El lunes 5, Día Mundial del Medio Ambiente, la organización Greenpeace concedió el Premio Condorazo Ambiental 2006 al magnate Anacleto Angelini, acusado de provocar desastres ecológicos con plantas de celulosa en el sur de Chile.
Un activista disfrazado de demonio y dos hermosas diablitas entregaron el «reconocimiento» a Charles Kimberg, gerente de Operaciones Corporativas de Celulosa Arauco y Constitución (Celco), de Angelini, en Santiago.
Angelini mereció el galardón por la destrucción del santuario natural del río Cruces, en la austral provincia de Valdivia, y por construir en la central región del Ñuble otra papelera que contaminará el río Itata y un valle agrícola, dijo a Tierramérica Mónica Infante, directora de Comunicaciones de Greenpeace-Chile.
«Condorazo» deriva de condoro –por el personaje de historietas Condorito– y en el habla popular chilena alude a conductas tontas.