Tras 52 días preso, recuperó la libertad Fredy Muñoz, corresponsal en Colombia del canal de televisión Telesur, con sede en Caracas. Empero, aún afronta el riesgo de nuevos montajes judiciales o incluso de un atentado contra su vida, a juzgar por antecedentes en casos considerados similares.
Tras una apelación de la defensa, la fiscalía en segundo grado concluyó que "las pruebas son inconsistentes", dijo a IPS Tito Gaitán, abogado de este periodista colombiano de 36 años, acusado de poner bombas y dirigir en la septentrional ciudad de Cartagena de Indias las milicias de las guerrillas izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La medida de detención contra Muñoz fue revocada y se ordenó la libertad incondicional. Pero "el proceso sigue abierto", explicó Gaitán, aunque el siguiente paso legal es su cancelación.
La decisión fue notificada este martes a las 8:30 de la mañana hora local (13:30 GMT) por un fiscal de segunda instancia en Cartagena de Indias, y dos horas después se hizo efectiva.
Pero pasado también un par de horas de que recobró la libertad, la cárcel donde Muñoz estuvo preso, en la vecina ciudad de Barranquilla, fue visitada por funcionarios del servicio de inteligencia DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) que indagaban por el paradero del periodista.
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Los agentes presionaron "a los directivos de la cárcel para que les dieran las direcciones donde yo podría estar, visiblemente enojados porque yo había salido en libertad", dijo Muñoz telefónicamente a IPS.
"Eso es algo que dispara las alertas", agregó el corresponsal de Telesur, la emisora latinoamericana de televisión para abonados encabezada por Venezuela, principal accionista, y con capital estatal de Argentina, Cuba y Uruguay.
"No sabemos por qué razón ni cuál es la motivación de ese tipo de conducta y averiguaciones. Pero han estado allí indagando por Fredy una vez (que) él recuperó su libertad", advirtió el jurista.
El DAS e Inteligencia de la Armada fueron los que aportaron al proceso contra un tal "Jorge Eliécer", presunto autor de atentados con bombas y miembro de las FARC, una foto de Muñoz, que luego varios testigos, supuestamente ex guerrilleros, identificaron como la misma persona.
"Ellos pueden seguir jugando a meterle (al expediente) prueba prefabricadas y creemos, por lo que ha pasado hasta el momento, que eso va a ser así", señaló el defensor.
Para Gaitán, el hecho de que un organismo de Inteligencia siga buscando al periodista, "nos hace temer que la actuación oscura de agencias de seguridad como el DAS y la Infantería de Marina va a persistir y van a pretender revertir esta decisión que ha favorecido a Fredy".
"Ellos podrían hacer otro montaje, abrirle un proceso paralelo o podrían, dentro de este mismo proceso, comenzar a sumarle otro tipo de testimonios de esos agentes de inteligencia que ahora posan de declarantes dentro de procesos judiciales. Para eso hay una nómina que sirve a esas pretensiones y esos intereses", dijo el jurista.
Aunque el abogado aclaró que sus temores son apenas "una expectativa, una probabilidad, una conjetura".
Ahora, Muñoz puede moverse dentro de Colombia "sin ninguna restricción". "Para abandonar el país sí requeriría una autorización especial por parte de la fiscalía", explicó Gaitán.
La preocupación para que Muñoz salga de inmediato de la región caribe donde se encuentra está relacionada con el asesinato, en septiembre de 2004 en Barranquilla, del catedrático Alfredo Correa de Andreis, semanas después de salir libre tras haber sido detenido en un caso considerado similar al del periodista de Telesur.
El abogado Gaitán sólo quiere trazar similitudes parciales en ambos casos. Según su concepto, se trata de procesos generados por el DAS, que han sido tramitados por funcionarios judiciales con asiento en la costa del mar Caribe, "muy ligados al entramado de inteligencia militar y de los organismos de seguridad", y "la naturaleza de las sindicaciones son parecidas".
Mientras a Muñoz le fue revocada la medida de aseguramiento, a Correa de Andreis se abstuvieron de dictársela y después de un mes preso recuperó la libertad.
Pero en lo que más aspira el jurista Gaitán a que se mantenga la diferencia es en el desenlace, "un riesgo extra procesal" que ha tenido antecedentes, "no sólo con el profesor Correa de Andreis, sino con otras muchas personas que han recuperado de manera provisional o definitiva la libertad y han sido asesinadas".
"Aquí también subsiste ese riesgo y habrá que tomar medidas para neutralizarlo", agregó.
Muñoz, por su parte, recordó a IPS que uno de los testigos contra Correa de Andreis actúa también como tal en su propio proceso.
"Estamos contentos. Al menos las cosas se están aclarando positivamente, dijo a IPS por teléfono celular poco antes de las 17:00 hora GMT Alcira Arnedo, esposa del periodista, desde la vía Cartagena-Barranquilla y antes de encontrarse con Muñoz.
Arnedo informó que la pareja ha considerado en estos días el escenario del exilio. La idea entristece a Muñoz, aunque afirma que seguirá trabajando porque "esto, lejos de amedrentarnos, nos ha fortalecido más".
¿Qué le duele dejar en Colombia a este reportero con 12 años de oficio, calificado para IPS por su director Aram Aharonian como "buen periodista", "acucioso", "valiente", que llegó a ese canal "por necio, porque quería trabajar en Telesur, llevó sus trabajos a Caracas y eran buenos, entró como corresponsal en Cartagena y después le ofrecimos ser corresponsal en Bogotá"?
"Me duele dejar la corresponsalía tal y como está. Porque yo sé que veníamos haciendo un trabajo por lograr que muchas voces que no están siendo escuchadas se escucharan a través de Telesur", respondió Muñoz.
"Me duele dejar procesos campesinos que no tendrían entonces mi solidaridad y el canal de comunicación que es Telesur.
"Me duele dejar procesos como el de los indígenas en el sur colombiano, procesos como el de las negritudes en el occidente, procesos como el de las organizaciones de trabajadores en todo el país, en medio del tipo de gobierno que nosotros tenemos hoy y en medio de la situación que estamos viviendo", agregó, antes de urgir el fin de la entrevista para no ser ubicado electrónicamente por servicios de inteligencia.