Mientras los líderes del G-8, el grupo de países más poderosos del planeta, se preparan para la cumbre que sostendrán la semana que viene en el balneario alemán de Heiligendamm, el velero «Estelle» zarpó de la costa de Finlandia y se encuentra en alta mar, rumbo al lugar del encuentro entre los jefes de las potencias.
Si los vientos lo acompañan, el "Estelle" entregará una petición a favor de la protección del ambiente.
Los 17 tripulantes del barco declaran que su intención es llamar la atención de los jefes de Estado del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) sobre la deuda ecológica que las naciones industrializadas tienen con los países en desarrollo. Por eso pusieron proa hacia la cumbre que se realizará entre el 6 y el 8 de junio.
El viaje durará alrededor de una semana, dependiendo de las condiciones del tiempo.
"Los problemas de los países en desarrollo han sido una constante en los encuentros del G-8 desde la década de 1990, pero no queremos plantear la cuestión en términos exclusivamente monetarios", declaró Teppo Eskelinen, un integrante de la filial finlandesa de la organización internacional ecologista Amigos de la Tierra.
"La deuda de los países en desarrollo ya ha sido saldada, porque el modelo de producción y consumo de los países del Norte se basa en la explotación de recursos baratos del Sur", declaró Elina Toivonen, la coordinadora de la travesía del "Estelle".
"Nuestro estilo de vida destruye los medios de vida en los países en desarrollo a causa de los residuos, la contaminación ambiental, la degradación de ecosistemas y el cambio climático", agregó.
El problema de la deuda "adquiere un nuevo significado cuando nos preguntamos cuánto le debemos nosotros, los países industrializados, a las naciones del Sur por la destrucción ambiental que hemos causado", dijo Toivonen.
Según Eskelinen, cuando la deuda es analizada exclusivamente en términos económicos se oculta el hecho de que gran parte de los préstamos se otorgaron para promover la eficiencia en el uso de los recursos naturales, que serían luego transferidos a los países del Norte.
"Cuando las naciones del Sur quedaron endeudadas, el Banco Mundial, controlado por el G-8, les exigió exportar más y más de sus recursos naturales para pagar los créditos", le dijo Eskelinen a IPS.
"Esto les generó una carga ambiental mucho más pesada, porque debieron sobreexplotar sus recursos", agregó.
En la última cumbre del G-8 en Gleneagles, Escocia, dos años atrás, el problema de la deuda de los países en desarrollo se convirtió en el centro de una campaña internacional, que llevó al perdón de 40.000 millones de dólares adeudados por 18 naciones, mayoritariamente de África.
Esta medida significó a los países deudores un ahorro de 1.500 millones de dólares al año en concepto de devolución de préstamos.
Sin embargo, argumentó Eskelinen, "la lógica que sustenta el endeudamiento debe ser revertida. Es el Norte quien debe pagar a los países en desarrollo en lugar del camino inverso, como ha sido de práctica hasta ahora".
Los países del G-8 generan 65 por ciento del producto bruto mundial.
El "Estelle", sin embargo, no nació por obra de la cumbre del G-8. La idea de utilizar un velero como herramienta de campaña para promover el desarrollo fue alumbrada en 1985 por Jyrki Polkki, un artesano en instrumentos musicales que quería promover un intercambio más justo entre el Norte y el Sur.
El velero llevaría bienes a los países del Sur en trueque por productos con valor agregado, en lugar de materias primas, la principal fuente de ingresos para las naciones emergentes.
En 2002, el "Estelle" puso proa hacia Angola con un cargamento de ayuda humanitaria y navegó de vuelta a Finlandia con artesanías y diversos productos locales elaborados por pequeños productores angoleños, comentó a IPS Jyri Jaakkola, organizador de las actividades relacionadas con el G-8.
La promoción de un intercambio comercial justo y la preservación del ambiente son los principios motores de las campañas del "Estelle", agregó.
En este verano del hemisferio Norte, el velero navegará hacia las ciudades más importantes de Gran Bretaña y Polonia para diseminar ante una audiencia más amplia la idea de un comercio justo, indicó Jaakkola. "Queremos mostrar el vínculo entre un intercambio justo y la protección del ambiente. Creemos que existe una estrecha relación entre la justicia social y una ecología sustentable", señaló.
"Cuando los productores obtienen un mejor precio pueden proteger el ambiente, porque es algo que los beneficia. Pero si deben producir al más bajo costo posible no pueden pensar en esto, ya que su preocupación principal será explotar una gran cantidad de materia prima", dijo Jaakkola.
Durante la cumbre del G-8, alrededor de 100.000 activistas se reunirán en Rostock, una ciudad vecina al lugar del encuentro de los jefes de Estado, para llevar adelante sus propias deliberaciones. Se realizarán más de 120 seminarios y el "Estelle" será la sede de alguno de estos talleres de trabajo, informó Jaakkola a IPS.