Argentina y Uruguay dieron un paso adelante al intentar resolver amistosamente el conflicto por la construcción de una fábrica de celulosa en un río compartido, pero nada indica que las delegaciones que conviven en Madrid regresen a América del Sur con algo más que una agenda para seguir dialogando.
Quedan muchas piedras en el camino a un entendimiento, al menos a corto plazo, y las partes implicadas, que discuten "a agenda abierta", han decidido tomarse "todo el tiempo necesario" para dirimir las cuestiones pendientes y alcanzar un acuerdo definitivo, dijo a IPS el canciller español Miguel Ángel Moratinos.
Las diferencias comenzaron en 2003, con los trámites de aprobación para la construcción de lo que eran entonces dos fábricas de celulosa en las afueras de la occidental ciudad uruguaya de Fray Bentos, a orillas del limítrofe río Uruguay.
La campaña inicial de ecologistas uruguayos y argentinos contra lo que consideraban una industria muy contaminante adquirió enormes proporciones en la nororiental ciudad de Gualeguaychú, Argentina, situada a 25 kilómetros de la zona fabril, y derivó en un duro enfrentamiento entre ambos países.
La Empresa de Celulosa de España (ENCE) aceptó reubicar su fábrica en otra zona de Uruguay, pero la finlandesa Botnia continuó adelante con su proyecto. Este mes, el Senado uruguayo aprobó la instalación en ese país del Banco Nórdico de Inversiones, entidad que financiará actividades de la compañía finlandesa con unos 70 millones de dólares.
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El traslado de la planta de celulosa de ENCE podría beneficiar a la empresa española, ya que "con la producción de un millón de toneladas que se plantea, piensa reemplazar a (la brasileña) Aracruz como líder en pasta de papel de eucalipto en el mundo", y podría triplicar sus beneficios en el lapso 2007-2011, señalaba en diciembre el periodista Carlos Fuentes en un artículo publicado en el madrileño diario El País.
Si bien la decisión de ENCE fue recibida con alivio por Buenos Aires, no calmó a los vecinos de Gualeguaychú, que bloquearon de modo casi permanente pasos internacionales con Uruguay durante la temporada turística del verano austral y retomaron la medida en abril, repitiendo acciones efectuadas entre fines de 2005 e inicios de 2006.
"Y con puentes cortados no hay negociación", advirtió el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.
Argentina reclama que la fábrica de Botnia se ubique en otro lugar, lejos del río, y llevó el año pasado a la Corte Internacional de Justicia su denuncia de que Montevideo violó el Estatuto del Río Uruguay que rige la administración compartida de ese curso de agua.
Representantes de la Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú entregaron esta semana al jefe del Gabinete argentino, Alberto Fernández, una carta dirigida al presidente Néstor Kirchner, en la que solicitaban "precisiones sobre la postura que su gobierno iba a mantener ante las propuestas del facilitador" español, Juan Antonio Yáñez Barnuevo.
Los asambleístas han sufrido "mucha desinformación por parte de su gobierno y esto genera desconfianza" y obliga al movimiento a "efectuar todos los actos necesarios para la defensa de nuestra soberanía amenazada, el medioambiente, la salud y nuestro futuro", decía la carta.
Estos antecedentes no ayudaron a elevar el optimismo de la diplomacia española respecto de los resultados de la reunión de "entendimiento", que se inició con una cena de recibimiento el miércoles en Madrid, tras las gestiones del embajador Yáñez Barnuevo designado como facilitador por el rey Juan Carlos.
Comenzado el encuentro formal este jueves por la mañana, el objetivo de los anfitriones fue "crear un clima de confianza y buen entendimiento entre las partes" para facilitar el diálogo, dijeron a IPS fuentes de cancillería.
Así lo había anticipado Moratinos, quien horas antes de la primera reunión la consideró "un paso importante", si bien "es muy prematuro y arriesgado pensar que de este encuentro puedan salir decisiones y soluciones definitivas".
No hay que esperar grandes noticias, pero sí tener optimismo en que esta conversación creará confianza suficiente. Si así sucediese, "España acompañará ese diálogo para que los buenos oficios de su majestad puedan dar resultado", agregó la fuente diplomática.
Con ese objetivo, representantes de Buenos Aires y Uruguay y funcionarios españoles encabezados por Yáñez Barnuevo, se encerraron este jueves en el histórico palacete de la Quinta de El Pardo, en las inmediaciones del Palacio de La Zarzuela, residencia de los reyes.
El canciller Jorge Taiana dijo que el diálogo era sólo el principio y que la delegación argentina tenía "la mejor predisposición".
En términos similares se pronunció su par uruguayo, Reinaldo Gargano, quien al terminar esta primera reunión manifestó que "hubo un buen ambiente" y contó que el canciller Moratinos les pidió que trabajaran con franqueza y buena fe. "En eso estamos", añadió.
Juan Carlos dio su enhorabuena al encuentro, recibiendo a las dos delegaciones en su residencia de La Zarzuela, lo que medios periodísticos interpretaron de modo optimista, si bien ya fue suficientemente anunciado que el monarca no se involucraría directamente en la labor de facilitación
Lo dialogado hasta ahora, desde que en noviembre de 2006 Juan Carlos aceptó ser la figura máxima de ese proceso, no permite vislumbrar una solución, "al menos a corto plazo", dijeron a IPS fuentes españolas.
La cautela para no involucrar a la casa real en la negociación del conflicto comenzó en el momento mismo en que el presidente argentino Kirchner propuso que Juan Carlos actuase como "mediador", durante la XVI Cumbre Iberoamericana realizada en Montevideo a inicios de noviembre de 2006, sin consultar previamente al rey ni a la delegación española, añadieron las fuentes.
Tras la sorpresa inicial, la cancillería española dialogó con las dos partes y les informó que el rey aceptaba "facilitar" el diálogo, pero no "intermediar".
Semanas después, España designó a su embajador ante la Organización de las Naciones Unidas, Yáñez Barnuevo, para ejercer tal papel de facilitación.
El diplomático visitó varias veces ambos países y Finlandia para dialogar con los directivos de Botnia, mientras el monarca español contribuía con cartas a Kirchner y Vázquez.
Cinco meses después, ambas delegaciones comparten alojamiento, mesa y mantel en Madrid, en un ambiente sostenido por un gobierno que pretende establecer la confianza necesaria para "que ambas partes puedan dialogar, primer paso para negociar en un futuro", según palabras de Moratinos.
La delegación argentina está encabezada por Fernández, acompañado de Taiana, la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, y el gobernador electo de la provincia de Entre Ríos, Sergio Urribarri, a la que pertenece Gualeguaychú.
La misión uruguaya comprende al secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, Gargano y el secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela.