Crecientes roces entre las etnias originarias, los gobiernos y las empresas transnacionales se registrarán en el Segundo Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, que por decisión de la ONU corre desde 2005.
En ese escenario, parte de las 840 pueblos autóctonos existentes en América podrían incluso desaparecer, advierten expertos.
"A los indígenas de hoy les toca vivir la época del capital más imperial y desatado de la historia, con estados debilitados y al servicio de intereses transnacionales", señaló a IPS el mexicano José del Val, jefe del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) y ex director del Instituto Indigenista Interamericano.
Del Val es uno de los responsables del estudio "Evaluación del Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo", presentado este viernes en la sede la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York.
El documento fue preparado por el PUMC, que forma parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, en coordinación con líderes de comunidades de la región y la Fundación Rigoberta Menchú, que lleva el nombre de la indígena guatemalteca ganadora del premio Nobel de la Paz en 1992.
"Si los estados no reconocen derechos territoriales a los indígenas y la explotación de recursos en sus zonas de asentamiento avanza con rapidez, tendremos en los próximos 10 años conflictos importantes y a muchos pueblos al borde del precipicio, podrían desaparecer culturalmente", advirtió el jefe del PUMC.
El informe, que fue presentado en la ONU en el marco de la sexta Sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, es una amplio recuento de lo sucedido en el Primer Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, instaurado por el foro mundial para el lapso que fue de 1994 a 2004, e incluye diversas reflexiones sobre la actualidad y el futuro.
Precisa que la primera década dio mayor presencia política y social a los indígenas latinoamericanos y que hubo reconocimiento de sus derechos en diversos instrumentos jurídicos nacionales e internacionales. No obstante, concluye que en el terreno de los hechos siguieron marginados, pobres y sin poder ejercer sus derechos.
"Los logros fueron un bien escaso, creemos que fue una década perdida", resumió Del Val.
Ahora que corre un nuevo Decenio, hecho que muy pocos conocen en el continente americano, organizaciones indígenas, así como el PUMC y los líderes y estudiosos que participaron en el estudio, prometen dar un seguimiento mayor al proceso.
Según la ONU, "la meta del (nuevo) Decenio es el fortalecimiento de la cooperación internacional para la solución de los problemas con que se enfrentan los pueblos indígenas en esferas tales como los derechos humanos, el ambiente, el desarrollo, la educación y la salud".
Pero lo que viene no parecen ser soluciones, sino más problemas, estimó Del Val.
En el documento presentado en la ONU hay 80 páginas dedicadas a los diversos conflictos que en América viven hoy los indígenas, desde explotaciones petroleras en sus territorios hasta acciones de resistencia contra planes de instalación de represas.
"Lo que debería pasar en la década es reconocer que los recursos que están en los territorios indígenas les pertenecen a ellos. Por lo tanto, si el Estado y las firmas transnacionales quieren hacer negocio, tienen que convertirse en socios de los indígenas, pero eso no sucede en ningún lado", sostuvo.
"Si hacemos un mapa de la región donde están ubicados los pueblos indígenas y ponemos otro mapa de los últimos recursos naturales no explotados del planeta, resulta que coinciden plenamente. Esta es la realidad y la tragedia", añadió.
Ateniendo las estadísticas de gobiernos, el documento presentado en la ONU señala que en América habría hoy 38,5 millones de indígenas, pero advierte que tal cifra es muy baja.
Hay un "etnocidio estadístico" generado por intereses económicos o falta de metodologías adecuadas para medir con precisión la presencia de estos pueblos, apuntó. Además, recordó que este hecho atenta contra el desarrollo efectivo de programas sociales a su favor.
Los autores indican haber identificado 840 pueblos indígenas en América, frente a los 414 que registraron y publicaron en 1983 el Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Instituto Indigenista Interamericano. Movimientos de indígenas fueron protagonistas en la última década del derrocamiento del presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, en enero de 2000, y del boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, en octubre de 2003. Además, desde comienzos de 2006 ocupa la presidencia de Bolivia, el aymara Evo Morales.
Los indígenas latinoamericanos también promovieron en los últimos años nuevas rutas en los procesos políticos y dejaron huella en parlamentos, ministerios y alcaldías.
Sin embargo, la mayoría de los indígenas siguieron viviendo en situación de pobreza y hubo otros, ubicados en América del Sur, que, aunque no desearon tener contacto con la "civilización", se vieron enfrentados a occidente.
Avanzan sobre estos últimos grupos —los "no contactados"— y sus territorios diversos proyectos productivos, lo que desembocará inevitablemente en su desaparición, según advierten diversos estudios.
Se trata, entre otros, de los korubo, de Brasil, tagaeri, de Ecuador, ayoreo, de Paraguay y mashco-piros, ashaninkas y yaminahuas, de Perú, que en conjunto no suman más de cinco mil personas.
La retórica gubernamental y las leyes garantizan su existencia, pero la realidad es otra, señaló Del Val.
"Hay una especie de esquizofrenia creciente en el tema indígena", argumentó. En lo "declarativo jurídico a nivel nacional e internacional hay garantías de justicia y derechos para los indígenas, pero en la realidad sucede lo contrario", dijo.
La Evaluación recomienda al Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU que, "con la plena participación de los pueblos indígenas, contribuya a la vigilancia y el monitoreo del cumplimiento de las metas del Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo".
Además, exhorta a la Asamblea General de la ONU a la aprobación final de Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas "durante los primeros años del nuevo Decenio". Tal documento, que ya fue aceptado por todas las instancias previas, se encuentra detenido por la oposición de Estados Unidos, Canadá, Australia y Rusia.
También llama a que se "consideren y establezcan como metas mínimas del segundo Decenio el fortalecimiento de los mecanismos de protección y promoción de los derechos humanos de los pueblos indígenas y el efectivo cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio"
Otra recomendación es que los Estados adopten, "con la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas, planes de acción para el Segundo Decenio Internacional, estableciendo de manera conjunta mecanismos de monitoreo y evaluación".