Una distancia mínima de 100 metros entre un cultivo comercial de maíz transgénico y otro de maíz convencional u orgánico es suficiente para evitar una contaminación, según una propuesta de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Brasil. «La Comisión es incoherente, pues la distancia exigida para los experimentos de campo fue de 400 metros. Estudios ya realizados no fueron tomados en cuenta. Ya existe un registro de contaminación a 800 metros», dijo a Tierramérica Gabriela Vuolo, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace Brasil.
Por determinación judicial, el maíz transgénico de la firma alemana Bayer, resistente al herbicida glufosinato de amonio, sólo podrá ser liberado para la siembra comercial después de determinarse reglas de control y de coexistencia entre los cultivos. Estas normas deben ser definidas antes de mediados de agosto.