«Los habitantes del delta del Níger, una zona rica en petróleo, son pobres no por falta de recursos, sino porque no tienen poder político. Los que sí lo tienen construyen rascacielos en (las ciudades nigerianas de) Lagos y Abuja. Y lo mismo sucede a escala global».
Así se expresó el subdirector de la Campaña del Milenio para África, Tajudeen Abdul-Raheem, al participar en Johannesburgo de la conferencia "Testigos proféticos, desarrollo social y VIH/SIDA", que concluyó este miércoles.
En el encuentro, organizado por la Iglesia Anglicana, se analizaron los progresos hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio.
La conferencia, que había comenzado el 7 de este mes, contó con la presencia de más de 400 líderes de esa confesión, entre ellos Rowan Williams, arzobispo de la sudoriental ciudad británica de Canterbury y máxima autoridad de los 77 millones de anglicanos.
Está "claro que no hay voluntad política para cumplir los Objetivos del Milenio. Si la hubiera, en África podrían haberse alcanzado sin problemas. Por lo que veo, el objetivo ocho (fomentar una alianza mundial para el desarrollo) es el más complicado por estar relacionado con ayuda internacional, deuda y comercio. Las naciones más ricas de Occidente no quieren abrir sus mercados a las más pobres", afirmó Abdul-Raheem.
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"Eso socavará los otros siete objetivos. Por lo tanto, la solución es cambiar las relaciones de poder en la ONU, en el Banco Mundial, en el Fondo Monetario Internacional y en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Si eso no sucede, no lograremos mucho", añadió.
El director de la Campaña del Milenio para África, Salil Shetty, coincidió con esta postura en su informe "Cómo pueden los anglicanos contribuir con los Objetivos del Milenio".
"La clave es que las naciones ricas cumplan con sus obligaciones y contribuyan a la erradicación de la pobreza, tal como lo estipula, vagamente, el objetivo ocho", señala el documento.
"Esto implica que cumplan con sus compromisos en lo que respecta a ayuda, deuda y comercio", añade.
"En cuanto a la asistencia, la prioridad es cumplir con el eterno compromiso de aportar 0,7 por ciento de su producto interno bruto para la ayuda oficial al desarrollo, además de mejorar su calidad", prosigue.
El informe subraya que "eso debe implicar suavizar y simplificar los procesos de adjudicación de fondos y terminar con la política de imposición de condiciones".
En cuanto al tema de la deuda externa, Shetty dijo que el proceso de cancelación debe ser más rápido y de montos mayores, porque muchas naciones africanas gastan más en pagar sus obligaciones que en combatir, por ejemplo, las causas evitables de la mortalidad infantil.
Por último, en cuanto a comercio, Shetty subrayó la necesidad de eliminar los subsidios agrícolas que aplica el Norte a sus productos, darle una mayor participación a los países en desarrollo en el diseño de políticas comerciales internacionales y revisar los acuerdos de propiedad intelectual, que sólo favorecen a las empresas trasnacionales, dificultan la disponibilidad de alimentos y empeoran la salud.
Shetty dijo a IPS fuera del encuentro que las naciones industrializadas gastan más dinero en armamento que en combatir la pobreza. "Antes de la guerra de Iraq, el gasto militar había alcanzado los 900.000 millones de dólares al año. La asistencia sigue en 70.000 millones", señaló
"Con una mano nos ayudan y con la otra nos quitan a través de los desequilibrios comerciales", añadió.
Los Objetivos incluyen reducir a la mitad el porcentaje de personas en la indigencia y que padecen hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la mortalidad materna en tres cuartos.
Además, combatir la expansión de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria (paludismo) y otras enfermedades, asegurar la sostenibilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur, todo para 2015 respecto de las cifras de 1990.
Según Shetty, si se sigue con este "método empresarial", la mayoría de las naciones africanas lograrán el primer objetivo "recién en 2147".
En 2015, tan sólo lo conseguirán Burkina Faso, Botswana, Camerún, Egipto, Ghana, Lesotho, Libia, Marruecos, Mauricio, Sudáfrica, Túnez y Uganda, señaló Mamhla Mniki, del African Monitor.
Esa organización fue creada por el arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo, Njongonkulu Ndungane, para seguir de cerca los avances en esta materia.
Menos de 20 de las 53 naciones de África podrán alcanzar las metas fijadas en la Cumbre del Milenio, como se conoce a las instancias inaugurales de la Asamblea General de la ONU de septiembre de 2000, a la que asistieron numerosos jefes de Estado y de gobierno.
En lo referente a educación, sólo cuatro países podrían cumplir con la meta correspondiente, señaló Mniki.
"Malawi, Eritrea y Gambia son un ejemplo positivo en materia educativa. Ghana y Mozambique están progresando en el área salud, por no hablar de Uganda y Senegal en lo relativo al VIH/sida. Egipto redujo a la mitad la mortalidad materna en ocho años", indicó Shetty.
El sacerdote anglicano Bryan Davis Volcere, de Seychelles, insistió en la conferencia que no había visto pobreza entre los 400 fieles de su iglesia.
Esa pequeña isla de 81.000 habitantes del océano Índico tiene uno de los mejores niveles socioeconómicos y de calidad de vida del continente. Su economía depende del turismo y la pesca, y el cumplimiento de los Objetivos del Milenio no parece representar un problema.
"No hay extrema pobreza en Seychelles. La prevalencia del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) es baja. Tenemos educación y salud gratuita. Todo el mundo tiene una casa con agua corriente y electricidad", dijo Volcere a IPS.