El anuncio de la renuncia a partir de octubre del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el español Rodrigo de Rato, renovó los llamados a reformar los mecanismos por los que se cubre ese cargo.
En su mensaje al personal del FMI, De Rato, de 58 años, dijo que tomó la decisión por razones personales, vinculadas con la educación de sus hijos.
"Las circunstancias y responsabilidades de mi familia, en particular la educación de mis hijos, constituyen la razón para retirarme más temprano de lo previsto del Fondo", anotó el funcionario español.
El noveno director gerente del FMI dejará el cargo en octubre, luego de las reuniones anuales conjuntas de ese organismo y el Banco Mundial en Washington.
De Rato fue ministro de Finanzas en el gobierno español que presidió el conservador José María Aznar y encabeza el FMI desde junio de 2004.
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Su gestión ha sido calificada de mediocre y deslucida, mientras trataba de salvar la imagen del FMI a medida que cada vez más países dejaban de aceptar sus recomendaciones de política económica.
Bajo su conducción, el FMI afrontó un virtual éxodo de países tomadores de sus créditos, en evidente rechazo de sus condicionamientos. El mecanismo preferido fue el pago anticipado de sus deudas.
El Fondo recibió críticas a comienzos de este año por establecer sus informes y préstamos sin consultar a la sociedad civil de los países a los que supuestamente beneficiaba.
Pero De Rato trató de formular algunas respuestas a estas quejas.
La dirección del FMI acordó en septiembre establecer en un plazo de dos años una nueva fórmula de reparto del poder de decisión, por el cual ya se aumentó la cuota de votos de países como China, Corea del Sur, México y Turquía.
También manifestó su coincidencia con los críticos que creen necesaria una reforma del proceso de designación del director gerente del organismo.
Varias organizaciones de la sociedad civil y académicas dedicadas a estudiar la gestión del FMI recordaron esos llamados de De Rato al reclamar un cambio en los mecanismos por los que se seleccionará a su sucesor.
El proceso está determinado por un antiguo acuerdo entre las dos grandes potencias económicas que controlan el Fondo y el Banco —Estados Unidos y la actual Unión Europea—, según el cual el director gerente del primero es europeo y el presidente del segundo, estadounidense.
"Más que limitar la búsqueda a Europa, los gobernadores del FMI (representantes de países y grupos de países) deberían abrir el campo de juego y apelar a la experiencia del mundo en desarrollo", dijo Bernice Romero, de la organización humanitaria Oxfam Internacional.
Instituciones europeas de la sociedad civil como ActionAid, Christian Aid, la Fundación Nueva Economía y el Proyecto Bretton Woods manifestaron reclamos similares.
"Los países europeos tienen ahora una segunda oportunidad para conducir la reforma de las instituciones financieras internacionales", dijo Peter Chowla, del Proyecto Bretton Woods, con sede en Londres.
Pero el éxito de estos llamados aún está por verse. Mientras se procesaba este año la renuncia del presidente del Banco Mundial Paul Wolfowitz, se registraron iniciativas por el estilo. Pero Estados Unidos se negó a renunciar a esa posición.
El próximo presidente del Banco, Robert Zoellick, es estadounidense y fue designado 17 días después de que Wolfowitz anunciara su renuncia.
Pero los críticos de las instituciones financieras internacionales creen que no es demasiado tarde para presionar, pues los países europeos parecen menos dispuestos a conservar sus privilegios en el Fondo.
El Departamento de Desarrollo Internacional del gobierno de Gran Bretaña propuso en julio un sistema para la designación de los conductores de estas instituciones basado sobre el mérito de los candidatos.
"Perdieron una oportunidad histórica con la renuncia de Wolfowitz. Pero pueden ponerse a tiro asegurándose de que el próximo director gerente del FMI sea seleccionado a través de un proceso abierto, transparente e inclusivo, que se base sobre el mérito y no sobre la nacionalidad", dijo Chowla.
Los tres meses que restan para la partida de De Rato son un periodo lo suficientemente amplio como para concretar una revisión del proceso, según el Proyecto Bretton Woods.
Organizaciones de la sociedad civil y países en desarrollo consideran que el actual proceso de selección del director gerente del FMI y del presidente del Banco Mundial está monopolizado por las naciones ricas, a pesar de que la mayoría de las operaciones de esas dos instituciones se desarrollan en el Sur pobre.
Un grupo de trabajo conjunto del Banco y el Fondo recomendó en abril de 2001 una apertura del proceso de selección del director gerente.
Las juntas ejecutivas de las dos instituciones adoptaron la recomendación como guía para sus futuros pasos, pero aún no la han implementado.