PENA DE MUERTE: Una vida consagrada a la vida

El periodista y editor francés Michel Taube fundó la organización Juntos Contra la Pena de Muerte hace siete años, con el objetivo de convertirla en una voz mundial en la lucha por la abolición universal de este castigo extremo.

En ese momento pocos compartían su convicción. Francia había abolido la pena de muerte ya en 1981 y para entonces el castigo sólo suscitaba una controversia muy suave.

Las protestas por las condenas a muerte y ejecuciones solían ser esporádicas, concentradas en países lejanos, como China, Vietnam y Estados Unidos.

En siete años, la asociación se convirtió en una fuerza mundial clave en la campaña por la abolición. Organizó tres congresos mundiales, el último de ellos en febrero en París, con la presencia de unos 600 participantes.

Entre sus miembros figuran prestigiosas personalidades internacionales, incluidos el ex ministro de Justicia de Francia, Robert Badinter, bajo cuyo liderazgo moral Francia abolió la pena capital, y la activista por los derechos humanos Bianca Jagger.
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Desde 2002, el mundo celebra el Día Mundial Contra la Pena de Muerte el 10 de octubre. Esto se debe a la iniciativa de la Coalición Mundial Contra la Pena de Muerte, que Taube también preside.

Esta alianza planetaria concentra su atención en alentar un debate internacional y apoyando a los activistas que participan en las distintas campañas contra este castigo extremo.

Taube, nacido en 1967 en la nororiental ciudad francesa de Colmar, también está presente en conferencias y debates sobre este tema en África, Asia y América Latina.

A mediados de mayo participó en un simposio en Marruecos, convocado por organizaciones de derechos humanos de ese país en asociación con Amnistía Internacional, con el fin de presionar al rey Mohammed VI.

"La decisión del gobierno marroquí de abolir la pena de muerte sería un gran paso hacia la consolidación de la modernización democrática del país", dijo Taube en Rabat.

En esa ocasión, Taube observó que 31 naciones africanas ya abolieron ese castigo, lo que representa más de la mitad de los países de ese continente. Ahora la batalla es para que se prohíba en el resto.

Taube trabaja como periodista desde comienzos de los años 90, y dirigió una casa editorial en su país entre 1998 y 2002.

Pero su principal actividad fue siempre la defensa de los derechos humanos. En ese sentido, participa en actividades de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y de la Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo.

También es autor de varios libros, como "Carta abierta a los estadounidenses para la abolición de la pena de muerte".

"Queremos promover la abolición universal de la pena de muerte mediante un punto de vista político global, armonizando una concepción humana de la justicia penal y la defensa de los derechos humanos", dijo Taube.

"Nuestra aspiración es universalizar la validez de los derechos humanos", agregó.

Sus críticos a menudo lo acusan de poner un excesivo énfasis en los derechos de los acusados e ignorar el sufrimiento de las víctimas y sus familiares. Según ellos, los argumentos que desacreditan el valor de las ejecuciones como factor disuasivo de la criminalidad son académicos y no se ajustan al mundo real.

Taube responde que entre los opositores más apasionados a la pena de muerte en Europa se encuentran familiares de las víctimas de los delitos más graves. También recuerda estadísticas según las cuales la pena capital no ha disuadido a los delincuentes de Estados Unidos.

Pero su oposición a la pena de muerte trasciende estos argumentos. Tiene sus raíces en una posición filosófica sobre el delito, el castigo y el valor de la ley en una sociedad democrática.

"La historia europea muestra que, paradójicamente, las razones para abolir la pena de muerte surgieron de la confrontación con los peores horrores políticos y los crímenes más bárbaros", dijo Taube.

"En Europa central y oriental, la abolición se volvió obvia y políticamente viable tras la caída de los regímenes comunistas totalitarios. También en España y Portugal luego del fin de las dictaduras de derecha de Francisco Franco y Antonio de Oliveira Salazar", continuó.

"Solamente un Estado democrático que es capaz de controlar su propio poder, puede renunciar a la pena de muerte", opinó.

"Cuando un Estado condena a muerte a alguien dice: el Estado no necesita molestarse en solucionar la razón del delito, porque castigar es suficiente. Una condena a muerte es la confesión de un fracaso de la justicia, que se convierte en un instrumento de venganza, en vez de un medio de restablecer un orden social pacífico", agregó.

Taube también subrayó que tales argumentos contra la pena de muerte parecen haber ganado adeptos en todo el mundo en los últimos siete años. La cantidad de países que la abolieron aumenta de modo constante y que los casos de ejecuciones se reducen drásticamente.

"Cuando Francia abolió la pena de muerte, en 1981, unos pocos países lo habían hecho. Hoy, 25 años después, 97 países la prohibieron oficialmente y otros 20 más dejaron de aplicarla durante más de 10 años", recordó Taube.

En toda Europa, indicó Taube, sólo Belarús mantiene este castigo extremo, así como Cuba y Guatemala en América Latina. Pero la pena capital es aplicada masivamente en regímenes totalitarios de Asia y África.

Sin embargo, Taube no olvida que algunas democracias, como Japón y Estados Unidos, continúan aplicando la pena de muerte, impermeables a los argumentos y apelaciones morales de Europa.

"En Japón, las ejecuciones están envueltas en el más profundo de los silencios. Allí, la opinión pública es completamente insensible al debate internacional al respecto", señaló Taube.

Por otro lado, la percepción de la población estadounidense ha cambiado para mejor, dijo.

"Ahora hay abogados estadounidenses entrenados para defender a los condenados, y menos ejecuciones que hace un par de años. Aunque la sociedad de Estados Unidos siga evitando discutir la posible abolición, en los tribunales se desarrolla una evolución tranquila, con lo que se han salvado vidas", sostuvo Taube.

Pero el activista admite que ese proceso no se percibe en la mayor parte del mundo árabe y musulmán. Es por eso que la celebración del Día Mundial Contra la Pena de Muerte este año se concentre en apoyar la campaña para abolir ese castigo en esa área del planeta.

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