El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este lunes su Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que prevé 503.900 millones de reales (235.000 millones de dólares) en inversiones hasta 2010, con la meta de que la economía crezca cinco por ciento al año.
El paquete de 19 medidas destinadas a estimular las inversiones en infraestructura y en la construcción, asegurando prioridad a más de 100 proyectos energéticos y de transporte, fue acogido como "positivo" y "en la dirección correcta", pero muchos empresarios, políticos y economistas apuntaron insuficiencias e incertidumbres para alcanzar las metas.
Lula sostuvo que, después de perseguir con éxito la estabilidad económica en su primer gobierno, de 2003 a 2007, en este segundo período consecutivo iniciado el 1 de este mes el objetivo es "crecer de forma correcta", es decir con democracia, responsabilidad fiscal y reducción de las desigualdades.
Para ello firmó, en una ceremonia con gobernadores estaduales, alcaldes, líderes parlamentarios, partidarios y empresariales, siete medidas provisionales (legislación de iniciativa presidencial de vigencia inmediata pero sujeta a aprobación parlamentaria en 90 días), siete decretos y cinco proyectos de ley.
Además de inversiones, las medidas promoverán el crédito, especialmente para viviendas, el desarrollo institucional, la reducción de algunos impuestos y el equilibrio fiscal a largo plazo.
El ministro de Hacienda, Guido Mántega, informó sobre las sumas generales de las inversiones. Así, detalló que el sector energético es el principal rubro y que absorberá 274.800 millones de reales (128.000 millones de dólares), que implica 54,5 por ciento del total.
Esa proporción tan mayoritaria se debe a las sumas abultadas del sector petrolero, explicó la ministra Jefa de la Casa Civil de la Presidencia, Dilma Rousseff, especie de gerenta del gobierno, quien describió luego los proyectos prioritarios y las inversiones distribuidas por las cinco regiones brasileñas.
"Infraestructura social", que comprende saneamiento, vivienda y electricidad para rincones aún privados de energía, es contemplada con 33,9 por ciento del total de las inversiones. Transportes es otro sector que contará con inversiones para construcción, mantenimiento y ampliación de numerosas carreteras, hidrovías, ferrocarriles, puertos y aeropuertos.
Con ese programa, el producto interno bruto debe crecer 4,5 por ciento este año y cinco por ciento en los próximos tres años, vaticinó Mántega. Sostuvo, además, que la previsión se basa en proyecciones "conservadoras" de las tasas de interés básicas fijadas por el Banco Central y una inflación estabilizada en 4,5 por ciento anual hasta 2010.
El Banco Central decidirá este miércoles sobre su tasa de interés y podrá ampliar las dudas sobre una efectiva aceleración del crecimiento económico, si interrumpe el ritmo de baja del interés, actualmente en 13,25 por ciento. El mercado financiero espera una reducción de 13 o 12,75 por ciento, aún el nivel más elevado del mundo, en términos reales.
Críticos de la política monetaria conservadora, como Paulo Nogueira Batista Junior, profesor de la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo, señalan que sin cambiar los criterios y la dirección del Banco Central, será imposible una mayor expansión de la economía, que en 2006 se estima se mantuvo en menos de tres por ciento.
El plan del gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores fue considerado prometedor por líderes empresariales, pero insuficientes.
Paulo Skaf, presidente de la Federación de las Industrias de Sao Paulo, dijo que faltaron medidas para contener los gastos públicos corrientes y será necesario "profundizarlas" y hacer un seguimiento de su cumplimiento para obtener efectivamente un crecimiento de cinco por ciento.
"Puede tener éxito, si todos los sectores apoyan el programa", indicó a IPS Raul Velloso, economista experto en cuentas públicas, aún a la espera de detalles sobre las medidas para estimar su verdadero impacto en los gastos público.
Para estimular inversiones privadas en algunos sectores, como la industria de semiconductores, de computadoras y de equipos necesarios a la implantación de la televisión digital en Brasil, el gobierno los eximirá del pago de algunos impuestos. El ministro Mántega estimó en 6.600 millones de dólares la renuncia impositiva en este año y casi el doble a partir de 2008.
Además, el gobierno anunció una fórmula para asegurar a los funcionarios de la administración central un aumento salarial de 1,5 por ciento al año, más la corrección por la inflación.
También el sueldo mínimo nacional tendrá reglas fijas de aumento, acompañando el crecimiento de la economía, hecho que amplía los gastos del sistema de previsión social, ya que 16 millones de jubilados y pensionistas ganan el salario mínimo.
El ministro aseguró, sin embargo, que el PAC no afectará un equilibrio de las cuentas gubernamentales, sino que reducirá el déficit público, que prácticamente será eliminado en 2010.
Una gran parte de los economistas consideran al gasto público corriente, como los salarios de funcionarios y los previsionales, la principal traba del crecimiento económico de Brasil. Por eso condenan el PAC por no incluir medidas efectivas al respecto y una reforma del sistema de jubilaciones y pensiones.
El presidente Lula anunció la creación de un Foro Nacional sobre Previsión Social, para que la sociedad decida sobre el futuro del sistema, cuyo déficit alcanzó casi al equivalente de 20.000 millones de dólares el año pasado.
Gobernadores y alcaldes criticaron también la forma de elaboración del PAC, sin consultarlos, aunque varios de ellos se declararon satisfechos por proyectos de energía y transportes que beneficiarán sus distritos.
Para buscar el apoyo de los gobernadores, necesarios incluso para la aprobación parlamentaria de las medidas, Lula se reunió el 6 de este mes con los mandatarios estaduales.
Las medidas del PAC ya eran esperadas y muchas fueron anunciadas anteriormente, siendo previsible que no tendrían énfasis en el ajuste fiscal, reconoció Velloso, un crítico del aumento del gasto público y del aumento de la carga tributaria, que en Brasil ya alcanza a 39 por ciento del producto interno bruto, el más elevado de América Latina y similar al de los países de mejores programas de bienestar social.
Pero el programa tiene alguna consistencia y "puede tener éxito" si sus medidas son bien acogidas por los agentes económicos y van teniendo desempeño satisfactorio, generando adhesiones y sinergias, evaluó Velloso.