REPÚBLICA DOMINICANA: Contaminantes por aire y suelo

Desde los cerros de Paraíso de Dios las chimeneas delatan un complejo industrial que se levanta imponente en las proximidades del mar Caribe dominicano. Una empresa tras otra, como en hileras, hasta sobrepasar el centenar.

Según estudios, la constelación de empresas, que fueron instaladas sin observar reglas ambientales, es la responsable de que Bajos de Haina esté catalogado como una de las diez localidades más contaminadas del mundo, según el Instituto Blacksmith, con sede en Nueva York.

Paraíso de Dios es sólo un barrio de Bajos de Haina, un municipio a unos 20 kilómetros al oeste de Santo Domingo, donde por 20 años operó una planta de reciclaje de baterías de automóviles, trasladada a otro lugar hace siete años, pero cuyos desechos continúan contaminando a niños y adultos.

Bajos de Haina alberga a más de 100 industrias de manufacturas, químicos, productos farmacéuticos, artículos metalúrgicos, además de otras generadoras de electricidad, así como la Refinería Dominicana de Petróleo.

Aquí también se encuentra el puerto más importante del país, que en 2002 registró operaciones de mercancías de 10,4 millones de toneladas, alrededor de 65 por ciento del movimiento total de República Dominicana.
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"La contaminación tiene que ver con la gran cantidad de industrias", dice Juan Felipe Ditrén, director de Calidad Ambiental de la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente.

"El gran problema no son sólo las industrias", sino "que cuando se instalaron esas empresas las leyes ambientales eran muy débiles", sostiene Ditrén.

El inicio de esta constelación de usinas se remonta a los años 70, cuando el gobierno empujó una ley de promoción industrial que favorecía el desarrollo del sector y, con esa pujanza, también llegó la contaminación hoy inmanejable.

El conjunto de fábricas emite al aire anualmente 9,8 toneladas de formaldehído (o metanal), 1,2 toneladas de plomo, 416 toneladas de amonio y 18,5 toneladas de ácido sulfúrico, según el Inventario de Emisiones Contaminantes Peligrosas, levantado en la zona industrial por la Secretaría del Medio Ambiente en 2004.

"Como resultado de esta investigación se identificaron 84 sustancias peligrosas, de las cuales 65 son tóxicos de importancia", recoge el documento.

Destaca que "la mayor amenaza para el ambiente y la salud de los seres humanos son los metales pesados, generados principalmente por los sectores de fabricación de aparatos eléctricos y electrónicos". El total de contaminantes emanados cada año por el complejo industrial es de 15.819 toneladas.

Entre los contaminantes que se arrojan al suelo, el estudio cita en orden de peligrosidad: plomo con 74,2 toneladas, cobre con 91,3 toneladas, y ácido sulfúrico con 412 toneladas.

Mientras, anualmente se vierten al agua 33.9 toneladas de ácido sulfúrico, 29,6 toneladas de ácido fosfórico, 4,5 toneladas de cloro y 10,2 toneladas de amonio.

"Dado que en el país existe un bajo nivel de información sobre la calidad ambiental, se hace necesario el levantamiento de datos y la realización de diagnósticos para determinar o identificar las fuentes de contaminación que afectan el entorno y las condiciones en que se encuentran los diferentes componentes del mismo", dice el estudio en la introducción.

Mientras en las recomendaciones sugiere "hacer obligatorio el reporte de las sustancias peligrosas de alta importancia ambiental o de salud, que sean usadas, manejadas, comercializadas o desechadas por las industrias del país".

Además, propone tomar "en cuenta la tecnología de producción y la peligrosidad de las sustancias usadas y los procesos".

La contaminación en Bajos de Haina data de varios años, "y aquí no se está haciendo nada para corregirla", aseguró Víctor Manuel Báez, de la Fundación Acción Comunitaria. "Se piensa que aquí la contaminación es sólo por el plomo, pero no es así", sostiene.

Un estudio realizado en 2005 por la Academia de Ciencias de la República Dominicana indica que en Bajos de Haina, 93 por ciento de los enfermos son por asma, 83 por ciento por bronquitis, 69 por ciento por gripe, y 68 por ciento por infecciones diarreicas agudas.

"También los contaminantes del aire están creando graves problemas", dice Báez.

Estela llega al hospital materno-infantil Norma Ruiz. Lleva en brazos a Jesús, su pequeño hijo de dos años. Presurosa baja del "motoconcho" (transporte de pasajeros en pequeñas motocicletas) y camina a la sala de emergencias. "Tiene una gripe mala, doctora", dice, "casi no durmió". Son algo menos de las nueve de la mañana.

Más tarde sale rumbo a la farmacia con varias recetas en las manos. "Me 'dijén' que tiene una cosa que se llama así…bronquitis", señala. "Voy a 'comprá eta' medicina pa'ponésela". El cuadro de Jesús se repite muchas veces tanto en menores de cinco años, como en niños mayores y en adultos.

El año pasado se atendieron en este centro asistencial más de 35.000 casos de afecciones pulmonares en menores de 14 años.

En Bajos de Haina habitan cerca de 90.000 personas y 32 por ciento de los hogares son pobres, según el informe "Focalización de la Pobreza en República Dominicana", elaborado por el secretariado (ministerio) Técnico de la Presidencia, a través de la Oficina Nacional de Planificación.

A las 15.819 toneladas de sustancias peligrosas generadas cada año por las industrias, hay que sumar los desechos urbanos e industriales.

Según la Academia de Ciencias, Bajos de Haina produce alrededor de 85 toneladas diarias de basura, arrojada en un vertedero a cielo abierto.

Esto "constituye una forma inapropiada de disposición final", sostiene la entidad.

El cabildo (gobierno municipal) se siente impotente para controlar solo el complejo abanico de la contaminación de Bajos de Haina, por lo cual ha apelado a otros sectores públicos y privados para encararlo. Aun reconociendo la pesada carga, se proponen iniciar un nuevo inventario de la problemática en unos 90 días.

El costo del inventario es el equivalente a unos 2.500 dólares, de los cuales 160 serían aportados por el cabildo, y el resto por el gobierno central, según la propuesta sometida al municipio por un grupo de técnicos, que contempla un paquete de medidas tendientes a hacer frente a la contaminación.

"Nosotros, como ayuntamiento, de manera unilateral no podemos decir que vamos a resolver el problema", explicó Luís Alberto Concepción, síndico (alcalde) que tomó las riendas del municipio en agosto pasado. "Tenemos que combinar los esfuerzos entre (la Secretaría del) Medio Ambiente y alguna institución que quiera ayudarnos a encontrar una salida".

La propuesta, titulada "Hacia Una Política de Gestión Ambiental Participativa", busca "desatar voluntades, investigaciones, acciones futuras de la vida municipal para la preservación de nuestro entorno, nuestra vida en salud y la preservación de los recursos naturales del planeta".

Las autoridades ambientales del país entienden que introducir grandes cambios en las industrias instaladas desde décadas atrás "es difícil", porque requeriría de nuevas tecnologías y "los costos serían muy elevados", estima Ditrén.

La Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales, aprobada en 2000, obliga a observar normas específicas cuando se instalan nuevas industrias. Por lo pronto, el daño está hecho y repararlo conllevará nadie sabe cuánto tiempo.

"Todos esos cambios se irán haciendo lentamente", advirtió el funcionario.

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