Aunque sin gestos «concretos» para exhibir como prueba de éxito, el primero de los encuentros sobre derechos humanos sostenido esta semana por Cuba y España marca la diferencia entre el diálogo y la confrontación en materia de política internacional.
Para analistas, el cauce abierto por el gobierno español del socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en sus relaciones con La Habana posibilita entendimientos que podrían ser aprovechados por otras naciones europeas interesas en normalizar sus vínculos con Cuba.
Delegaciones de ambos países se reunieron el martes y el miércoles en La Habana como parte de un acuerdo alcanzado durante la visita a este país caribeño, a principios de abril, del canciller de España, Miguel Ángel Moratinos, tras varios años de enfriamiento de las relaciones bilaterales. La reunión transcurrió "en un ambiente cordial, franco y constructivo que ha permitido abordar todos los temas que cada parte ha considerado de interés", se afirmó en un comunicado divulgado este jueves de forma simultánea por ambos gobiernos.
El encuentro, realizado en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, se mantuvo en la máxima discreción, alejado de los medios de comunicación y sin declaraciones que pudieran empañar su desarrollo.
"De eso no sé nada, no somos fuente informativa en este caso", dijo un funcionario de la embajada española", consultado por IPS un día antes del comienzo de la cita. "Esa discreción es lo que hizo productivas estas conversaciones", comentó, a su vez, el cubano opositor moderado Manuel Cuesta Morúa. Para analistas, respetar ese principio se hacía más necesario aún cuando se trata de un tema tan "sensible" como el de los derechos humanos y en el que Cuba rechaza sistemáticamente ser "singularizada" en foros internacionales.
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Según el comunicado, en la cita se habló del "disfrute individual y colectivo de todos los derechos humanos para todos", y la cooperación internacional en esa materia, así como sobre la pena de muerte y el respeto de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo internacional. Otros temas abordados fueron el empleo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, los sistemas penitenciarios en todos sus aspectos, tanto institucionales como humanos y el marco jurídico e institucional para la promoción y protección de los derechos humanos.
"Por primera vez, el gobierno cubano admite hablar con una nación extranjera de asuntos relativos a los derechos humanos y ojala otras naciones de la Unión Europea (UE) se estimularan a hacer lo mismo", añadió Cuesta Morúa.
Las delegaciones sentadas a la mesa de diálogo estuvieron encabezadas por el director general de Política Exterior de España, Rafael Dezcallar, y el viceministro de Asuntos Multilaterales de Cuba, Abelardo Moreno, de extensa trayectoria en el servicio diplomático de su país.
Dezcallar y Moreno acordaron "continuar sus contactos y discusiones más adelante en el año, en particular en el contexto del diálogo político entre ambos países que debe tener lugar en la ciudad de Nueva York en el marco del 62 período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas". Uno de los resultados prácticos de la visita del canciller español a Cuba fue la firma de un acuerdo para el establecimiento de consultas políticas anuales, incluido el diálogo sobre derechos humanos.
"Hay sectores en el extranjero que apuestan al fracaso de este proceso. Nosotros apostamos, desde dentro de Cuba, porque el diálogo tenga éxito, por la disposición de Cuba de sentarse a conversar y continuar", comentó Cuesta Morúa.
También desde la oposición, el activista de los derechos humanos Elizardo Sánchez consideró, en cambio, que la reunión de La Habana no arrojó resultados prácticos, como el anuncio de nuevas excarcelaciones, por ejemplo.
"Conservo mi escepticismo en cuanto a que se logre algo significativo a corto o mediano plazo", señaló Sánchez, quien aseguró que en estos momentos en el país hay "más de 240 presos" por motivos políticos, de los cuales "alrededor de una veintena están enfermos".
El comunicado no hizo mención explícita a ese tema, aunque es posible que la delegación cubana haya reiterado su enfoque de que esas personas encarceladas no son "presos políticos", sino "mercenarios ( ) que reciben dinero del gobierno estadounidense para facilitar el bloqueo".
Justamente el arresto y las severas condenadas aplicadas por ese motivo a 75 opositores, en abril de 2003, fueron rechazadas por la Unión Europea (UE) con varias medidas diplomáticas que interrumpieron de cuajo el proceso de acercamiento con La Habana.
Bruselas mantiene suspendidas temporalmente esas medidas desde enero de 2005, pero mantiene la llamada "posición común" que adoptó en 1996 a instancias del centroderechista José María Aznar, en ese entonces jefe del gobierno español y hoy tenaz crítico del reacercamiento hacia Cuba de su sucesor, Zapatero.
La UE debe revisar a mediados de junio su postura hacia Cuba, pero cualquier nuevo rumbo requiere el consenso de sus 27 países miembro. Cuesta Morúa conjeturó que "quizás sea demasiado pronto para un cambio de posición, pero algunos gobiernos pueden seguir individualmente el camino de España".
Cuesta Morúa y Eloy Gutiérrez Menoyo, excarcelado en1986 gracias a gestiones del también socialista Felipe González, jefe del gobierno español de 1982 a 1996, fueron los únicos opositores que aceptaron entrevistarse en abril con Javier Sandomingo, director general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Otros disidentes rechazaron esa posibilidad alegando que debieron ser recibidos por el canciller Moratinos, cuyo viaje a Cuba fue impugnado por el derechista Partido Popular y tampoco parece haber sido bien visto por el gobierno estadounidense de George W. Bush.
Pero las diferencias de enfoques con Washington son consideradas "comprensibles y razonables" por Zapatero, quien este viernes recibe en Madrid la visita de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice.
En rueda de prensa el miércoles, Zapatero explicó esas diferencias en que hay "vínculos históricos distintos" y "aproximaciones muy diferentes sobre cuál puede o debe ser el futuro de Cuba", según versiones de prensa desde Madrid.