Las sanciones impuestas a Fiji por las naciones occidentales tras el golpe militar de comienzos de mes puede volcar a la isla en busca de apoyo de China, cada vez más influyente en Oceanía.
Las sanciones se dirigen contra los que tomaron el poder el 5 de este mes y no contra el país, y distancian al régimen de sus tradicionales socios comerciales, Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Nueva Zelanda, dijo a IPS Ganesh Chand, profesor de economía de la Universidad del Pacífico Sur.
El experto puso el ejemplo de los anteriores golpes de Estado en Fiji, perpetrados en 1987 y 2000. Las sanciones impuestas entonces llevaron a los golpistas a cortejar a China y Japón en busca de inversiones y nuevos mercados de exportación.
El comandante de las Fuerzas Armadas, Frank Bainimarama, el nuevo líder golpista, ya arremetió contra Australia y Nueva Zelanda advirtiéndoles contra todo intento de intervención militar.
Además, dirigió señales de amistad hacia China, que sostiene una diplomacia agresiva en Oceanía, donde estuvo de visita el año pasado.
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Las acciones contra Fiji pueden verse limitadas por la aspiración de Occidente de no causar daños definitivos a las relacionales comerciales y a sus importantes inversiones en el país, según Chand.
Para el experto, al igual que para muchos otros observadores calificados, Estados Unidos mira con recelo la creciente influencia china en Oceanía.
Australia y Nueva Zelandia interrumpieron la asistencia prevista a Fiji para 2006-2007, de 602 millones de dólares, así como la ayuda militar, y prohibieron a los golpistas ingresar a sus territorios.
Esa actitud provocó el enojo del primer ministro Jona Senilagakali, nombrado por los militares de Fiji, quien anunció que el régimen trataría de aumentar sus vínculos con otras naciones asiáticas.
"Ya lo hicimos en 1987 cuando viajé con el ex primer ministro Kamisese Mara a países de la región", recordó Senilagakali.
El gobierno interino de Mara (1987-1990), respaldó el intento de Japón de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
En ese mismo periodo, Beijing y Tokio prestaron asistencia a las Fuerzas Armadas fijianas. En el caso de China, su aporte ascendió a 1,8 millones de dólares.
Además, Fiji también reforzó su vínculo comercial y político con Malasia.
Las relaciones forjadas por las dictaduras resultaron duraderas.
Las exportaciones europeas a Oceanía, y en especial a Fiji, experimentaron en los últimos 20 años un descenso significativo, dijo Chand a IPS.
"Lo atribuyo más al acelerado crecimiento de las economías asiáticas, capaces de competir con la mayoría de los bienes de consumo europeos, que al resultado de un cambio de política deliberado", sostuvo.
"Después de todo, los importadores pertenecen al sector privado y buscan el mejor precio, que desde hace tiempo ofrecen las naciones asiáticas", explicó.
Australia y Nueva Zelandia restablecerán relaciones plenas una vez que se celebren elecciones democráticas, lo cual, según el primer ministro interino, podrá ocurrir sólo dentro unos dos años.
Mientras, esos países mantendrán distancia del régimen militar mediante "sanciones inteligentes" a sus integrantes, pero es poco probable que impongan castigos económicos a todo el país ya que podrían perjudicar sus intereses empresariales e inversiones.
Las exportaciones australianas a Fiji, de más de 600 millones de dólares por año, representan más de 46 por ciento del total de importaciones de la isla.
En tanto, las importaciones australianas desde Fiji rondan los 400 millones de dólares por año (23 por ciento del total), lo cual convierte a Australia en el principal destino de bienes de la isla.
Poderosos grupos de presión empresariales se opusieron a las sanciones comerciales y, en el sector turístico, donde australianos y neozelandeses tienen depositados grandes intereses, ambos países van a ser "muy cautelosos", señaló Chand.
"El principal daño económico procederá de los asistentes de viajes oficiales", indicó Chand.
"Eso afectará el turismo individual y el que generan las conferencias. Pero si la ley y el orden no son un motivo de preocupación, la industria turística los desafiará", añadió.
La principal fuente de divisas extranjeras de Fiji es el turismo, que en 2005 atrajo un récord de 549.000 turistas.
Australia quiere mantener su estatus de potencia clave en la región y le preocupa la influencia y los intereses crecientes de China en la región.
Los diplomáticos australianos estiman que hay más funcionarios chinos en Oceanía que de otros países, pese a que Australia tiene más misiones.
El flujo de diplomáticos chinos se correspondió con el de empresarios de su país, y también algunos por actividades ilegales, según John McFarlane de la Academia de la Fuerza de Defensa Australiana.
Se registraron más de 3.000 empresas privadas o estatales chinas en esta región, añadió.
Fiji es una de las naciones insulares de Oceanía que adoptaron una política favorable a China y establecieron vínculos estrechos con Beijing.
Eso propició un aumento significativo de la asistencia y la inmigración chinas.
A la larga, Estados Unidos, deseoso de reducir la influencia de ese país, enviará un duro mensaje a Australia acerca de que su política de distanciarse de las instituciones y de la población de Fiji no está funcionando, según Chand.
De hecho, ya comenzó, en forma indirecta, con los informes de su Departamento de Estado (cancillería), añadió.
***** + FIJI: La confusión reina tras golpe militar (https://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39550) + NACIONES UNIDAS: Cascos azules fijianos en el limbo (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39561)