Más de 1.000 activistas y expertos de 30 países reunidos desde este lunes en la capital ecuatoriana anunciaron la conformación de la Red Mundial No Bases, para coordinar estrategias de lucha contra las instalaciones militares extranjeras, que ya llegan a un millar en el planeta.
La educadora Lina Cahuasquí, de la Coalición No Base Ecuador, explicó a IPS que la Red se conformará "como un espacio plural y democrático vinculado a las permanentes luchas de organizaciones sociales que apuntan a un sistema libre de militarismo y basado en el respeto, la equidad, la justicia y una cultura de paz".
La Primera Conferencia Internacional por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, que se desarrollará hasta el viernes próximo, analiza los impactos que provoca la presencia de bases extranjeras y las luchas locales contra este tipo de instalaciones en el mundo.
En el primer día de sesiones se compartieron la experiencia en cada país, luego le seguirá la planificación de estrategias conjuntas de lucha, mientras que el jueves, cuando se celebre el Día Internacional de la Mujer, saldrá la caravana "Mujeres por la Paz" de Quito hacia el occidental puerto de Manta, donde se ubica la mayor base militar de Estados Unidos en América del Sur.
En el cierre de la conferencia se realizarán sendos festivales culturales en Quito y en Manta, en los que se lanzará una campaña mundial de solidaridad en busca del cierre definitivo de esa base.
Cahuasquí afirmó que hay más de 1.000 bases militares extranjeras en todo el mundo, la mayoría de las cuales son de Estados Unidos, que cuenta con 737 en distintas naciones, seguido luego de Rusia, China, Gran Bretaña e Italia.
"Esta cifra no incluye a las bases militares secretas, como es el caso de las cuatro instaladas en Iraq", según esta educadora.
"Pero Estado Unidos no tiene bases solamente en los países subdesarrollados. Hay 81 de ese país en Alemania y 37 en Japón", agregó a modo de ejemplo. En América Latina y el Caribe, cuenta con 17 instalaciones militares distribuidas en Colombia, Perú, El Salvador, Aruba, Curaçao, Honduras, Ecuador y en la bahía de Guantánamo de Cuba, detalló.
Wilbert van der Zeijden, del Transnational Institute de Holanda, aspira a que el encuentro sirva para impulsar "una gran campaña global" contra las instalaciones y la presencia militar extranjera en todo el mundo.
"Si no se pueden cerrar todas las bases, al menos se podrá debilitar esta red mundial de Estados Unidos, que ataca cuando quiere y donde quiere", sostuvo.
Por su parte, la filipina Corazón Fabros Valdez, del Comité Organizador Internacional de la Conferencia, espera que la reunión de Ecuador consolide un apoyo mundial al movimiento que lucha contra la base de Manta y ayude a fortalecer la posición del gobierno de este país de terminar con el convenio en diciembre de 2009, cuando vence.
"Durante la lucha contra las bases estadounidense en Filipina vimos la importancia que tiene la solidaridad internacional para tener éxito", comentó.
"Filipinas tuvo bases militares de Estados Unidos por más de 100 años, instaladas para agredir a Vietnam y a otros pueblos del mundo. Uno de los efectos más graves fue la violación a los derechos humanos y a la democracia", añadió Fabros Valdez.
El nuevo presidente de Ecuador, Rafael Correa, ya ha anunciado que no renovará el convenio sobre Manta a su vencimiento, como lo habían sugerido portavoces del gobierno estadounidense de George W. Bush, que pretendían extenderlo hasta 2012.
Manta es el principal puerto del país sobre el océano Pacífico, situado a 260 kilómetros de Quito
También Herbert Docena, investigador de Focus on the Global South de Filipinas, espera que se envíe un mensaje muy claro de que la gente en todo el mundo no quiere bases militares extranjeras.
"Además de la declaración política queremos institucionalizar la Red No Bases en todo el mundo y hacerla más dinámica, para emprender proyectos a mediano y largo plazo", detalló Docena a IPS.
"Estados Unidos apoyó a Ferdinando Marcos (1965-1986) con sumas exorbitantes de dinero a cambio de mantener las bases, al punto de que sin ese apoyo no habría sido posible una dictadura tan larga", apuntó.
"Sólo después de cerradas las bases en 1992, constatamos el grado de contaminación que causaron", afirmó.
En la Conferencia participa también la pacifista estadounidense Cindy Sheehan, madre del soldado Casey Sheehan muerto en la guerra de Iraq, para narrar su experiencia y sumarse a la caravana "Mujeres por la Paz".
Cahuasqui recordó lo ocurrido en Vieques, Puerto Rico, como un ejemplo de las consecuencias negativas de las bases militares. Esa zona "fue contaminada con metales pesados, químicos y hasta con desechos nucleares como el uranio reducido, con impacto sobre el agua, los seres humanos y el ambiente en general", indicó.
Varias bases son presentadas como lugares de cooperación e intercambio, pero estos sitios mantienen equipos de comunicación y sirven para espionaje, como sucede en Nueva Zelanda.
Los activistas mencionaron los logros obtenidos en su lucha hasta el presente, como fue el caso de Italia, donde más de 100.000 personas salieron a las calles para decir que no aceptarán más la violación de la soberanía de ese país.
Otro ejemplo mostrado fue el del pueblo puertorriqueño que se levantó de manera activa no violenta para conseguir cerrar la base de Vieques, después de 60 años de presencia militar estadounidense.
Ecuador dijo que no a una propuesta de Washington para instalar otra base militar en la isla de Baltra, en Galápagos, Panamá logró la salida de la marina de guerra de Estados Unidos, mientras que Uruguay, Argentina y Brasil declararon en los últimos años el cese de las tradicionales maniobras militares conjuntas con ese cuerpo militar.
"Nos inspira la posición del gobierno ecuatoriano para cerrar la base de Manta, pero también estamos preocupados por la presión que ejerce Estados Unidos sobre este país a fin de mantenerla", advirtió Cahuasquí.
La Conferencia reúne, además de activistas, a legisladores de Brasil, Venezuela y de países de Europa, al secretario del Consejo Mundial por la Paz, el legislador del Parlamento Europeo Tobías Pflueger, y la investigadora mexicana Ana Esther Ceceña.
Entre los disertantes se encuentran Kyle Kajihiro, comprometido en la defensa de los derechos humanos de los nativos hawaianos, la justicia ambiental y la desmilitarización, así como Andrés Thomas, integrante del colectivo estadounidense Democracy Now.