El gobierno venezolano indemnizará a unas tres mil 500 familias pobres perjudicadas por el aumento del caudal del Lago de Valencia, en el norte del país, ocurrido en 2005, pero centenares más se quejan de falta de asistencia. Luisa Arteaga, autoridad de la cuenca, dijo a Tierramérica que «sanear el lago –para lo que se invirtieron 70 millones de dólares– puede demorar seis años, luego que se construyan colectores de aguas negras que descargan industrias y poblaciones vecinas, y se lleve ese desecho a plantas de tratamiento».
Para evitar el desborde del lago, de 340 kilómetros cuadrados, se desviará alguno de sus 17 afluentes y se involucrará a la población en campañas de saneamiento.
El 22 de marzo, Día Mundial del Agua, vecinos, jóvenes y niños colectaron desechos sólidos en las riberas del lago.