AMÉRICA LATINA: Mujeres e indígenas reclaman reconocimiento

Activistas de organizaciones de mujeres e indígenas reunidos en La Habana reclamaron su lugar en los movimientos sociales de América Latina, en contra de conceptos discriminatorios que subsisten.

El machismo predominante, incluso en el seno de grupos considerados progresistas y de izquierda, coloca a la población femenina en una posición similar a la de los pueblos originarios, cuya singularidad se menosprecia, afirmaron los activistas. Ambos aparecen al margen de propuestas calificadas de alternativas, pero que perpetúan viejos cánones de dominación, apuntaron.

Para la argentina Diana Maffía, las feministas se comprometen "con otras emancipaciones sociales, aun cuando no sean aquellas que van a impactar de manera directa en nuestros cuerpos y en nuestras vidas, porque lo harán en el tipo de sociedad en la que queremos incluirnos, sin subordinados y subordinantes".

Maffía es activista de Feministas Inconvenientes, que en su "manifiesta" fundacional adopta el feminismo "como crítica radical a un sistema capitalista y patriarcal" sostén de un mundo en el que "la mayoría de las mujeres y otros colectivos minorizados, oprimidos por su opción sexual o identidad de género, por su cultura o creencias diferentes de la hegemónica", sufren avasallamiento de su autonomía y sus derechos.

"Queremos que las utopías del feminismo también sean apropiadas como utopías de lucha personal por otros movimientos sociales", dijo Maffía a IPS. A su juicio, quienes luchan por el ambiente, contra el trabajo esclavo, la exclusión de las diversidades sexuales y de los inmigrantes deben incorporar "cuál es la situación de la opresión de género en el mundo".
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"Creemos que si no se incorpora este tipo de opresión a las luchas por la liberación, nuestras vidas habrán quedado iguales y habremos pasado de largo de otra revolución", aseveró.

Doctora en filosofía de la Universidad de Buenos Aires, la argentina estima que en sus palabras confluyen las voces de otros sectores sociales oprimidos. "Si yo no puedo portar todas esas voces, es muy difícil que mi discurso, aun siendo emancipador, logre insertarse en un cambio colectivo", señala.

En una conferencia durante el VII Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, que concluye este lunes en la capital cubana, Maffía sostuvo que el mayor desafío ético para los movimientos sociales es "recuperar la polifonía de las voces", sobre la base de "la escucha sensible de la diversidad".

La activista resaltó la exclusión de las mujeres, quienes poseen apenas tres por ciento de los medios de producción, a pesar de que trabajan como promedio seis horas más que los hombres y no reciben remuneración por las labores domésticas.

Al taller asistieron más de 500 personas, la mayoría de Cuba, y unas 200 de organizaciones sociales, instituciones académicas, ecuménicas y religiosas, intelectuales y especialistas en teología de otros 26 países, convocados por el grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología del Instituto de Filosofía cubano y por el no gubernamental Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr.

El encuentro incluyó testimonios y debates en plenario y varios espacios para la reflexión colectiva sobre patriarcado y capitalismo, los movimientos sociales y la integración latinoamericana, la civilización productivista y depredadora del capital y las alternativas frente a la cultura y la comunicación hegemónicas.

Aunque el ascenso de la izquierda latinoamericana al poder político en varios países ha renovado las esperanzas de los pueblos indígenas de salir del olvido al que están sometidos desde tiempos de la colonia española, el respeto a su identidad como naciones constituye un reclamo todavía incomprendido, dijeron participantes.

"Defiendo la revolución, pero en conjunto, desde la plurinacionalidad, desde la diversidad", dijo a IPS Blanca Chancoso, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie).

"El problema es que hasta ahora toda la vivencia y quizás los planteamientos de los pueblos indígenas han sido tomados como una cuestión cultural, folklórica, pero no como un ente político que igualmente hace contribuciones desde lo que sabe", manifestó.

Chancoso recordó que los pueblos indígenas en la práctica han vivido ya el socialismo, el comunitarismo y las economías solidarias, un legado "que desde la invasión (colonial europea) han tratado de pisotear y de ir olvidando".

"No estoy para que sólo vean las diferencias por cómo visto, sino porque también estamos aportando a la construcción de alternativas", apuntó la activista de origen quechua, quien consideró necesario el reconocimiento de la existencia de "pueblos con historia, que de alguna manera tienen su propia gobernabilidad y sus normas".

"No queremos que nos vean como los pobrecitos, aislados, ni tampoco nos confundan por el número de gente, sino porque realmente somos pueblos", remarcó Chancoso. "Tiene que cuajarse esa alternativa, pues sin nosotros no habrá una verdadera revolución", afirmó.

Más de un siglo después de haberse consumado la independencia de la mayoría de las antiguas colonias europeas en América Latina, algunos consideran que determinadas concepciones del sistema colonial siguen pesando, incluso en las ideas de los movimientos que proclaman la emancipación continental.

"Nuestro pensamiento está colonizado en muchos niveles, no sólo en el de la vida cotidiana, donde reproducimos relaciones de opresión y de exclusión que damos por naturales, y las lógicas de quien coloniza al otro, sino también en el ámbito del pensamiento social, de la filosofía", consideró Gerardo Cerdas, coordinador en América Central del no gubernamental Grito de los/las Excluidos/as.

Esa entidad promueve desde 1995 una propuesta de acción para los movimientos sociales que ponga énfasis en el protagonismo de los sectores excluidos en la transformación social, la necesidad de articulación de las organizaciones populares y el reconocimiento de que todas las luchas responden a una misma realidad de marginación.

A juicio de Cerdas, "las situaciones de opresión son vividas por las personas como naturales", por lo que no siempre comprenden el vínculo entre esquemas de dominación históricamente construidos y el no tener qué comer, dónde vivir, o hacerlo de manera precaria.

A pesar de esa persistencia de esos patrones en todas las esferas de la vida en la región, "también estamos llenos de una búsqueda de nuevos horizontes, y creo que por eso sí es posible revertir la situación de miseria y exclusión que vive el continente", aseguró Cerdas.

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