La cubana Josefa Martínez cuidó a su madre hasta que falleció, pero ella no tendrá la misma suerte. «Fue mi decisión no tener hijos y dedicarme por entero a mi profesión. Ahora me pregunto, ¿quién se ocupará de mí cuando pase los 70 y las fuerzas me falten?».
La preocupación de Martínez, nacida a mediados de los años 60, es compartida por muchas mujeres de su generación que evitaron la descendencia u optaron por un solo hijo, amparadas en un sistema de salud que facilita la contracepción y legalizó el aborto para evitar muertes maternas.
"Quizás me pasaría igual si hubiera tenido un varón, porque cuidar a los ancianos siempre ha sido cosa de nosotras, las mujeres. Habría que ver si mi hijo estaría dispuesto a romper todos los esquemas y quedarse en casa", dijo a IPS Martínez, cuyo hermano emigró 20 años atrás y se estableció en España.
Ambos nacieron en una década de gran fecundidad en Cuba, con años de unos 250.000 alumbramientos. Pero según estudios demográficos, esa etapa ya es "historia antigua" en este país caribeño cuya población comenzó a decrecer en 2006, con 3.715 habitantes menos que en 2005.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), aunque hubo 110.000 nacimientos en 2006, la población pasó de 11.243.836 personas a 11.240.121, un descenso que los especialistas proyectaban para 2024.
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En esta década, la tasa anual de crecimiento pasó de tres por cada mil habitantes en 2000 a 0,2 por mil en 2005 y a -0,3 por mil en 2006. Con tales ritmos de crecimiento, este país isleño tendrá en 2020 a 21,4 por ciento de sus habitantes con 60 años de edad o más y sólo 15,6 por ciento con 14 años o menos.
De momento, 16,2 por ciento de la población cubana tiene 60 años o más. Cuba y Barbados se convertirán en poco tiempo en los países más envejecidos de América Latina y el Caribe, según estimaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Cuba "ha llegado al tope límite de su población, que no va a alcanzar los 12 millones", dijo a periodistas Susan McDade, coordinadora residente del Sistema de las Naciones Unidas en La Habana, para quien el fenómeno implica cambios estructurales que necesitan respuestas adecuadas.
McDade, representante del Unfpa, consideró importante el diseño de políticas públicas que reconozcan el envejecimiento y programas de inversión que anticipen las necesidades en materia de vivienda, transporte e infraestructura en general.
A su juicio, uno de los mayores retos futuros será lograr la estabilidad económica para tener suficientes hombres y mujeres que puedan ayudar a cuidar a las personas ancianas.
Cuba cuenta con un programa nacional de atención a la población adulta mayor, y en los últimos años se han impulsado iniciativas a favor de una longevidad satisfactoria, pero especialistas estiman que los avances son insuficientes. Entre otros desafíos, están los cambios que se imponen en materia de salud pública y asistencia social.
"En cualquier país del mundo el envejecimiento, si es acelerado y profundo, tiene un impacto fuerte. No es lo mismo atender una población infantil que una anciana con mayores requerimientos de todo tipo", dijo a IPS Alfonso Farnós, oficial nacional del Unfpa.
Los expertos coinciden en que también la emigración ha jugado un papel en el descenso poblacional. Pero apuntan que la causa más importante hay que buscarla en la baja fecundidad, que desde 1978 está por debajo de la tasa de reemplazo (una hija por mujer), y el aumento de la esperanza de vida hasta los 77 años.
El fenómeno no es estrictamente cubano. En América Latina y el Caribe, el indicador global de fecundidad ha bajado progresivamente desde los años 70, sobre todo debido al uso de anticonceptivos.
Según proyecciones para 2007 del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas, la tasa de fecundidad mundial será en promedio este año de 2,55 hijos por mujer, y la regional algo menor, de 2,38.
En Cuba, habría que convencer a las parejas de que tengan algo más de dos hijos, "o, dicho de otro modo, deberían nacer 210 niños y niñas por cada 200 parejas", dijo Farnós, uno de los primeros especialistas cubanos en alertar sobre el impacto demográfico del descenso de la fecundidad más de 20 años atrás.
El gobierno cubano ha descartado durante años la implementación de una política de población para promover el aumento de la descendencia. Especialistas consideran que estímulos económicos, como el acceso a vivienda, podrían ayudar a aumentar los nacimientos.
Empero, algunos expertos no están muy seguros de la efectividad absoluta de tales soluciones, que en países desarrollados no han dado el resultado deseado. "Esas naciones han recurrido más bien a la inmigración, pero selectiva en cuanto a procedencia y formación profesional", comentó Farnós.
El especialista indicó que la propia Cuba, que ha sido siempre un país de bajo crecimiento, aumentó su población a principios del siglo XX con la inmigración de españoles, haitianos y jamaiquinos.
Algunos de los motivos fundamentales del descenso de la fecundidad son el acceso masivo al estudio y al empleo de las cubanas, los altos niveles profesionales alcanzados por la población femenina y los amplios servicios de planificación familiar.
En la última década se sumó, además, el impacto de una severa recesión económica. "Yo había aplazado la maternidad por razones profesionales y cuando empezó la crisis seguí esperando porque no tenía condiciones para criar a mi hijo. Ahora, creo que mi momento pasó", dijo Raquel Díaz, bióloga de 44 años.
A diferencia de Martínez, Díaz no se preocupa por la vejez. "Tengo muy buenos amigos y estoy segura de que nunca estaré sola. Los hijos, además, se van. Conozco parejas mayores con hijos fuera de Cuba, o incluso trabajando aquí mismo, pero en sectores como el turismo, y no pueden estar más solas y abandonadas", comentó.
Más allá del ámbito familiar, algunos economistas comienzan a preguntarse cómo podrá enfrentar el país el aumento sostenido de personas mayores de 60 años y la disminución de la población en edad laboral. "La dependencia para la economía nacional se hará más crítica en los próximos 20 años y hay que prepararse desde ahora en materia de legislación, ampliación de la base productiva y otros aspectos para enfrentar el reto", comentó a IPS un economista que no quiso ser identificado.