MIGRACIONES-BOLIVIA: La esperanza viene en remesas

Abdón Linares suele decir que en su zona los emigrantes se forman desde niños, igual que los futbolistas en Argentina. Es que nació y ahora volvió a vivir en el valle alto del departamento de Cochabamba, en el centro de Bolivia.

Esa zona es una de las mayores expulsoras de nacionales de este país, el más pobre de América del Sur, con 9,2 millones de habitantes y, según el capítulo local de la red no gubernamental Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, con otros 2,5 millones viviendo en el exterior.

El altísimo porcentaje de emigrados ayuda a comprender la importancia de los proyectos que los consideran como potenciales actores externos del desarrollo de su lugar de origen, a partir del envío de remesas de dinero, que en el último año totalizaron 860 millones de dólares.

Un estudio encargado a Bendixen y Asociados por el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo, al que accedió IPS, confirmó este monto y también precisó que el año pasado superó en 160 millones de dólares a los ingresos por ventas de gas natural, del cual Bolivia cuenta con la mayor reserva sudamericana después de Venezuela.

Los tradicionales destinos de la añeja diáspora boliviana son Estados Unidos, donde residen 300.000, Argentina, donde hay más de 250.000, y Brasil, que cobija a unos 200.000. En los últimos tiempos se sumó Europa, en especial España con 300.000 inmigrantes de este origen, según un informe del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB).
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Tomando en cuenta sólo los registros bancarios, las remesas de dinero enviadas por la comunidad boliviana en el exterior suman 300 millones de dólares al año, afirma el Banco Central de Bolivia. En base a estos datos, el gobierno de Evo Morales habla de la necesidad de implementar políticas que permitan encaminar esos recursos hacia proyectos significativos.

Así lo indicó a IPS el Ministerio de Hacienda, pero sólo en un escueto comunicado, pues no pudo acceder al titular de la cartera, Luis Alberto Arce, pese a requerir su palabra infructuosamente por más de dos semanas.

La XVI Cumbre Iberoamericana, celebrada en noviembre en Montevideo, puso el martillo sobre este clavo al reconocer con la firma de los gobernantes, entre ellos Morales, el derecho de respetar como privado el dinero enviado por los emigrados a sus familias.

En Bolivia hay municipios que, por iniciativa propia, han labrado una historia vinculada a las remesas de los emigrantes y al desarrollo. La tierra de Abdón Linares, por ejemplo, donde los ingresos y la inversión de las familias emigrantes han dinamizado la actividad económica local.

"En estos municipios, zonas de fuerte emigración, el impulso del desarrollo agrícola de los últimos años se debe a la inversión de dinero llegado en remesas o acumulados por lugareños durante los periodos de residencia en el exterior", indicó a IPS Leonardo de la Torre, sociólogo y comunicador social, autor de tres investigaciones sobre la diáspora.

Un estudio suyo sobre los municipios de Arbieto y Toco, ubicados en el valle alto de Cochabamba, demuestra que sus inversiones en tierra y vivienda, sus sistemas de endeudamiento y también su capacidad productiva fue ampliada, en algunos casos, precisamente gracias a las remesas de los que aún viven en el exterior y al dinero de los que volvieron.

De ese modo, esta región en los últimos 15 años se ha convertido en la segunda productora de durazno de Cochabamba y en una de las más importantes del país.

Otra vez Linares es la imagen del empuje, al ser uno de los ex emigrantes, en su caso en Argentina, que ahora se ha convertido en cultivador de esta fruta.

"La posibilidad de producción de durazno se dinamizó con el capital de quienes emigraron para trabajar en la construcción en Argentina y, en mayor grado, en Estados Unidos, en particular desde 1990, sin que el fenómeno muestre todavía señales de detenerse", comentó De la Torre.

También la construcción de unas 70 viviendas de dos y tres pisos fue posible por los capitales de emigrantes, según datos del gobierno municipal de Arbieto.

El ex concejal Román Belmonte lo explica, al comentar cómo organizaba sus planes de vida mientras trabajaba en Argentina. "Pensaba que iba a volver a Arbieto, soñaba que algún día regresaría a mi país, pero siempre decía que tenía que tener mi capital", contó a IPS.

El economista David Khoudour-Casterás, investigador de esta área en Colombia, destacó para IPS la importancia de las remesas de dinero de los emigrantes en la economía latinoamericana.

El envío de dinero de los colombianos en el exterior representa hoy alrededor de tres por ciento del producto interno bruto de ese país y su segundo proveedor de divisas, detrás del petróleo y por encima de la inversión extranjera directa, las exportaciones de café, esmeraldas y otras, aseguró.

Ese dinero ha permitido estabilizar la balanza de pago colombiana e incentivar el consumo y la construcción, aunque a un costo social alto, alertó el experto.

Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirman los comentarios de Khoudour-Casterás y agregan detalles significativos.

El "gasto diario" se lleva 84 por ciento de las remesas que llegan de sus emigrados a El Salvador, 77 por ciento en Honduras y 68 por ciento en Guatemala. En tanto que Brasil destina 54 por ciento de ese dinero y Bolivia 55 por ciento en inversiones generales, en bienes raíces en particular, cuentas de ahorro y otros negocios.

Uno de los más importantes flujos monetarios hacia América Latina son las remesas de los emigrantes, coinciden los informes.

El monto por este concepto, tomando sólo los envíos formales, creció en el mundo de 75.000 millones de dólares en 1990 a más de 100.000 millones en 2000, según Marco Guerrera, investigador de esta temática en Ecuador, tomando datos de la Organización Internacional para las Migraciones.

Este escenario representa, empero, sólo la mirada económica del fenómeno. Otro experto, el peruano Teófilo Altamirano, sostuvo que las remesas han incrementado en la región los ingresos de las familias, ciertamente, pero también "han creado nuevas necesidades sociales y culturales.

Altamirano puntualizó a IPS que se debe estar atento para que este ingreso de dinero no sirva de argumento a los gobiernos para reducir sus obligaciones respecto de las políticas sociales.

Más allá de esto, hay costos que no pueden ser cuantificados, sostuvo la pedagoga boliviana Celia Ferrufino, quien explica que la ausencia de los padres emigrantes de ninguna manera son sustituidos o compensados ni por la remesas ni por las familias o tutores que se quedan a cargo.

De hecho, "la estructura económica y financiera que generan las remesas enviadas por emigrantes a sus familias viabilizan, pero no garantizan el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes que se quedan", agregó.

Mientras, al ritmo de bolivianos que se van y las remesas que llegan, la Superintendencia de Bancos, la máxima autoridad del sistema financiero local, tiene ahora como principal desafío la captación de esos capitales para ponerlos al servicio del sector productivo. Por ejemplo, para créditos a pequeñas y micro empresas.

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