La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que el golpe de Estado de esta semana en Fiji, el cuarto desde 1987, pone en riesgo el estatus de las tropas de ese país en las misiones de paz.
"Fiji realizó una valiosa contribución a las operaciones de mantenimiento de paz de la ONU", declaró el martes el portavoz del foro mundial, Stephane Dujarric.
Pero el golpe militar, liderado por el comandante Voreqe Bainimarama, puede tener un efecto negativo en el futuro despliegue de tropas fijianas en misiones de la ONU, señaló el portavoz, quien acotó que sus declaraciones no debían considerarse una amenaza.
Fiji contribuyó con efectivos a muchas misiones de la ONU y otras de carácter multilateral, aunque no organizadas por el foro mundial, en Afganistán, Kuwait, Líbano, Ruanda, Somalia, Timor Oriental y Zimbabwe.
Además, ese país envió tropas a Iraq para garantizar la seguridad del personal de la ONU en Bagdad y contribuyó con una fuerza al mando de Australia para restaurar la paz en Islas Salomón en 2003.
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"No se discute el retiro del personal fijiano (existente) de las misiones de paz", declaró Dujarric cuando se le preguntó si iban a prescindir de los 275 efectivos que están en servicio.
Pero los efectivos fijianos son ínfimos comparados con los 10 mayores contribuyentes, Pakistán (9.790), Bangladesh (9.655), India (9.276), Jordania (3.819), Nepal (3.522), Ghana (2.674), Uruguay (2.583), Etiopía (2.568), Nigeria (2.429), y Sudáfrica (2.077).
Pero en comparación con la población del país, menos de un millón de habitantes, esa cifra es significativa.
Por ejemplo, Pakistán, con una población de más de 165 millones, tiene 9.790 soldados, y Bangladesh, con más de 147 millones de habitantes, tiene 9.655.
Mientras, en Iraq, unos 19 guardias fijianos empleados por la empresa de seguridad privada ArmourGroup fueron asesinados este año, ocho de ellos en un lapso de apenas dos semanas a fines de abril y principios de mayo.
Dujarric también señaló que los efectivos fijianos realizan un "trabajo admirable" protegiendo al personal de la ONU en la conflictiva Bagdad.
Pero el golpe de Estado que derrocó al gobierno electo democráticamente "dañará la reputación de Fiji" y también tendrá consecuencias negativas para el rol de ese país en la comunidad internacional.
El golpe también fue condenado por la Unión Europa, de 25 miembros, y la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonweatlh), que reúne a medio centenar de ex colonias de Gran Bretaña, el que posiblemente suspenda la pertenencia de Fiji.
El secretario general de la ONU, declaró el martes su "total" repudio a la toma de poder de los militares.
Annan, quien termina este mes dos periodos de mandato de 10 años, pidió la "inmediata restauración de la autoridad legítima en Fiji y el retorno de un gobierno constitucional en forma pacífica y dialogada".
También valoró los esfuerzos del Foro de las Islas del Pacífico y de otras instituciones regionales e internacionales hacia el mismo fin, con quienes trabaja para resolver la crisis.
Tras casi dos meses de tensión política, Bainimarama asumió el control del país derrocando al gobierno democrático del primer ministro Laisenia Qarase.
El portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos Sean McCormack anunció el martes que su país suspendería inmediatamente la asistencia oficial a esa nación del Pacífico.
"Condenamos la actitud del general Bainimarama", declaró McCormack.
"No creemos que sea irreversible, y esperamos que las fuerzas que han tomado el control del gobierno fijiano renuncien e instituyan un gobierno constitucional", añadió.
Según documentos de la cancillería, Estados Unidos otorgó asistencia por 248.000 dólares al ejército fijiano en 2005, cifra que se elevará a 495.000 al cabo de este año pero que, según las previsiones, caerá a 250.000 en 2007.
Estados Unidos también suministró unos 268.000 dólares a Fiji en capacitación militar en 2005. El monto estimado para 2006 es de 248.000 dólares, e idéntica cifra para 2007.
Tras el golpe de mayo de 2000, Washington suspendió su ayuda pero la reanudó en septiembre de 2003, cuando se "resolvieron diferencias políticas entre las comunidades étnicas de acuerdo con la Constitución de Fiji", según el informe del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense de este año.
"Los intereses estadounidenses en Fiji incluyen promover gobiernos democráticos y estables, prosperidad económicas facilitando el comercio y las inversiones y respaldar los esfuerzos para la apertura de los mercados".