La cuarta sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU concluyó con resultados muy buenos, en particular porque los países en desarrollo recuperaron la iniciativa dentro del organismo, evaluó el académico suizo Jean Ziegler, relator sobre el derecho a la alimentación.
Los delegados de los grupos de Asia, África y de los gobiernos progresistas de América Latina han pasado a la ofensiva en el máximo cuerpo especializado de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para enfrentar al neocolonialismo en el terreno de los derechos humanos, declaró Ziegler a IPS.
La visión del experto guarda relación con lo acaecido durante el primer año de debates del Consejo, que acaba de cerrarse con la sesión culminada este viernes, en la que desaparecieron en la práctica todos los exámenes de violaciones de derechos humanos por países individuales a causa del congelamiento de los mecanismos especiales.
Ziegler aceptó que en el sistema internacional de derechos existe un "vacío de protección" determinado por la transferencia del poder de la desaparecida Comisión de Derechos Humanos a su sucesor, el actual Consejo.
En marzo y abril de 2005 se realizó la última sesión de la Comisión. Desde entonces no se han adoptado pronunciamientos sobre situaciones de países ni se ha definido el destino de los mecanismos especiales, integrados por grupos de trabajo, expertos o representantes que se ocupan de investigar e informar sobre aspectos específicos de derechos humanos y sobre violaciones en ciertos Estados.
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El caso de Sudán, la cuestión saliente de la sesión que acaba de terminar, representa sólo en parte una excepción a ese "vacío de protección", pues el Consejo no ha podido emitir un estricto juicio de condena contra Jartum por los abusos que se cometen en Darfur, la región occidental de ese país africano.
La resolución aprobada por el Consejo, resultado de un acuerdo entre el Grupo Africano y la Unión Europea, toma nota con profunda preocupación de las graves violaciones en Darfur y encomienda a un grupo de siete expertos de la ONU que revise la aplicación de las recomendaciones efectuadas por el foro mundial en 115 decisiones ya adoptadas sobre este caso.
Los enfrentamientos armados entre grupos musulmanes de etnias árabes y otros de etnias africanas negras recrudecieron desde febrero de 2003 y han causado la muerte de más de 200.000 personas y el desplazamiento de dos millones y medio de civiles.
La crisis de Darfur ocupó buena parte de las tres semanas de debates del Consejo, por momentos en un clima de polarización negativa, como reprochó el presidente del organismo, el delegado mexicano Luis Alfonso de Alba.
En una sesión extraordinaria realizada en diciembre, el Consejo resolvió enviar a Sudán una misión integrada por cinco personas para evaluar la situación de los derechos humanos.
Pero el gobierno de Sudán negó la autorización de ingreso a ese grupo de expertos encabezado por la estadounidense Jody Williams, ganadora en 1997 del premio Nobel de la Paz.
La negativa de Jartum representó un segundo desdoro para el Consejo de la ONU, pues con anterioridad Israel había bloqueado una misión creada por el organismo en noviembre de 2006 y encabezada por el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz de 1984, que debía visitar la franja de Gaza e investigar el caso de 19 palestinos muertos por fuego israelí en la ciudad de Beit Hanoun.
Con la decisión sobre Darfur, el Consejo recompone en parte su imagen, comentó un diplomático latinoamericano que no quiso dar su nombre. El caso de la región sudanesa no se resuelve en el Consejo de Derechos Humanos. El foro indicado para encontrarle una solución es el Consejo de Seguridad de la ONU, añadió la fuente.
De todos modos, el debate sirvió para reducir la polarización con que había comenzado la sesión. Por otro lado, también permitió que el Grupo Africano mostrara mayor flexibilidad. Varios países, sobre todo Zambia, pero también Senegal, Nigeria, Gabón y Ghana sostuvieron que debía llegarse a un compromiso, como ocurrió.
La fuente latinoamericana opinó que de esa manera se había divido el férreo frente formado por delegados de la Organización de Países Islámicos y el grupo árabe a la hora de defender a Jartum.
Peter Splinter, de Amnistía Internacional, estimó que con ese paso, los países africanos demostraron que "no están dispuestos a tolerar las violaciones que se perpetran contra la población de Darfur, en aras de la causa del mantenimiento de la solidaridad africana".
En el resto de las decisiones aprobadas por el Consejo, las votaciones mostraron coincidencias que reflejan la misma brecha entre naciones del Norte y del Sur que caracterizaba a la desparecida Comisión de Derechos Humanos y que fue una de las razones esgrimidas para desprestigiarla.
De esa manera se adoptaron resoluciones contra la discriminación fundada en las creencias o en las religiones, sobre el derecho al desarrollo, los efectos de la mundialización sobre los derechos humanos y el fortalecimiento de la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Louise Arbour.
El bloque de asiáticos, africanos y latinoamericanos y caribeños se resquebrajó solamente cuando se votó una resolución sobre la lucha contra la difamación de las religiones. En este caso, nueve países (Argentina, Brasil, Ecuador, Ghana, India, Nigeria, Perú, Uruguay y Zambia) se abstuvieron.
Alberto Dumont, delegado de Argentina, dijo que su país aspiraba a que el texto de esa resolución mantuviera un equilibrio entre la protección de las religiones y la libertad de expresión.
El presidente del Consejo anunció que las discusiones sobre el andamiaje institucional del organismo, creado hace un año por la Asamblea General de la ONU, proseguirán en grupos de trabajo durante abril. Algunos delegados estimaron que a comienzos de mayo se dispondrá de un borrador para que los 47 Estados miembros del organismo inicien el debate final.
Mientras tanto, existe una virtual moratoria para los países que violan los derechos humanos, evaluó el diplomático latinoamericano.
En efecto, en sus nueve meses de existencia, el Consejo sólo ha condenado a un país, Israel, protestó Hillel Neuer, director ejecutivo de la organización no gubernamental UN Watch. En la recién concluida sesión, el organismo adoptó su novena resolución contra ese país, recordó.