Unidos en una enorme cadena humana y cantando canciones símbolos del fin de la dictadura portuguesa el 25 de abril de 1974, líderes militares revolucionarios de entonces y defensores de los derechos humanos de 105 países desfilaron en favor de los desplazados del planeta.
Esta fue la formula decidida por las 140 organizaciones que forman parte de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) para concluir su XXXVI Congreso, que comenzó el 19 de este mes.
La FIDH explicó su participación en el tradicional desfile popular en la céntrica Avenida da Liberdade de Lisboa, como "un homenaje al 25 de abril de 1974", cuando capitanes izquierditas del ejercito portugués pusieron punto final a la más larga dictadura europea del siglo XX y a un arcaico imperio colonial de 600 años.
Al derribar la dictadura, liderada en 1926 por los mariscales Antonio de Fragoso Carmona y Manuel Gomes da Costa y a partir de 1932 por Antonio de Oliveira Salazar, la revolución portuguesa de 1974 "condujo a la democracia y al respeto por los derechos del hombre", añadió esta red que reúne a asociaciones no gubernamentales de todo el planeta.
Vitor Alves, mayor del ejército en 1974 y uno de los más destacados dirigentes del Movimiento de las Fuerzas Armadas comentó a IPS que "ese gesto de la FIDH de traer a Lisboa a 250 representantes de lo mejor y más activo que tiene la sociedad civil en los cinco continentes, no es una simple coincidencia".
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El ahora coronel en la reserva de la "Revolución de los Claveles", deploró que "en un mundo ávido de libertad, democracia, justicia y paz, lamentablemente existen un sinnúmero de negaciones de esos valores y, en cambio, se asiste a relaciones basadas en la explotación de los más débiles, muchas veces con nuevas formas de colonialismo".
La decisión de la FIDH de reunirse en Lisboa, fue explicada a IPS por su presidente, Sidiki Kaba. "Simplemente porque (Portugal) es un país del Norte con vasta experiencia en el Sur y también porque es receptor y emisor de flujos migratorios", apuntó.
Cuando Portugal asuma la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), en julio, "puede producirse un gran impulso a la cooperación entre Europa y África, entre el Norte y el Sur, basada en la legalidad de los derechos, con una asistencia reforzada, cuya meta sea la protección de los emigrantes y también el progreso del continente africano", añadió el activista senegalés.
Kaba espera que Lisboa "se empeñe en la ratificación de ese mecanismo tan importante que es la Convención para la Protección del Trabajador Inmigrante" y recordó que "esta es la primera vez que una organización internacional de derechos humanos toca como tema central las migraciones internacionales".
Describió como "muros de la vergüenza", los intentos represivos para detener a los inmigrantes "que España construye en Melilla (su enclave en la costa mediterránea de Marruecos), Estados Unidos, en la frontera con México, y el que levanta Israel para impedir el paso de las poblaciones árabes".
Advirtió que en muchos países genuinamente empeñados en la cuestión de las migraciones a la vez han aparecido personas "que alimentan las teorías de la extrema derecha, de que la violencia y todos los problemas de la sociedad son culpa de los inmigrantes".
Por ello, "en Lisboa decidimos hacer una reflexión racional, científica y objetiva para tener una visión universal de las migraciones", indicó Kaba.
Este fenómeno "afecta a 200 millones de personas, es decir a tres por ciento de la población mundial", recordó el presidente de la FIDH.
Pero sobre ello existen muchos fantasmas y el debate actual es esquizofrénico, ya que los medios informativos reportan la emigración Sur-Norte, pero raramente señalan que éstas no son más numerosas que los desplazamientos Sur-Sur", añadió.
Señaló, a modo de ejemplos, el ingreso a Sudáfrica de inmigrantes del resto de África, o el flujo de ciudadanos originarios de Filipinas, Indonesia y Birmania a las naciones del Golfo Pérsico o Arábigo, así como los miles de emigrante que llegan a Argentina, Chile y Costa Rica desde otros países latinoamericanos.
Otro aspecto importante "es la feminización de las migraciones, donde encontramos que uno de cada dos personas que emigran, son mujeres, las que actualmente mucho más que antes, son tocadas por este fenómeno de la globalización de los flujos migratorios".
"La globalización defiende una movilidad total, pero se intenta poner limites. Las ideas viajan, las mercaderías viajan, el dinero viaja, pero los seres humanos también deben poder viajar", opinó el dirigente máximo de la FIDH.
Para detener los flujos de personas, el Norte cuenta con algunos aliados en el Sur, donde "existen países que se están atrincherando, como es el caso de Senegal, que es empujado para hacer de gendarme con el fin de que los emigrantes no logren alcanzar la costa europea", explicó
Kaba concluye con una propuesta: "mundializar la solidaridad, promoviendo políticas de desarrollo para ayudar al progreso de los países pobres, a fin de fijar sus poblaciones, las que así no se verían obligadas a tomar el sendero de la emigración". Esa fórmula sería "una práctica ventajosa tanto para países emisores y receptores de flujos migratorios".
En otro aspecto, la malasia Cyntia Gabriel, subsecretaria general de la FIDH, recordó que en los últimos años Asia ha vivido varios procesos de democratización, pero continúa siendo un continente donde los derechos humanos son poco respetados, "en especial en Birmania, casi totalmente aislado internacionalmente y donde la población es sistemáticamente reprimida".
La activista asiática, que explica su apellido lusitano "porque los portugueses se instalaron en Malasia por más de 200 años", apunta su dedo acusador no sólo a las superpotencias, en especial Estados Unidos, sobre la permanencia de la junta militar de Rangún, sino "también a países poderosos de la región, como India y China".
Esos dos gigantes asiáticos "son cómplices del régimen castrense, al que ayudan a mantenerse en el poder", denunció Gabriel ante IPS.
La democrática Unión Europea "debe ejercer presiones fuertes para llevar el caso de Birmania al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas", añadió.
Otro caso que según la activista debe ser denunciado, es el de China, con 1.300 millones de habitantes, donde "no existe un sistema crítico, toda opinión contraria al régimen está prohibida, pero el sistema de economía de mercado se está abriendo, lo que es una contradicción". En América Latina, "más de 17 millones emigraron en los últimos cinco años", expresó por su parte a IPS Alirio Uribe Muñoz, vicepresidente de la FIDH.
En tan solo un año, la población de Ecuador (que era de 12,5 millones de personas) bajó en un millón, mientras que casi todos los países de América Central son expulsores de emigrantes y receptores a la vez de extranjeros en tránsito hacia Estados Unidos", detalló.
"Las medidas fuertes que se están tomando en la frontera entre México y Guatemala, o en Haití para evitar el paso de latinoamericanos hacia Puerto Rico, con cárceles y expulsiones, son escenarios que nos preocupan, porque los emigrantes son vulnerables", añadió este abogado colombiano que en varias oportunidades representó a víctimas de crímenes contra la humanidad en instancias locales e internacionales.
Los abusos se producen "en especial contra mujeres, niños y enfermos, que son detenidos y estigmatizados como presuntos terroristas, o les acusan de delincuencia organizada", sostuvo.
"Todo porque Estados Unidos dice que son políticas necesarias para evitar terrorismo y narcotráfico, pese a que los emigrantes producen riqueza y no generan inseguridad", puntualizó Uribe Muñoz.
El abogado colombiano afirmó que América Latina "es hoy un continente con vientos de cambio", en especial en Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile, Argentina y en Venezuela.
Admitió, empero, que el estilo del presidente venezolano Hugo Chávez "facilita un poco" el tratamiento informativo que le dedica la mayoría de la prensa mundial, "que rebota algunas de sus aseveraciones públicas, que son muy fuertes, pero no el avance de sus políticas públicas".
Chávez se sometió "a elecciones supervisadas que le han sido favorables" recordó, tras afirmar que en Venezuela "se avanzó en los derechos económicos, sociales y culturales, en programas de salud, educación, alimentación".
"La parte de la población venezolana históricamente excluida hoy encuentra alguna respuesta a sus necesidades, una forma de atender los derechos humanos en su concepción integral", aseveró.
Uribe Muñoz reveló que en varias oportunidades "nos han pedido que la FIDH se pronuncie sobre la falta de libertad de expresión en Venezuela, pero cuando preguntamos cuántos periodistas fueron asesinados, cuántos están en la cárcel o cuántos medios fueron cerrados, no hay respuesta porque no existe ningún caso y la mayoría de la prensa privada sigue estando contra el gobierno".