GRUPO DE LOS OCHO: Pocas nueces en Heiligendamm

La cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, concluida este viernes, quedará en la historia como una de las que generó más expectativas y requirió las más grandes medidas de seguridad, pero tuvo los más pobres resultados.

Crédito: Gobierno Federal de Alemania
Crédito: Gobierno Federal de Alemania
El encuentro en esta ciudad alemana sobre el mar Báltico terminó con dos promesas vagas y no vinculantes: destinar más ayuda para el desarrollo de África y negociar un nuevo régimen para reducir los gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario, cuando venza el Protocolo de Kyoto en 2012.

El fracaso del G-8 en Heiligendamm seguramente dejará una marca en la credibilidad de las futuras cumbres.

Los jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia se despidieron este viernes sin haber alcanzado un acuerdo sobre las negociaciones comerciales internacionales o sobre la eliminación de los subsidios agrícolas en el Norte industrializado, temas de crucial interés para el Sur en desarrollo.

Tampoco se logró un acuerdo, como se esperaba, sobre los fondos de protección, que distorsionan los mercados financieros internacionales, ni sobre el estatus político de la provincia serbia de Kosovo.
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Los únicos acuerdos que alcanzaron los líderes del G-8 en Heiligendamm, sobre el cambio climático y la ayuda a África, son vistos por activistas como compromisos débiles, que tuvieron el único objetivo de ocultar el hecho de que la cumbre fue un completo fracaso.

Este viernes, los líderes de los países más poderosos acordaron destinar 60.000 millones de dólares "en los próximos años" a la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la tuberculosis y la malaria, y otros 500.000 millones a un programa de desarrollo en África

En una declaración conjunta sobre el continente africano divulgada este viernes, los líderes del G-8 prometieron "acelerar sus esfuerzos para contribuir a la meta del acceso universal a completos programas para la prevención el VIH/Sida, tratamiento y apoyo para 2010".

El objetivo de la ayuda es "desarrollar y fortalecer los sistemas de salud de tal manera que la atención médica, en especial la primaria, pueda ser provista sobre una base sostenible y equitativa para reducir las enfermedades y la mortalidad, con particular atención a las necesidades de los más vulnerables a las infecciones, como las adolescentes, las mujeres y los niños", añade el texto.

El G-8 se comprometió a "continuar los esfuerzos hacia esas metas para proveer al menos unos 60.000 millones de dólares en los próximos años, e invitar a otros donantes a contribuir también".

La mitad del dinero será desembolsado por Estados Unidos, y el resto por los otros siete países. Alemania tiene previsto incrementar sus contribuciones al fondo en 5.400 millones de dólares para 2015, anunció la ministra de Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul.

Además de la ayuda a la lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis, el G-8 confirmó una donación extra de 500 millones de dólares este año como parte del proyecto "Educación para todos" de desarrollo sostenible para África.

Pero expertos en desarrollo y en asistencia internacional sostienen que estas nuevas promesas constituyen un paso atrás, comparadas con las hechas en la última cumbre del G-8, celebrada en la localidad escocesa de Gleneagles, donde se acordó duplicar la ayuda al desarrollo para 2010.

"Toda la declaración (de ayuda a África) es sólo cosmética", dijo Ulrich Post, experto en desarrollo de la organización gubernamental Welthungerhilfe, una de las más importantes de Alemania.

Post lamentó que la declaración del G-8 "sólo menciona la agricultura en el continente con una sola frase".

"Frente a las más de 200 millones de personas que sufren de desnutrición crónica, de las que 80 por ciento viven en áreas rurales, esta actitud es escandalosa", sostuvo.

Según la organización Oxfam, las nuevas promesas del G-8 para África representan, en el mejor de los casos, "apenas 3.000 millones de dólares extra en ayuda para 2010".

Otros activistas criticaron la ambigüedad de la declaración, que no establece plazos para la entrega de los fondos.

El lenguaje de la declaración es "deliberadamente engañoso. Estoy exasperado", dijo el músico de rock irlandés y activista contra la pobreza Bono.

Por otra parte, la nueva promesa de ayuda a la lucha contra las enfermedades no cumple con la meta estimada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que calcula una inversión de por lo menos 15.000 millones de dólares anuales para combatir el sida para 2010.

Los líderes del G-8 en Heiligendamm se comprometieron a volcar apenas 12.000 millones de dólares al año para luchar contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

El acuerdo referido a los gases invernadero también fue visto como nada más que cosmética.

En su declaración, los líderes expresaron preocupación por los "últimos informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU), los cuales concluyeron que las temperaturas globales están aumentando, que esto es causado por actividades humanas y que están previstos grandes cambios en la estructura y en el funcionamiento de los ecosistemas".

Sin embargo, el presidente estadounidense George W. Bush y su par ruso Vladimir Putin aceptaron solamente "considerar seriamente las decisiones tomadas por la Unión Europea, Canadá y Japón, que incluyen por lo menos reducir a la mitad las emisiones globales para 2050".

Este acuerdo abre la puerta a una negociación internacional hacia un nuevo régimen de reducción de gases invernadero bajo el marco de la ONU y con la participación de Estados Unidos, destacó Christoph Bals, director de la organización ambientalista alemana Germanwatch.

Sin embargo, la declaración no es vinculante, y las próximas negociaciones en la conferencia de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, prevista para diciembre en Indonesia, será la primera prueba del compromiso estadounidense y también del de economías emergentes como China e India.

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