Un equipo dirigido por el físico Alejandro Müller, de la sección de Polímeros de la venezolana Universidad Simón Bolívar, trabaja en la elaboración de un inédito plástico biodegradable basado en una mezcla de policaprolactona y almidón de mandioca (Manihot esculenta). Ambos elementos «son tan disímiles como el agua y el aceite, pero al compatibilizarlos con una mezcla sencilla, sin muchos aditivos, se puede llegar a una forma de plástico que, aunque más costosa, sea más amigable con el ambiente», dijo Müller a Tierramérica.
El producto, «desarrollado como empaque plástico, puede degradarse una vez desechado como basura orgánica e integrarse a la biomasa. Lo ideal es que todo sea biodegradable», según Muller.
Puede elaborarse desde materiales médicos hasta platos y cubiertos. «Todavía estamos en fase de laboratorio, aunque ya hay interés de industrias», afirmó el investigador.