AGUA: Día mundial sin brindis

Este jueves se conmemorará el Día Mundial del Agua, pero habrá pocos motivos para festejar.

El lema de este año, "Afrontar la escasez de agua", permitirá discutir una variedad de asuntos pendientes, desde de la protección ambiental y el recalentamiento planetario hasta la distribución equitativa de ese recurso para irrigación, industria y uso doméstico.

La crisis causada por la escasez de agua, su mala administración y los problemas de saneamiento siguen constituyendo serios obstáculos para alcanzar en 2015 los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio.

En ese sentido, la ONU hace hincapié en la importancia de la buena gobernanza y la adecuada administración de los recursos en el ámbito nacional e internacional.

"La situación del agua en el mundo sigue siendo un asunto delicado", subrayó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. "Los recursos disponibles están sobreexplotados por el gran aumento poblacional, un tipo de consumo no sustentable, mala administración, contaminación, inversiones inadecuadas en infraestructura y poca eficiencia en el uso de agua".
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La cantidad de agua que posee el planeta es suficiente para todos, pero sólo si se utiliza en forma adecuada, según el foro mundial.

Poco más de 1.000 millones de personas no cuentan con suficiente agua potable para cubrir sus necesidades básicas diarias y 2.600 millones carecen de saneamiento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Para 2025, 1.800 millones de personas vivirán en países o regiones con total falta de agua y dos de cada tres sufrirán su escasez, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Las personas ya afectadas están dentro de las zonas más pobres del planeta, y más de la mitad residen en China e India, de acuerdo con estimaciones de la ONU.

La actividad agrícola es la que más gasta este recurso, y utiliza alrededor de 70 por ciento del agua dulce que se extrae de lagos, ríos y acuíferos.

Pero ese porcentaje se acerca a 90 en varias naciones en desarrollo, donde se ubican casi tres cuartos de todas las tierras irrigadas del mundo.

La mayoría de los países de Medio Oriente y África del norte padecen una grave escasez de agua, al igual que otros como México, Pakistán, Sudáfrica, y grandes extensiones de China e India.

"Debido a que el uso de agua aumentó en el último siglo más del doble del crecimiento poblacional, es clave para el futuro manejar en forma eficiente y equitativa ese recurso escaso", indicó Pasquale Steduto, experto de la FAO y presidente del Equipo de Tareas ONU-Agua.

Este equipo interinstitucional coordina las iniciativas aprobadas por 24 agencias del foro mundial y varios otros colaboradores externos con miras a cumplir los Objetivos del Milenio y las metas vinculadas con la campaña Decenio Internacional para la Acción: "El agua, fuente de vida" 2005-2015.

"Una buena administración de los recursos hídricos a todo nivel puede contribuir a que las naciones adopten enfoques flexibles para que más personas tengan la cantidad de agua necesaria mientras se preserva el ambiente", según Steduto, quien también es jefe de la Unidad de Agua y Desarrollo de la FAO. "La comunidad internacional tiene los conocimientos para sobrellevar la escasez, pero hay que tomar medidas".

Reconociendo el papel vital que desempeña el agua dulce en la seguridad y el desarrollo humano, el Plan de Aplicación de las decisiones tomadas por los estados miembro de la ONU en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de 2002 exhortó a las naciones a desarrollar mecanismos integrados para administrar los recursos hídricos y diseñar planes eficientes para 2005.

Pero sólo 12 por ciento de los países dispusieron medidas en ese sentido, según un informe de ONU-Agua publicado en 2006.

Por otra parte, la asistencia oficial al desarrollo destinada al sector hídrico promedió en los últimos tiempos unos 3.000 millones de dólares al año.

Pero tan sólo 12 por ciento de esa cifra llegó a los más necesitados, indica ese documento, titulado "Agua: Una responsabilidad compartida", y sólo alrededor de 10 por ciento se utilizó para respaldar políticas y programas vinculados con el agua.

Además, disminuyó la inversión privada en los servicios de ese recurso, por lo que el problema se agrava.

En los años 90, el sector privado gastó unos 25.000 millones de dólares en suministro y saneamiento para los países en desarrollo, en su mayoría de América Latina y Asia.

Las grandes compañías multinacionales dedicadas a la gestión del agua comenzaron a retirarse o disminuir sus operaciones en esas regiones por riesgos políticos y financieros, según ONU-Agua.

La FAO señaló que aun en zonas con abundante agua dulce a veces hay escasez.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estima, pese a no contar con cifras oficiales, que la corrupción le cuesta al sector a cargo del agua millones de dólares al año y socava los servicios, perjudicando sobre todo a los pobres.

Otro informe de ONU-Agua publicado en 2006 cita una encuesta realizada en India, en la que 41 por ciento de los consultados confesaron haber incurrido en un "pequeño soborno" en los seis meses anteriores para falsificar la lectura del medidor de consumo, 30 por ciento pagó por "trabajos de reparación rápidos" y 12 por ciento lo hizo para "conectar agua y saneamiento urgente".

El documento "Agua: Una crisis de gobernanza" responsabiliza del problema a la "mala administración, la corrupción, la falta de instituciones apropiadas, la inercia burocrática y la escasez de inversiones en la capacitación de recursos humanos y en infraestructura".

El agua no potable es la principal causa de enfermedades y de la mala calidad de vida.

La diarrea y la malaria (paludismo) se cobraron la vida de unas 3,1 millón de personas en 2002, 90 por ciento de las cuales eran niños y niñas menores de cinco años, según la OMS.

Esa agencia estima que alrededor de 1,6 millones de personas podrían salvarse al año si contaran con agua potable, saneamiento y condiciones de higiene.

De persistir esta tendencia, ONU-Agua advierte que, por ejemplo, en África subsahariana no se alcanzarán en 2015 las metas del Objetivo siete: asegurar la sostenibilidad ambiental y reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable y sin saneamiento.

Los Objetivos del Milenio incluyen también reducir a la mitad la proporción de personas en la indigencia y que padecen hambre, así como lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos.

Además, combatir la expansión del VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, así como crear una sociedad mundial para el desarrollo.

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