INTEGRACIÓN-NICARAGUA: Todos los caminos pasan por Caracas

La inclinación del gobierno de Daniel Ortega a poner todas sus fichas al petróleo de Venezuela y al modelo de integración impulsado por ese país ha agitado las aguas en Nicaragua. La oposición alerta sobre el riesgo de perder las ventajas de otros acuerdos comerciales.

La agenda política está dominada desde hace varios días por las críticas que el líder del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FLSN) ha repartido entre gobiernos vecinos de América Central y, en particular, por su ausencia en la cumbre del 10 de este mes en México, donde se intentó reflotar el alicaído Plan Puebla Panamá.

"Simplemente Ortega cometió un error que en política exterior se cobra doble", según Víctor Hugo Tinoco, vicecanciller y principal negociador internacional en distintos tramos del primer gobierno de 1979 a 1990 del FLSN, partido del cual hoy está alejado. Ortega ocupó la presidencia en los últimos seis años de ese periodo y volvió al cargo el 10 de enero pasado.

El vicepresidente Jaime Morales Carazo y el canciller Samuel Santos fueron los encargados de reemplazar a Ortega en la reunión del estado de Campeche, en el sur de México, a la que asistieron los gobernantes que integran el Plan Puebla Panamá, de desarrollo e integración de Mesoamérica, la región que abarca el sur del país anfitrión y los siete de América Central.

Tinoco, ahora diputado del disidente Movimiento Renovador Sandinista, entiende que al evitar asistir a Campeche con la excusa de la presencia del gobierno derechista de Colombia, invitado especial a la cumbre, Ortega puso en "desventaja diplomática" al país frente a sus vecinos a la hora de discutir nuevos tratados comerciales o de cooperación económica en América Latina.
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Días antes de la reunión en México, Ortega criticó la inclusión de Colombia en el proyecto mesoamericano.

Sostuvo que la posible participación del país sudamericano en el Plan obedecía a una estrategia de Honduras y Costa Rica para favorecer a Colombia en el diferendo limítrofe en el mar Caribe que mantiene con Nicaragua y que se dirime en la Corte Internacional de Justicia, con sede en la Haya.

"Nosotros luchamos por la unidad latinoamericana tal y cómo está planteado en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)", dijo Ortega, que adhirió, pocos días después de asumir el cargo, a este plan liderado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en oposición a la congelada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos.

Managua firmó un acuerdo de intercambio comercial con Caracas, enmarcado en la ALBA, por un monto de 400 millones de dólares en las áreas de energía, alimentos, infraestructura y salud. A ello se agrega la construcción en Nicaragua de una refinería con valor de 2.500 millones de dólares.

Después de las declaraciones de Ortega, el canciller Santos rectificó la postura oficial y aclaró que la presencia Colombia no era objeto de molestia para su país.

Informes de la Organización de las Naciones Unidas ubican a Nicaragua como el segundo país más pobre de América, detrás de Haití, contabilizado a 45 por ciento de sus 5,1 millones de habitantes viviendo con menos de dos dólares diarios.

No obstante que Managua modificó oficialmente su postura respecto del gobierno colombiano de Álvaro Uribe y su posible ingreso al Plan Puebla Panamá, analistas políticos se suman a la oposición en las críticas.

Emilio Álvarez, ex canciller del gobierno conservador de Nicaragua (1997-1998) y hoy dedicado a publicar análisis políticos, comentó a IPS que la postura de Ortega cercana a Venezuela, su apoyo público a Irán y su ausencia de la cumbre de México obedecen a una estrategia definida de relaciones exteriores y no a "errores diplomáticos".

Nicaragua e Irán, cuestionado por las potencias mundiales por su estrategia nuclear, firmaron acuerdos de cooperación bilateral en enero.

Álvarez citó como ejemplo de esa estrategia la declaración de Ortega de que el otra vez presidente de Costa Rica, Óscar Arias, no merecía el premio Nobel de la Paz que ganó en 1986 cuando iniciaba su anterior mandato.

Ortega sigue los pasos de Chávez en sus críticas descarnadas al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, mientras se aleja de gobiernos más moderados como los de Costa Rica, Brasil, Chile y Uruguay, apuntó el observador.

Pero el secretario del grupo parlamentario del FSLN, José Figueroa, rechazó las apreciaciones de opositoras y politólogos de que el gobierno pretende alejarse del tratado comercial que integra junto a sus vecinos con Estados Unidos, para enfocarse principalmente en su alternativa venezolana.

El tratado de libre comercio suscrito entre cinco países de América Central y República Dominicana con Estados Unidos (DR-Cafta por sus siglas en inglés) entró en vigor el 1 de abril de 2006 en Nicaragua.

"El país está integrándose a distintas opciones. La estrategia es sostener relaciones con todos los países y con organismos regionales, suscribiendo tratados no solamente con un bloque, sino con todos los que sean posible", explicó.

Pero el director general para América del Ministerio de Relaciones Exteriores, Orlando Gómez, relativizó esa apertura al señalar a IPS que en el DR-Cafta no existe, "ni por asomo, postulados" similares a los de la iniciativa encabezada por Venezuela. "Todo se deja en manos del mercado y las asimetrías fueron vistas por encima del hombro" por los negociadores, añadió.

El gobierno respetará ese tratado, aclaró el funcionario, aunque "privilegia la alternativa bolivariana, en tanto promueve la solidaridad, la cooperación y la complementariedad, una forma novedosa y justa para salirle al paso al problema de las asimetrías entre economías".

Gómez cree en las posibilidades que se le abren al país con la diversificación de su comercio, por eso es que participa en el proceso de negociación comercial entre América Central y la Unión Europea, y en convenios de cooperación bilaterales con Brasil, México, India, Rusia, Irán y países africanos.

El Centro de Trámites de las Exportaciones informó que las ventas nicaragüenses pasaron de 268,1 millones de dólares en el primer trimestre de 2006 a 328 millones de dólares en el mismo lapso de este año.

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