POLITICA-NICARAGUA: La vuelta del ex guerrillero

A 17 años de haber perdido en las urnas el poder ganado en 1979 como uno de los líderes de la guerrilla sandinista, Daniel Ortega regresó al gobierno de Nicaragua gracias a un acuerdo con la derecha, de la mano de Hugo Chávez y con la bendición de Washington.

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Ortega se ciñó este miércoles la banda presidencial obtenida con 38 por ciento de los más de tres millones de nicaragüenses mayores de 16 años que concurrieron a votar el 5 de noviembre.

La ceremonia, con la presencia de mandatarios y delegados de 60 países, se desarrolló en la simbólica Plaza de los No Alineados Omar Torrijos, donde en 1990 el entonces saliente presidente sandinista asumió su derrota, ante la conservadora Violeta Barrios Chamorro, y prometió que gobernaría desde abajo y regresaría "para gobernar desde arriba".

Entre los visitantes más destacados se contaron los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, Evo Morales, de Bolivia, Felipe Calderón, de México, y Hugo Chávez, de Venezuela, además del secretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Thomas Shannon.

Tampoco faltó a esta cita el ex presidente nicaragüense, el derechista y ahora aliado del sandinismo Arnoldo Alemán (1997-2002), quien carga con una condena de 20 años de prisión por delitos de corrupción y lavado de dinero, pero que goza de libertad condicional.
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Vestido con vaqueros, camisa blanca y sin corbata, rompiendo con el tradicional protocolo, Ortega se dirigió luego de la ceremonia oficial de toma de mando a la Plaza de la Fe, donde 300.000 simpatizantes celebraron la victoria y el retorno de Ortega, luego de tres derrotas electorales consecutivas.

Pero este "Ortega es otro Ortega y la Nicaragua que recibe es un país diferente al que recibió destruido el 19 de julio de 1979 y que dejó peor en 1990, cuando más de 50 por ciento de los votantes eligieron a Barrios de Chamorro" para suplantarlo, opinó el ex diplomático y analista político Aldo Díaz Lacayo.

Ortega llegó al poder en 1979 como miembro de la dirección del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la fuerza guerrillera que tras 17 años de combates logró desterrar de esta pequeña nación a la dictadura de la familia Somoza, que gobernó a sangre y fuego por 43 años.

El propio FSLN lo postula para la presidencia en 1984, cuando la guerrilla triunfante decide instaurar finalmente el sistema democrático representativo. De este modo asume para gobernar de 1985 a 1990.

En ese lapso tejió alianzas con Cuba y con la hoy extinta Unión Soviética, formando parte del bloque opositor a Estados Unidos, cuyo gobierno promovió y financió la reorganización y el ataque de los ex somicistas en lo que se llamó la contrarrevolución (Contra).

Esa guerra civil llevó la destrucción y el hambre a todo el territorio, al punto de que aún hoy permanecen en situación de pobreza 80 por ciento de los 5,1 millones de nicaragüenses y más de 45 por ciento son indigentes.

Díaz Lacayo señaló que Ortega y su FSLN ya no promueven las políticas socialistas que intentaron ejecutar en los años 80 y que, por el contrario, encararán política pragmáticas con todos los países que les sean de interés.

Hasta ahora, su principal respaldo en el exterior es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien prometió firmar acuerdos de cooperación económica que superan el apoyo dado por ese país a Bolivia y Ecuador, como se encargó de resaltar a IPS el embajador de Caracas en Managua, Miguel Gómez.

Los convenios, según el diplomático, implican la entrega de 10 millones de barriles anuales de petróleo procesado a precios preferenciales, la apertura de un banco social para la construcción de 200.000 viviendas populares, el financiamiento para construir plantas de generación de energía eléctrica y proyectos educativos y de apoyo a la salud.

También se incluye la venta de productos agrícolas nicaragüenses para el mercado del país gobernado por Chávez, quien coincidentemente este miércoles inició otro mandato sexenal con la intención declarada de implementar un sistema socialista.

Por otro lado, Ortega espera iniciar conversaciones comerciales con el presidente conservador de México, Felipe Calderón, y con los gobiernos izquierdistas de Bolivia, el próximo a asumir en Ecuador, el de Brasil y el de los demás miembros fundadores del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Paraguay y Uruguay.

En el marco de los vecinos de América Central, el flamante mandatario ya los visitó, y consiguió su apoyo, para promover la integración regional y fortalecer el intercambio de bienes y servicios.

Además, el ex líder guerrillero ha afirmado que mantendrá y fortalecerá el tratado de libre comercio con Estados Unidos, firmados por su país junto a otros cuatro países de la región y República Dominicana, conocido por sus siglas en inglés DR-Cafta.

Carlos Tünnemann, catedrático y analista político independiente, advierte que, según lo detallado, el nuevo FSLN ha dado muestras de pragmatismo al fortalecer lazos comerciales con Venezuela y otros países latinoamericanos con gobiernos de izquierda, sin perder de vista las buenas relaciones con Estados Unidos.

"De hecho, Ortega ha recibido la venia de Washington y eso en política internacional significa mucho", dijo Tünnermann, en referencia a la llamada que esta semana hizo a Ortega el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para felicitarlo personalmente y recordarle el compromiso con la democracia.

El secretario de relaciones internacionales del FSLN, Samuel Santos, resumió la nueva política internacional de Ortega: "hay que trabajar bien con todos, pero es una relación totalmente comercial y empresarial".

Analistas políticos y economistas coinciden en Managua que el nuevo gobierno debe priorizar la atención a los sectores sociales más débiles.

El vicepresidente Jaime Morales considera que, a diferencia de la anterior experiencia de gobierno de Ortega, las condiciones económicas del país son ahora más estables pese a la desigualdad social.

En 1990, cuando el FSLN fue sacado del gobierno por las urnas, Nicaragua estaba literalmente destruida, con una deuda pública de 12.000 millones de dólares y apenas 1,6 millones de dólares de reserva.

La inflación era entonces de 13.940 por ciento y el producto interno bruto por persona era de 250 dólares, o sea tres veces menos que hoy, según el Banco Central.

"La Nicaragua que encontramos ahora, en aspectos macroeconómicos y de aspectos de salud general económica, es bastante positiva", dijo.

Morales admitió que el saliente presidente Enrique Bolaños hizo logros en el área macroeconómica, con un crecimiento en las exportaciones, un manejo equilibrado del presupuesto, control razonable de la inflación y libertad cambiaria.

"Sin embargo, el problema básico radica en que esas mejoras no se tradujeron en beneficio para las grandes mayorías empobrecidas y desempleadas, y esa será la misión del nuevo gobierno", apuntó.

Morales retomó las palabras de campaña de Ortega, al decir que "no se cometerán los errores del pasado".

"Queremos apoyarnos y apoyar a la empresa privada, estimulando la inversión nacional y extranjera con absoluta libertad, dar seguridad a la propiedad y mantener irrestricta la libertad de prensa", sostuvo.

Pero mientras Morales y Ortega expresan esos postulados, la diputada Mónica Baltodano, del disidente Movimiento Renovador Sandinista, denuncia que la bancada parlamentaria del FSLN retomó el pacto político con Alemán para lograr la mayoría en ese cuerpo.

Ese que ese acuerdo entre los otrora férreos enemigos le permitió al FSLN reformar la ley electoral y bajar el porcentaje de 45 a 35 por ciento de los votos para ungir presidente a Ortega.

Sin embargo, mientras unos critican a Ortega, otros ponen sus esperanzas en su nuevo gobierno. Una encuesta publicada esta semana por el diario La Prensa resalta que 67,1 por ciento de los consultados cree que el flamante gobierno traerá prosperidad a Nicaragua.

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