El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, tiene razones para regresar satisfecho a su país, pues lleva en su equipaje alianzas establecidas o renovadas con países de América Latina y el Caribe, la región a la que su enemigo, Estados Unidos, por décadas consideró su «patio trasero».
"Son vecinos de Estados Unidos, pero los pueblos están hartos de la política estadounidense. Yo pregunto si el señor (presidente George W.) Bush está dispuesto a echar un vistazo o viajar a estos países", se ufanó el mandatario iraní al cerrar en Quito un breve periplo por la región, que le llevó previamente a Caracas y Managua.
El nuevo club de amigos de Irán se compone de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, ésta última la gran puerta para la entrada de Ahmadinejad. Estos países se destacan por tener los presidentes más radicales de izquierda o con discurso fuerte, en una región que se ha dotado de una decena de gobiernos de esta corriente ideológica en lo que va de década.
Admadinejad y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se llaman "hermanos", se han visitado tres veces en el último semestre, han firmado unos 40 documentos de cooperación y establecieron un fondo de 2.000 millones de dólares para proyectos conjuntos. Fábricas binacionales de tractores, automóviles y otras industrias están en marcha.
Irán y Venezuela son fundadores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y favorecen que este grupo recorte su oferta al mercado internacional para apuntalar los precios. Caracas, con La Habana, ha respaldado en el Organismo Internacional de Energía Atómica el derecho iraní a desarrollar su programa nuclear, a contravía de lo dispuesto por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Admadinejad comenzó el 12 de enero en Caracas las críticas al mundo rico occidental: "La raíz de todos los problemas es la dirección incorrecta de los países avanzados", señaló, al tiempo que felicitó a los venezolanos por haber reelegido a Chávez en diciembre para un nuevo mandato sexenal, que comenzó este mes.
Chávez proclamó que Irán y Venezuela "seguirán actuando como uno solo". "Es tan profunda la relación entre nuestros pueblos, que podemos decir hoy que somos una misma gran patria; en el fondo, una sola revolución", añadió.
El presidente iraní viajó también a Managua, donde el día 10 asumió como nuevo presidente Daniel Ortega, quien ya gobernó ese país entre 1985 y 1990 a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que estableció lazos con Teherán cortados por los gobiernos derechistas de Nicaragua en los últimos 16 años.
En una barriada de Managua, Ahmadinejad proclamó que "Irán, Nicaragua, Venezuela y otros países revolucionarios estamos juntos en esta lucha y resistiremos juntos. Si nos unimos, podremos liberarnos de la opresión y de la pobreza".
"Al imperialismo no le gusta que nos ayudemos, que progresemos y desarrollemos nuestros países, pero que el mundo entero sepa que estaremos juntos", agregó al ofrecer a Nicaragua ayuda en programas de electrificación, dotación de maquinaria agrícola, productos petroquímicos y otros bienes, por un monto no especificado.
En Managua le precedieron, con discursos antiimperialistas en actos de masas, Chávez y el mandatario boliviano Evo Morales, a quienes el líder iraní volvió a encontrar en Ecuador el lunes, en la toma de mando presidencial del economista de izquierda Rafael Correa.
"El sistema del liberalismo ha llegado en el mundo al final del camino, y debemos prepararnos para los cambios", proclamó allí Admadinejad. "En ese marco, el pueblo de Irán se ve a sí mismo junto a las naciones vanguardistas, como Ecuador", recalcó.
Correa le aseguró que "en el futuro próximo, la república islámica tendrá un papel privilegiado en la política exterior de Quito", en los campos económico, cultural y comercial, incluido el posible regreso de Ecuador a la OPEP.
En Quito, el gobernante iraní se reunió con Carlos Lage, uno de los vicepresidentes de Cuba, país que también apoya el derecho de Teherán a desarrollar su programa nuclear, con intercambio de expresiones antiimperialistas y de solidaridad, incluida una petición a Dios de parte del líder islámico "por la pronta recuperación" de Fidel Castro.
Ahmadinejad incluso marcó una de las ausencias en Quito, según la prensa de la región, pues el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, se abstuvo de asistir a la investidura presidencial en Ecuador para no encontrarse con él debido a que aún no se ha resuelto la imputación hecha por la justicia del país sudamericano contra dirigentes políticos iraníes por el atentado en 1994 en Buenos Aires contra una sede israelita.
¿Por qué esta presencia en América Latina justo cuando Occidente adopta sanciones contra Teherán? "Es una búsqueda de aliados para compensar el relativo aislamiento de Irán en el propio Medio Oriente", dijo a IPS la politóloga venezolana Maruja Tarre, experta en relaciones externas de los países de la OPEP.
"Incluso Arabia Saudita, más bien discreta en política exterior, ha advertido a Washington que, si no se frena la influencia chiíta-iraní sobre Iraq, Riad se verá forzada a respaldar de algún modo la insurgencia sunita" en el país mesopotámico, desangrado por la virtual guerra civil entre sus comunidades chiíta y sunita tras la invasión de Estados Unidos.
Dentro del propio Irán, Admadinejad "no tiene un respaldo tan vasto, según muestran los últimos comicios locales", recordó Tarre, "y por eso busca una proyección internacional en el Sur en desarrollo, para lo cual le viene como anillo al dedo la coincidencia, por propósitos similares, del gobierno de Chávez" .
El diario reformista Etemad Melli, de Teherán, criticó la gira de Ahmadinejad "mientras Estados Unidos nos rodea, su fuerza aeronaval más importante está en el Golfo Pérsico (o Arábigo) y nuestras relaciones con los países árabes de la región, especialmente Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, se vuelven más distantes".
"Mientras (la canciller estadounidense) Condoleezza Rice, con el informe sobre la cuestión nuclear en la mano, lleva a cabo consultas con los vecinos de Irán, el presidente canta la victoria del socialismo en América Latina al lado de los hijos espirituales de Simón Bolívar y de los amigos de Fidel Castro", prosiguió el rotativo.
"Esos amigos de izquierda son buenos para charlas de café, pero no para determinar nuestras prioridades en seguridad, política, relaciones internacionales o economía", agregó Etemad Melli.
Los izquierdistas latinoamericanos, en cambio, en el Congreso Bolivariano de los Pueblos, que reúne a movimientos políticos identificados con Chávez, Morales, Castro, Ortega y ahora Correa, ha destacado desde 2003 la necesidad de aliarse con gobiernos antiimperialistas del mundo árabe-musulmán", recordó a IPS el analista Alberto Garrido, autor de una docena de libros sobre la revolución chavista.
Chávez "ha desarrollado con éxito la acumulación de fuerzas en su estrategia de buscar un mundo multipolar", apuntó Garrido, para quien "pronto aparecerá en escena la respuesta de sus adversarios, con Estados Unidos a la cabeza".
Tarre, quien cumple una estadía académica en Washington, destacó en cambio que, en Estados Unidos, en la última semana "ha habido una falta de atención impresionante para con esta visita de Ahmadinejad a América Latina". "Ha pasado desapercibida", puntualizó.
Lo atribuye a que, "en política exterior, Washington pareciera trabajar en compartimientos estancos. Se niega a ciertas discusiones o diálogos con Irán por la gravedad de la amenaza que percibe, pero el arribo de su presidente al vecindario pareciera no despertarle resquemor".
Admadinejad insistió, al dejar América Latina con escala en Argel, que Teherán "ya ha tomado las medidas preventivas pertinentes para dejar sin efecto las sanciones ilegales de Estados Unidos (en represalia por su política nuclear) y desde hoy Norteamérica se va a ver con numerosos problemas en su enfrentamiento con la república islámica".