Los frecuentes ultrajes, atropellos y abusos de poder de que son víctimas los grandes flujos migratorios, que se han acentuado gradualmente en las últimas dos décadas, constituyen una de las preocupaciones centrales de asociaciones de derechos humanos de todo el mundo.
La Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) estima que en la actualidad hay unos 200 millones de personas en el planeta que se han visto ante la ineludible necesidad política o económica de abandonar sus lugares de origen, pasando por la frágil y vulnerable condición de emigrantes.
Con el propósito de debatir los efectos de lo que sus asociados describen como el "desgaste colateral" de una globalización debilitada y mal controlada, 140 asociaciones nacionales que forma parte de la FIDH se reunieron en Lisboa para realizar del 19 al 25 de abril el "Foro de Migraciones" y un congreso interno.
Los primeros tres días de trabajo se dedican al Foro y desde el domingo al miércoles próximo se realizará el XXXVI Congreso, dedicado a dos activistas de derechos humanos: la periodista rusa Anna Politkovskaya, asesinada el 7 de octubre, y la birmana Aung San Suu Kyi, ganadora del premio Nobel de la Paz en 1991 y hoy detenida en su domicilio por la junta militar.
Los documentos debatidos en el foro, indican que África, con 66 millones de emigrantes, encabeza la lista mundial.
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La zona delimitada entre el norte de África, el Medio Oriente y el Golfo Pérsico o Arábigo, acoge 10 por ciento de los flujos mundiales de personas, con especial énfasis en Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, donde de 70 a 80 por ciento de sus habitantes son extranjeros.
En el continente americano, los datos proporcionados por la FIDH correspondientes a 2005 e indican que 25 millones de latinoamericanos y caribeños emigraron hacia Estados Unidos, representando tres cuartos de este flujo.
El cuarto restante se divide entre la Unión Europea (UE), en especial España y dentro de la propia América Latina, hacia Argentina, Chile, Venezuela y Costa Rica, los principales polos de atracción económica de la región.
En los debates se criticó la política inmigratoria de Estados Unidos, advirtiendo que en la implementación de los controles se produce una amalgama de "inmigrados" y "terroristas", lo cual acarrea violaciones de derechos humanos básicos, como abusos de poder, expulsiones sumarias, violencias físicas, detenciones arbitrarias, corrupción y trafico de seres humanos.
En Asia, la FIDH calculaba que en 2005 emigraron más de 53 millones de personas provenientes en especial de Bangladesh, Birmania, Camboya, China, India, Indonesia, Laos, Nepal, Filipinas, Sri Lanka y Vietnam, cuyos destinos preferenciales eran otros países asiáticos, como Corea del Sur, Japón, Malasia, Singapur y Tailandia. También la UE, América del Norte y Medio Oriente.
En el continente, existen también 7,8 millones de refugiados La dictadura militar de Myanmar forzó a 10 por ciento de los 43 millones de habitantes, a refugiarse en especial en naciones vecinas, mientras miles de tamiles de Sri Lanka buscaron asilo en India.
Asimismo, con la disolución de la Unión Soviética a inicios de la década del 90, los países otrora bajo la influencia de Moscú comenzaron a registrar complejos flujos cruzados de minorías de regreso a sus orígenes, pero al mismo tiempo manteniéndose Rusia y Kazajstán como imanes de atracción para inmigrantes de Ucrania, del Cáucaso y de Asia central.
Un aspecto destacado en un documento de la FIDH es que "Asia central se convirtió en una de las vías de tránsito privilegiadas para el tráfico de seres humanos", en especial de mujeres enviadas para fines de prostitución en la UE y en los Emiratos Árabes Unidos.
Driss El Yazami, secretario general de la FIDH, dijo a IPS que la expansión del fenómeno de las migraciones "es de gran importancia financiera, por los 200.000 millones de dólares anuales que los emigrantes envían a casa, y geoestratégica, porque esta ocurriendo a nivel internacional".
Las migraciones actualmente "ya no se producen sólo del Sur hacia el Norte, sino también existen fuertes flujos Sur-Sur. Son emigrantes pobres que van a otro país pobre", apuntó este abogado marroquí, miembro fundador de la Red Euro Mediterránea de los Derechos Humanos.
El caso de Iraq, "es el más emblemático, porque en cuatro años de ocupación por parte de Estados Unidos emigraron cuatro millones de iraquíes y no para ganar dinero, sino que para salvar sus vidas, van a países vecinos pobres y donde la libertad y democracia no existen", observó El Yazami.
"Eso de que los pobres van donde los pobres demuestra el egoísmo de los ricos, en especial de Estados Unidos, que está obsesionado con su lucha contra el terrorismo, y la UE, que dice que no pude acoger toda la miseria del mundo. Pero Europa y los países ricos deben acoger una parte de la miseria del mundo", enfatizó el activista.
La prisión de la base militar estadounidense de Guantánamo, en la isla de Cuba, "es el pozo negro de los derechos humanos, porque la democracia más poderosa del mundo legitima sus violaciones", indicó.
"Cuando Washington decide violar flagrantemente esos derechos, entonces para el resto del mundo todo esta permitido", añadió.
"Guantánamo, paradójicamente, en la práctica se traduce en una alianza tácita de preceptos morales entre (el presidente estadounidense) George W. Bush y Osama bin Laden", concluyó El Yazami.
Por su parte, la activista e investigadora francesa Catherine Wihtol de Wenden, directora científica del Centre Nacional de la Recherche Scientifique (CNRS-Centro Nacional de Investigación Científica), dijo en entrevista a IPS que "en la emigración, en general los derechos humanos simplemente no son respetados".
"Lo importante de esta conferencia, es que la FIDH, al elegir este tema para discusión en un foro abierto, significa que existe una mayor conciencia mundial sobre el fenómeno de las migraciones, que creció significativamente desde la década del 80 y que seguirá aumentando en el futuro", vaticinó la investigadora.
Doctorada en el Instituto de Estudios Políticos de Paris, Wihtol de Wenden ha acumulado una vasta experiencia como consultora del Consejo de Europa, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, de la Comisión Europea y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, lo cual la ha convertido en una de las más respetadas expertas mundiales en este tema.
La investigadora deploró que cada estudio que realiza lleva a la clara conclusión de que "la diferencia entre ricos y pobres aumentó mucho y, al existir hoy más información y los emigrantes ser más organizados, se registra una mayor movilidad mundial".
A pesar de los serios problemas de los países rico por el envejecimiento de la población y de que sus habitantes se niegan a hacer ciertos trabajos, "en las regiones de acogimiento, la política es cada vez más cerrar fronteras y disuadir a los emigrantes a que se conviertan en inmigrantes"
En la UE de hoy, "es posible salir, pero casi imposible entrar, pese a la gravedad de la falta de ocupación de muchos puestos de trabajo y de una población cada vez más vieja, caso especialmente preocupante en Italia, Hungría y República Checa, mientras en el Medio Oriente, 50 por ciento de la población tiene menos de 25 anos", apuntó.
En Europa, "existen problemas sectoriales de empleo para una población siempre más vieja, pero con miedo a la influencia extranjera que pueda cambiar su identidad, así como de la competencia de los otros trabajadores", explicó.
Al concluir su diálogo con IPS, Wihtol de Wenden propone una solución: "La idea es que debería existir una gobernación mundial de la emigración, con la participación no sólo de los gobiernos, sino también de las organizaciones no gubernamentales, sindicatos, asociaciones, un debate verdadero de la ciudadanía, no sólo del Norte sino también del Sur".