólares, frente a los 658 millones que la constituían a fines de 2003, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los economistas denominan base monetaria a la suma del dinero en poder de la población (circulante) más el monto de los "depósitos a la vista": cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias, cuyos fondos pueden ser retirados al instante, a diferencia de los plazos fijos (depósitos a término).

En este país con 67 por ciento de sus 9,3 millones de habitantes bajo la línea de pobreza y que genera un PBI de 11.178 millones de dólares, la práctica de ajustar los cinturones no es inusual. Una etapa de bonanza, sin embargo, se registró en los últimos años a causa del aumento de las materias primas en el mercado internacional.

Datos del INE indican que las exportaciones pasaron de 2.810 millones de dólares en 2005 a 4.223 millones en 2006. Pacheco agregó al aumento de las ventas al exterior los beneficios para el país que implican la llegada de remesas de dineros de emigrantes a sus familias. Como tercer elemento están las divisas generadas por el tráfico de cocaína.

Cálculos de analistas ubican que los ingresos derivados del narcotráfico representan alrededor de ocho por ciento de las exportaciones legales y que la producción equivale a dos por ciento del PBI, aproximadamente.

La escalada de precios incidió directamente en el "pan de batalla", el principal producto alimenticio de la canasta familiar, elaborado con un porcentaje de harina de trigo mayor al que se emplea en el de procedencia estadounidense. Cada pieza tiene un peso de 60 gramos y es cocida sobre la superficie de hornos de ladrillo.

El "pan de batalla", también conocido como "marraqueta", se ha convertido en la unidad de medida de la pobreza porque, combinado con una gaseosa o una banana, reemplaza al almuerzo o la cena de indigentes.

A principios de año, un dólar estadounidense permitía comprar 26,5 unidades de "pan de batalla", pero con el aumento de su precio de alrededor de 30 por ciento ahora sólo es posible adquirir 20 panes con un dólar.

Pacheco consideró que existen "deficiencias" en las operaciones del Banco Central de Bolivia destinadas a reducir el dinero circulante mediante la venta de títulos del Tesoro. La idea de la medida es captar la moneda en circulación a cambio de un "papel" que paga al tenedor una tasa de interés. La contrapartida es un aumento de la deuda pública.

El analista también señaló que la apreciación la moneda local, el boliviano, respecto del dólar alentará la importación de una mayor cantidad de productos extranjeros, que inundarán el mercado y desplazarán a los nacionales.

Esta semana, el Banco Central anunció una nueva apreciación de la moneda respecto del dólar como una herramienta para combatir la inflación. Ahora cada dólar cuesta 7,93 bolivianos.

De esta forma, cuando las divisas que ingresan por ventas al exterior se convierten a la moneda local existen menos bolivianos en circulación y, según la teoría monetarista, el aumento de precios resulta inferior.

Antes esta estrategia, los exportadores hicieron oír su protesta.

Esa reducción en la masa de moneda local que reciben las empresas que venden al exterior es "un elevado castigo", dijo a IPS el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Eduardo Bracamonte.

"Cada vez recibimos menor cantidad de dinero y debemos pagar impuestos y contratar mano de obra que cobra salarios que van en ascenso", indicó Bracamonte, quien espera reunirse con el gobierno para exponer la situación del sector empresarial.

Las empresas privadas esperan superar este año los 4.000 millones de dólares en ventas al exterior de productos no tradicionales, que excluyen a la minería y los hidrocarburos.

El sector financiero ha visto un incremento sustancial en los depósitos, explicó el representante de los banqueros del departamento de Santa Cruz, Eduardo Paz. En el primer semestre de este año, los bancos captaron depósitos por 480 millones de dólares y sólo entregaron créditos por 180 millones.

El dato refuerza la teoría de los empresarios: dicen que la ausencia de garantías jurídicas es el principal factor que lleva a guardar el dinero en lugar de invertirlo en actividades productivas.

Las inundaciones de comienzos de año en la zona oriental de Bolivia, el clima de incertidumbre política, la permanente confrontación en algunas regiones y las disputas en la Asamblea Constituyente desalienta las inversiones y repercute en la producción e inflación, señaló Paz.

Pacheco consideró urgente la adopción de un conjunto de medidas dirigidas a disminuir la cantidad de dinero en circulación para bajar la inflación y lamentó la "flexibilidad" gubernamental frente a las demandas sociales.

Así se crean expectativas y se otorgan beneficios que podrían generar este año un déficit fiscal de cuatro por ciento, frente a otro cuatro por ciento, pero de superávit, registrado en 2006.

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