El Mercosur se juega la vida en el Parlamento unicameral que finalizó su sesión inaugural este martes en la capital uruguaya, advierten analistas en un lenguaje crudo que los legisladores evitan, si bien admiten que de su buen desempeño depende la propia la integración.
La legislatura inaugural se constituyó con 18 representantes por cada uno de los cuatro países fundadores del Mercosur en 1991 —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay—, designados por sus parlamentos nacionales, a los cuales se suman legisladores de Venezuela, con voz pero sin voto hasta que finalice su proceso de integración plena.
Los diputados regionales e invitados especiales a la reunión plenaria de dos días se cuidaron de remarcar "el salto cualitativo" institucional que entraña, salvo los únicos integrantes y a la vez opositores del Parlamento del Mercosur, los representantes del derechista Partido Nacional de Uruguay.
"Algunos creen que hay que quedarse en el pasado", respondió el diputado argentino Alfredo Atanasof al rechazo de los nacionalistas uruguayos, cuyo líder, el ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), presentó este martes ante la Suprema Corte de Justicia un recurso de inconstitucionalidad de la ley uruguaya que avaló la creación del cuerpo legislativo regional.
Es una "posición que respetamos, aunque no se comparta", aclaró Atanasof ante la consulta de IPS.
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El legislador oficialista argentino, uno de los pilares en la creación del Parlamento del Mercosur, cree que ahora "se incorpora la política como un elemento central de los debates, una muestra de cuánto ha evolucionado el bloque" que nació en el apogeo del neoliberalismo en la región y por eso "sólo para confluir posiciones económicas y financieras", dijo.
"El Parlamento va a ser la arena política por excelencia, donde confluyen los oficialismos y oposiciones de los países", que se "han comprometido a debatir todos los temas, por más conflictivos que sean, con una visión integracionista", algo que no hay que perder de vista si se quiere contribuir a la solución de las disputas que se presentan, apuntó.
Esa exigencia es un desafío crucial que debe afrontar el Parlamento en su etapa inicial y que va más allá del mismo, para interpelar la propia credibilidad del bloque, estimó el historiador y analista político uruguayo Gerardo Caetano.
"Me parece muy importante que el Parlamento, largamente discutido, se constituya (…) con una perspectiva clara de las exigencias que tiene esta primera etapa", dijo a IPS Caetano en un alto de las sesiones.
"Va a ser observado con lupa y va a tener una agenda complicada. Pero lo positivo, y todos los discursos lo recogieron más allá de la retórica, es que se propone como una herramienta para otro Mercosur, para un programa distinto", expresó.
"Ese es el tono con que hay que vivir este hecho histórico, pero es una oportunidad que se aprovecha o se desaprovecha, pues, como se dice en el fútbol, goles errados son goles en contra, y el Mercosur no puede recibir un tanto en su arco en estos momentos", ejemplificó Caetano.
La advertencia también se fundamenta en lo trabajoso que fue instalar el Parlamento regional, aprobado tras años de debates en la cumbre del bloque de diciembre de 2005, cuando se decidió que Montevideo fuera su sede permanente.
Tal como dijo entonces a IPS el diputado socialista uruguayo Roberto Conde, el Parlamento conformado por el voto universal de la ciudadanía de la región "será el corazón democrático del Mercosur" porque dará seguridad jurídica a todo el proceso de desarrollo de la región.
La integración del cuerpo por voto universal deberá esperar a la legislatura de cuatro años que comenzará en enero de 2011, para la cual se elegirán los representantes de modo simultáneo a los comicios de cada país. Sólo para la siguiente se convocará a elecciones en todo el bloque en una sola fecha.
Uno de los aspectos cruciales que deberá resolver esta legislatura es la proporcionalidad de un parlamento regional marcado por la gran disparidad poblacional de sus miembros, desde los 188 millones de habitantes de Brasil hasta los 3,2 millones de Uruguay.
La intención es atenuar las diferencias en función de los ciudadanos habilitados en cada país y de las mayorías a exigir para legislar, con el fin de que los grandes no puedan avasallar a los socios menores.
Los parlamentarios manifestaron su convicción de que el cuerpo legislativo permitirá profundizar la integración y abrirá cauce para la participación de la sociedad civil, como se encargó de puntualizar su presidente alterno, el paraguayo Alfonso González Núñez.
Todo a su tiempo, advirtió el ministro de Ganadería y Agricultura de Uruguay, José Mujica, uno de los invitados especiales. "En el primer momento sólo va a ayudar a la hotelería y al transporte", dijo con ironía. "Pero después va a ir sembrando", agregó.
Mujica, uno de los ministros más influyentes del gobierno uruguayo, entiende que este es un camino largo, como el recorrido por la Unión Europea desde los años 50 con su acuerdo del carbón y el acero, en el que se deben "complementar la energía, comunicaciones e industrias".
En cuanto a las prioridades del parlamento, hubo coincidencia con Atanasof, quien mencionó "las migraciones, la política aduanera común, normativa ambiental, el trabajo para que la libre circulación de bienes y personas se convierta en una realidad y, naturalmente, las políticas de empleo que tienen mucho que ver con el desarrollo de políticas sociales".
Pero este legislativo regional "no es un ámbito para discutir asuntos puntuales", como la instalación de una fábrica de celulosa sobre la costa uruguaya de un río compartido con Argentina, que provocó una fuerte disputa entre los dos países, dijo el legislador a IPS.
"Ese es un episodio, nada más, pero sí imaginamos que habría que intentar unificar las normas ambientales que cada país tiene", un debate que, si "hubiéramos podido profundizar mucho más antes de la disputa, quizás no hubiésemos llegado al punto que llegamos", agregó.
Ante este y otros conflictos, como las trabas comerciales o las asimetrías de desarrollo, Caetano entiende que el legislativo regional debe ser desafiante. "A veces el peor momento es el mejor momento", arriesgó.
"El Parlamento nace en un momento de muchísimas exigencias y su credibilidad estará en el compromiso de ese otro programa, metiéndose en los problemas (…). Si queda preso de la retórica y termina en el mismo camino de otros similares de América Latina, anodinos e infértiles, va a significar un fracaso muy grande para el Mercosur en sí", afirmó.
"Pero también es una oportunidad para que los gobiernos, los estados, los partidos, la sociedad civil tengan una vía de convergencia para llevar a buen término los programas que ya están. Prefiero una oportunidad riesgosa a un vacío institucional", dijo Caetano.
En franca discrepancia se mostró el diputado uruguayo Gustavo Borsari, para quien el Parlamento "debería haberse creado una vez que se solucionaran los problemas severos" existentes, como "los puentes bloqueados por Argentina y las trabas comerciales", dijo a IPS.