El parlamento de Italia deberá sopesar la presión de la opinión pública en las próximas semanas, cuando decida si extiende por otros seis meses la presencia militar de este país europeo en Afganistán.
Cincuenta y seis por ciento de los italianos entrevistados para una encuesta publicada el martes en el diario La Repubblica, de Roma, quieren que los soldados de su país abandonen Afganistán. Apenas 37 por ciento prefieren su permanencia en esa nación de Asia central.
Un asunto local influye en esa decisión. El primer ministro Romano Prodi dio esta semana su respaldo a la ampliación de una base aérea estadounidense en la nororiental localidad de Vicenza, que sumará 1.500 efectivos a los 2.750 ya residentes en el poblado.
Molestos, los aliados de extrema izquierda de la gobernante coalición centroizquierdista exigen ahora la retirada de los soldados de Afganistán.
El año pasado, los efectivos militares italianos en Iraq fueron retirados. En el caso de Afganistán, el parlamento en Roma vota cada seis meses la extensión de la permanencia de las tropas.
[related_articles]
El gobierno centroderechista que encabezaba Silvio Berlusconi, derrotado en las urnas en abril pasado, habilitó la expansión de la base aérea de Vicenza, a la que se opone la mayoría de los habitantes de la localidad.
Considerando la pequeña mayoría del actual gobierno en el parlamento —apenas un escaño de ventaja en el Senado —, un voto en contra de la renovación de la misión militar en Afganistán resultaría en un serio golpe para la coalición de Prodi.
Italia apoya a la Fuerza de Asistencia de la Seguridad Internacional en Afganistán, dirigida por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con alrededor de 1.800 soldados.
La opinión mayoritaria en contra de la presencia de soldados italianos asciende a 64 por ciento entre quienes se declaran votantes de L'Unione (La Unión), la coalición gobernante. Esta proporción es aún más elevado entre quienes apoyan a los partidos de izquierda: 85 por ciento.
Aliados comunistas y verdes culpan al gobierno de Prodi por atenuar el mensaje "pacífico" de la centroizquierda en la campaña electoral de 2006. En una visita oficial a Turquía esta semana, Prodi rechazó estas acusaciones.
"Nuestro compromiso en Afganistán no es un compromiso de guerra", dijo. Los soldados italianos no han sido desplegados en las conflictivas ciudades de Kabul y Herat, o en el frente de batalla contra Talibán, movimiento islamista que gobernó al país entre 1996 y 2001, y eso no cambiará, aseguró Prodi.
"No habrá un aumento de tropas, pero respetaremos nuestros compromisos", aseguró Prodi.
El general David Richards, comandante de la fuerza de la OTAN en Afganistán, dijo al periódico The Guardian el lunes que necesitaba más tropas en Afganistán.
Aparentemente no procederán de Italia, incluso en caso de que este país europeo no se retire totalmente.
"Comparto la preocupación por la situación cada vez más difícil en Afganistán, pero Italia no puede decidir unilateralmente su retirada de Afganistán unilateralmente. Una retirada es imposible en este momento", dijo el jueves el ministro de Relaciones Exteriores, Massimo D'Alema.
"Nuestro país pagaría un alto precio en términos de credibilidad y aislamiento de la comunidad internacional", aseguró.
A quienes piden al menos un cambio en la estrategia en Afganistán, D'Alema responden que el gobierno "aumentará la presencia civil y se comprometerá con la organización de una conferencia internacional de paz sobre Afganistán a celebrarse en octubre en Roma".
"Esa es una buena noticia", dijo a IPS Sergio Marelli, presidente de la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales. "De nuevo, y por segunda vez, el gobierno está hablando sobre cooperación civil."
El gobierno italiano había asignado en 2006 unos 30 millones de euros para un año de actividades de cooperación con Líbano, donde lidera la misión de paz Unifil 2.
"Esto significa que una cultura no militarista se está ampliando, y esto es también gracias a que organizaciones de la sociedad civil siempre reiteran que la intervención militar no es una solución", se congratuló Marelli.
"Lo que esperamos ahora es un seguimiento coherente de esta promesa, es decir, la creación de un fondo específico para iniciativas civiles, y que los soldados no se trasladen al sur de Afganistán, donde las fuerzas internacionales tienen un claro mandato ofensivo", agregó.
Los comunistas y el Partido Verde también aplaudieron el anuncio de la limitación del papel militar de Italia. Pero quieren más.
"Pretendemos que el decreto sobre la prolongación del mandato establezca un plazo para la retirada, o votaremos en contra", dijo a IPS Paolo Cento, subsecretario de Economía y miembro del Partido Verde.
"Una fecha plausible para que Italia abandone Afganistán sería diciembre de 2008, no después", declaró.