La población misquita de Honduras y Nicaragua mostró sus reservas ante un proyecto “Corazón Biológico Mesoamericano” del Banco Mundial, por considerarlo excluyente y atentatorio contra la preservación de su etnia. El proyecto intenta preservar los sistemas nacionales de áreas protegidas del corredor que, con 3,4 millones de hectáreas, contiene los más representativos hábitat y ecosistemas de la región centroamericana. Tendrá un costo de 12 millones de dólares y una duración de seis años a partir de 2006.
Edgardo Benítez, líder misquito hondureño, dijo a Tierramérica que la Coordinadora Binacional MUIHKA («hermano» en lengua misquita) ve con recelo el plan porque «no están considerando preservar también el patrimonio humano y cultural, que somos nosotros».
Esas tierras «son nuestras y deben ser legalizadas», agregó, aclarando sin embargo que ellos no se oponen a que se preserven las reservas ecológicas, pero que «debe haber una participación activa y no excluyente» de su comunidad.